Jessica McClure y Alfredo Rampi: dos historias con diferente final
Rescate Julen Málaga | Otros casos
Una bebé de 18 meses, cayó en 1987 a un pozo de 20 centímetros de diámetro; su rescate duró 58 horas
En Italia, un niño de tres años quedó atrapado a 80 metros de profundidad
Desde que saltara la noticia de que el pequeño Julen había caído por un estrecho y profundo pozo de Totalán–de 110 metros de profundidad y apenas 25 centímetros de diámetro–, y quedara patente la complejidad de un rescate sin precedentes en España, se han buscado otros casos similares que pudieran servir de guía. Hay, al menos, dos: uno en Estados Unidos y otro en Italia.
El primero de ellos es el caso de Jessica McClure, una bebé de Texas que, con poco más de 18 meses, cayó en un pozo de agua abandonado mientras jugaba con otros niños en el patio de la casa de un familiar. Era el 14 de octubre de 1987, y todavía nadie se explica cómo la pequeña acabó colándose por ese agujero de 20 centímetros de diámetro, hasta caer a unos siete metros debajo de la superficie, desde donde sus padres podían escuchar el llanto de la niña. En ese caso, policías y bomberos decidieron perforar un pozo paralelo para rescatar a Jessica McClure, pero lo que al principio parecía fácil, resultó complicarse demasiado por la dureza del terreno.
Al final, fueron 58 horas de rescate en las que el mundo contuvo el aliento por ella, horas que según recordaba hace unos años un artículo del diario argentino Clarín, llevaron a un presidente estadounidense a afirmar que todo americano era padrino y madrina de “Baby Jessica”. Un extenuante rescate que acabó con un final feliz y que, por ello, se convirtió en todo un milagro televisado.
Unos años antes, en junio de 1981, en Italia sucedió un accidente similar, pero con distinto desenlace. En esa ocasión, al pequeño Alfredo Rampi no fue posible salvarlo. ‘Alfredino’, como lo bautizó el país, quedó atrapado a 80 metros de profundidad, en un pozo de unos 30 centímetros de ancho.
Durante más de setenta horas de luchó por rescatarlo con vida, pero los esfuerzos de los equipos de emergencia resultaron inútiles. Cuando llegaron hasta él, Alfredo Rampi aún estaba vivo, hablaba y pedía a su madre que lo sacara de allí. Pero no logró resistir. Lo ocurrido con ‘Alfredino’ generó un sentimiento de rabia y de impotencia que inundó al país italiano, que vivió uno de los acontecimientos más angustiosos que se recuerdan.
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