La respuesta del Guadalmedina ante una tromba de agua como la de Valencia
Las primeras conclusiones de investigadores de la UMA que estudian la incidencia en Málaga de unas precipitaciones similares a las de la DANA
Málaga defiende su plan para el Guadalmedina: "Si lloviera como en Valencia, habría que subirse en los puente plaza para no ahogarse"
Después de la reciente DANA, un grupo de investigadores del Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga (UMA), compuesto por José Damián Ruiz Sinoga, Paloma Hueso González y José Antonio Sillero Medina, han decidido simular los eventos torrenciales registrados en la DANA de Valencia, en el entorno de Málaga, a fin de establecer escenarios de futuro.
Los académicos aseguran que la idea partió del propio alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que se formuló la pregunta y ellos, rápidamente, aceptaron el reto. Sobre todo después de que este lunes la concejal de Sostenibilidad, Penélope Gómez, expusiera que esos cálculos estaban hechos y que una situación similar a la valenciana no podría repetirse en Málaga: "Jugamos en otra liga", llegó a manifestar. Defienden que, en realidad, tampoco nos encontramos ante una situaicón novedosa. Tras las inundaciones de 1989, una de las patas del posterior Plan de Defensa de Málaga Contra Inundaciones, era la solución forestal. A raíz de aquellos episodios, el catedrático Ruiz Sinoga coordinó a un equipo de geógrafos e ingenieros de Montes en lo que se denominó posteriormente el cinturón verde de Málaga, idea también recogida en el Plan Alicia del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU).
Para el actual estudio, cuyo fin es su publicación científica, los investigadores afirman que han utilizado información de la red SAIH referida a precipitación cincominutal y horaria, más toda una serie de datos relativos a las características hidrográficas y eco-geomorfológicas de las cuencas afectadas. La información ha sido tratada mediante el uso de Sistemas de Información Geográfica y de los módulos HEC-Geo.
Este periódico les ha trasladado las principales interrogantes que han surgido a raíz de lo sucedido en Valencia y a continuación reproduce las respuestas por escrito que ha recibido de estos profesores de la UMA.
¿Qué sucedería en Málaga si lloviera igual que en Valencia?
Como resultados preliminares hemos de decir que, dentro incluso de la excepcionalidad, es bastante improbable que se produzca una precipitación similar, puesto que la termodinámica del Mediterráneo en el mar de Alborán es diferente. Sin embargo, un principio básico de hidrología dice que dos caudales similares pueden ser generados por diferentes eventos pluviométricos, dependiendo de las características eco-geomorfológicas de las cuencas receptoras. Es decir, consecuencias similares a las de Valencia se pueden producir aquí con bastante menos precipitación. Y este es el problema real de nuestro entorno. La realidad nos ha mostrado que precipitaciones de periodos de retorno comprendidos entre los 20 a 30 años [los periodos de retorno son un modelo por el cual se calcula la lluvia máxima que se debería producir dentro de una horquilla temporal concreta, por ejemplo, cada 30 años debe precipitar una vez 100 litros en un punto concreto] , están generando caudales de avenida de los 100 años. Por tanto, hay que repensar y redimensionar seriamente estos indicadores porque pueden confundir.
Y qué puede suceder con la seguridad del río Guadalmedina
Inicialmente, el trabajo se ha aplicado al río Guadalmedina, que está regulado en la actualidad. Recorre todo su lecho de inundación ya encauzado y en su tramo final, desde el puente de Tetuán tiene una capacidad de evacuación de 600 metros cúbicos por segundo. Sin embargo, a pesar de la presa del Limonero, no está completamente regulado y a dicho cauce acceden toda una serie de cuencas pequeñas, aguas abajo, de unos 25 kilómetros cuadrados de superficie.
La cuenca del Guadalmedina está regulada en gran parte por la presa del Limonero, que según su ficha técnica está realizada de materiales sueltos y núcleo de arcilla y tiene una capacidad máxima de evacuación mediante aliviadero de labio fijo de 614 m3/seg. Es decir, es bastante más pequeña que la presa de Forata que estuvo a punto de desbordarse en los acontecimientos recientes de Valencia, que precisamente no estaba llena justo antes de la DANA. Por cierto, El Limonero ha subido tres hectómetros cúbicos en unas horas.
¿Qué pasa con el cambio en las normas de explotación de El Limonero?
En los últimos años ha habido cierta polémica por la modificación de las normas de explotación, porque hace un par de años las cambiaron [los técnicos de la Junta de Andalucía], bajando el máximo nivel de embalse y reduciendo el alivio de la presa para situaciones extremas de avenidas de 400 m3/seg a la cifra de 150 m3/s, aunque el aliviadero, insistimos, es de 614 m3/seg. Prudencia dicen. Es decir, que a unas malas pueden ser los 150 m3/seg de los actuales técnicos, los 400 m3/seg de los anteriores o los 614 m3/seg de quienes construyeron de presa, que alguna idea de hidrología e hidráulica seguro que tenían. Pero no discutamos. Aceptemos los 150 m3/seg.
¿Y con los arroyos no regulados?
Aceptado este supuesto, en los 25 Km2 de arroyos no regulados aguas abajo hemos de distinguir entre la margen izquierda reforestada, arroyo Hondo, principalmente, de la margen derecha, degradada, arroyo Mendelín, con actuaciones hidrológico forestales recientes, que podrán tener efecto en unos 20 a 30 años. En cualquier caso, se trata de cuencas pequeñas que morfológicamente se conforman en auténticos barrancos.
En función de los parámetros anteriores, los investigadores han establecido cuatro escenarios posibles. En todos ellos aceptan ese caudal de 150 m3/seg generado por el aliviadero de la presa del Limonero:
Escenario1: Para una avenida de un periodo de retorno de 500 años, el río llevaría en su primer tramo (hasta el arroyo de la Virreina) unos 310 m3/seg, en el segundo (hasta el puente de la Palmilla) 377 m3/seg, y desde el puente de Armiñan hasta el final 535 m3/seg. Es decir, muy cerca del límite de su desbordamiento.
Escenario 2: Si simulamos la precipitación de Turís (748 l/m2 en 24 horas, con una intensidad máxima diezminutal de 42 l/m2) el río llevaría en su tramo primero, un caudal pico de descarga de 762 m3/seg, de los que 597 m3/seg sería caudal líquido y 7.203 toneladas serían acarreos y sólidos incorporados. A este caudal habría que añadir el propio de desagüe de la presa, que hemos aceptado los 150 m3/seg. Nos tememos que en este escenario la ciudad colapsa.
Escenario 3: Si simulamos el hietograma [gráfico que expresa la precipitación recogida en intervalos regulares de tiempo] de Chiva (490 l/m2 en cinco horas y una intensidad máxima de 122 l/m2 en 60 minutos) el río llevaría en su tramo primero un caudal pico de descarga de 346 m3/seg, de los que 272 m3/seg sería líquido y 3.422 toneladas serían acarreos. A estos habría que sumar los 150 m3/seg generados por el aliviadero, lo que supone un pico de avenida de 496 m3/seg.
Escenario 4: Si simulamos el hietograma de Santo Pitar [punto en los Montes de Málaga] de la reciente DANA en la provincia de Málaga (156 l/m2 con una intensidad máxima en 60 minutos de 49,8 l/m2) el río llevaría en su primer tramo un caudal pico de descarga de 85 m3/seg, de los que 66 m3/seg sería líquido, y 630 toneladas de acarreos. Considerando el aliviadero de la presa, nos iríamos a un caudal al pico de 235 m3/seg.
¿Y qué conclusiones manejan hasta ahora?
En definitiva, (1) los arroyos aguas debajo de la presa del Limonero y debido a sus condiciones eco-geomorfológicas tienen un carácter torrencial, con un comportamiento hidrológico ante eventos intensos como auténticos barrancos. (2) Esto supone que tienen unos tiempos de concentración muy cortos, entre 14 minutos y 16 minutos, dependiendo de si se trata de la margen derecha o izquierda del Guadalmedina. (3) Así, tras un evento pluviométrico intenso aguas abajo [del Limonero], en apenas un cuarto de hora se puede empezar a concentrar un caudal de avenida, que ya irá laminando hasta la desembocadura a lo largo de tramos de diferente capacidad de evacuación. (4) Dicho caudal, y dependiendo de la intensidad de la precipitación que lo genera, puede llegar a incrementarse hasta un 30% debido a la carga de sólidos, es decir, piedras, troncos, y toneladas y toneladas de suelo, convirtiéndose en tremendamente agresivo.
(5) Las simulaciones para la avenida de los 500 años, ya muestran un caudal en su tramo ultimo próximo a los 550 m3/seg, es decir, casi al límite de la capacidad de evacuación del encauzamiento actual.
(6) Las simulaciones con las precipitaciones máximas constatadas en la provincia, en Santo Pitar, en esta reciente DANA, muestran un rango de caudales soportable por la actual configuración hidráulica del río.
(7) La simulación de la precipitación de Turís (Valencia) en las cuencas no reguladas rebasa los 900 m3/seg lo que supondría el colapso del sistema hidráulico de la ciudad. Lo consideramos muy poco probable dada la termodinámica de nuestro mar de Alborán. Pero dado que se trata de una precipitación medida y no consecuencia de un cálculo probabilístico y, sobre todo, considerando sus catastróficas consecuencias, debe ser tenida en cuenta al menos como referencia.
(8) Sin embargo, la simulación de la precipitación de Chiva, aunque excede al máximo evento registrado en nuestro entorno, las características eco-geomorfológicas de las cuencas torrenciales, pueden potenciar sus efectos hidrológicos, con lo que los picos de avenida calculados sí deben ser muy tenidos en cuenta a la hora de llevar a cabo actuaciones hidráulicas en el tramo final.
Conclusión más importante
Estamos ante un peligro al que está expuesta una importante población, con un riesgo de avenidas cada vez más frecuente en la dinámica actual de cambio climático, lo que debiera traducirse en actuaciones basadas en la prudencia y en el sentido común.
¿Y los puentes plaza sobre el Guadalmedina?
Con todo esto hemos de reivindicar el papel de la Geografía, porque precisamente analiza los procesos territoriales, y es en el territorio donde se han realizado muchas barrabasadas en los últimos tiempos. Es sorprendente, por ejemplo, cómo desde otras disciplinas del conocimiento se ha trasladado la idea de la seguridad de los puentes plaza, cuando la clave debería estar en garantizar la seguridad de una población que está expuesta ante un peligro constatado y en una zona claramente vulnerable. Desde luego, por prudencia, es preferible estar simulando escenarios y sus consecuencias, a estar contando víctimas. Preferimos prevenir a curar. Es ahí donde está la geografía y donde estamos los geógrafos.
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