La revolución oriental en Málaga

Una imagen cada vez más habitual en todos los barrios de la capital son los comercios orientales y sus llamativos rótulos que nos atraen hacia cualquier chollo. Las tradicionales tiendas de Todo a cien, que se convirtieron con la llegada de la moneda única europea en Todo a un euro, están desapareciendo, dando paso en la actualidad a los ya conocidos comúnmente como chinos. Bazares, tiendas de alimentación o de ropa, cualquier zona de la capital escogida al azar tiene una de estas tiendas e incluso varias en una misma calle.

Los comerciantes chinos aprovechan el cierre de negocios para hacerse con locales que no requieren una reforma costosa, haciendo que su instalación sea más rápida. Uno de los últimos casos se encuentra en la zona de Teatinos, donde tras cerrar una agencia de viajes, en poco menos de un mes un comercio de este tipo ya había abierto sus puertas al público. Esta tendencia al alza se hace más palpable en la Carretera de Cádiz, donde el cierre de comercios tradicionales debido a las obras del Metro ha sido más acusado.

La mayoría de estos negocios están regentados por una familia y en sus mostradores atiende la mujer, dedicándose el hombre a la compra de artículos en los grandes almacenes. En el caso de bazares más grandes, el número de empleados aumenta por la extensión del local. Los hay en los que es una pequeña odisea andar entre sus estrechas estanterías y mucho más difícil encontrar algún artículo. Los comerciantes chinos hablan poco español, el justo para entender a los clientes, a pesar de que algunos llevan en España más de diez años, como el propietario del bazar chino del Paseo de los Tilos, que hace un año creó este negocio en Málaga, pero que llevaba más de diez en Madrid trabajando como cocinero en un restaurante chino.

A pesar de que la mayoría de los comerciantes tradicionales aseguran que este tipo de establecimientos no pagan impuestos y que por eso se pueden permitir el lujo de poner los productos más baratos, lo cierto es que sí que están obligados a pagarlos, con la única salvedad de que pueden elegir entre hacerlo en España o en su país. Un acuerdo que España tiene con otros muchos países. El único concierto que la Junta de Andalucía tiene con este tipo de negocios es el de la libertad de horarios.

Por eso, los horarios de apertura son la principal ventaja con la que cuentan a la hora de competir con el resto de comercios. De hecho, la mayoría de sus clientes acuden a ellos porque "siempre están abiertos cuando necesitas algo y tienen las mismas cosas que en otras tiendas", asegura Rocío Rodríguez. En este mismo sentido, José Manuel Díaz dice que "la disponibilidad horaria" es el principal motivo por el que acude a comprar a los bazares chinos. En el Paseo de los Tilos, la tienda de alimentación Qing Tian abre sus puertas desde las 9:00 hasta la 1:00, ya que su dueña reconoce que al mediodía suele incrementar sus ventas de comida, siendo por la noche los jóvenes los que se acercan a comprar. En el bazar Yin Ke Xi de Teatinos, abierto desde hace unos cuatro meses, por el contrario, aseguran que el horario de cierre depende del día y de las ventas que tengan en las primeras horas de la noche.

De todas formas, la crisis no se salta a nadie, por lo que todos los comerciantes de este tipo de establecimientos coinciden en que tienen muy pocas ventas y que prácticamente les salvan los artículos que venden cuando los demás comercios están cerrados. Hong Zhang, que regenta una tienda de alimentación china en la zona de Cruz de Humilladero, asegura que con la crisis "no hay dinero, sólo céntimos" y que si no fuera por el horario tan amplio de apertura tendría que cerrar.