La revolución comercial de Larios
Sólo cinco negocios se mantienen impertérritos en la céntrica calle de Málaga
Por el camino, se han caído desde cafeterías como La Cosmopolita hasta grandes buques textiles de Inditex como Bershka
Benetton cierra su tienda en la plaza de la Constitución y próximamente se instalará Sephora
Los altos alquileres del Centro de Málaga se cobran otra 'víctima': Bershka dice adiós tras más de dos décadas
Málaga/Desde que Celia Villalobos impulsase la peatonalización de la principal vía de Málaga, calle Larios, mucho ha cambiado tanto su morfología como sus ocupantes. Ya no hay coches ni humos ni aparcamientos. Tampoco camiserías o almacenes regentadas por locales que antaño dieran vida a los bajos de los edificios proyectados por Eduardo Strachan que en los últimos años han visto una absoluta revolución comercial.
En caso de que, emulando en cierta forma la novela de Eduardo Mendoza, Sin noticias de Gurb soltásemos –en vez de un extraterrestre– a un visitante foráneo que conoció calle Larios hace 20 o 30 años en el presente –puede no tomar la forma de Marta Sánchez– apenas conocería hoy día cinco negocios. Cinco comercios que permanecen casi impasibles al paso del tiempo: Farmacia Mata, la pastelería Lepanto, la heladería Casa Mira, el Quiosco Arturo y la Joyería Marcos. El resto, incluso firmas de postín, han caído como los grandes imperios ante la revolución que ha vivido la calle con el paso del tiempo –y el aumento de su coste, claro–.
Las últimas en abandonar el que es sin duda el punto más preciado para cualquier comercio que quiera desembarcar en la ciudad han sido Benetton –que será sustituida por la boutique de cosmética Sephora– y Bershka –perteneciente al gigante Inditex y que ya cambió de ubicación hace algunos años para dejar sitio a la flagship store de Massimo Dutti a la entrada de la calle y cuyo espacio ocupará ahora la joyería de lujo Quera–.
No todo es lujo entre las nuevas incorporaciones a la señera vía, dos de las últimas incorporación al listado de comercio son Captain Candy Shop, una tienda especializada en golosinas y chocolate y con ambientación pirata o Friking, marca de camisetas, sudaderas o calcetines con motivos relacionados con series, películas o videojuegos.
Antes –mucho antes quizá– alguno de esos locales ahora renovados lo ocuparon los grandes almacenes Gómez Raggio, relacionadas con una de las familias con prestancia de la ciudad, pero también –hasta hace no tanto– la cafetería La Cosmopolita, que cerró por la jubilación de su propietario justo en la explosión de la crisis de 2008.
Relacionado también con la hostelería, aunque entrado ya en Plaza de la Constitución, fue muy sonado el cierre del Café Central. Tan ligado a las costumbres malagueñas que tenía en su haber la placa cerámica con los 10 nombres del café malaguita –uno distinto para cada diez por ciento de este líquido que se añade en detrimento de la leche– y que ahora ha pasado a formar parte del haber de la Peña Juan Breva. Ya luce en su frontal su nuevo nombre: John Scott's, un típico pub inglés que llega bajo el brazo de la productora sueca de sidras Kopparberg.
Sin salir de Plaza de la Constitución, cuya transformación ha sido al menos tan importante como la de la calle Larios, se ha conocido en los últimos meses que la esquina que enfrenta al otrora Café Central y que ha ocupado El Corte Inglés durante años –los últimos los ha pasado sin uso, hay que decir–, será ahora el espacio de una boutique de Carolina Herrera.
En la misma esquina de Larios con la Constitución, también tuvo que dejar su sitio por el alto precio del alquiler –se hablaba de 50.000 euros mensuales entonces– la Zapatería Antonio Parriego para dejar sitio a la multinacional de ropa interior, principalmente femenina, Victoria's Secret.
Perfumería Hermanos Espejo también tuvo que llevarse los enseres a otra parte en los bajos que ahora ocupa Stradivarius en Plaza de la Constitución en 2010. Recientemente, además, el edificio fue adquirido por uno de los socios de Freepik, la tecnológica malagueña, para convertirlos en apartamentos turísticos de lujo.
Seguirá cambiando con los años, sin duda alguna, la calle Larios y sus moradores, cada menos autóctonos, como pasa en la mayoría de grandes ciudades. Permanecerá, sin duda, la influencia del Chicago decimonónico que influyó a Strachan a la hora de redondear las esquinas de los edificios y hacer coincidir sus cornisas y balcones, para invitar a pasear, calle arriba y calle abajo, a turistas y residentes. Eso que hace que siga siendo una de las calles más atractivas para comerciantes, firmas y foráneos, no sólo de Málaga sino de España.
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