El rico 'patrimonio malaguita'
Opinión | Territorio Comanche
Ante toda esta serie de desatinos, de faltas de respeto hacia el ciudadano, solo cabe preguntarse si realmente en algunos servicios de la Casona se piensa lo que se dice y cómo se dice
Blancos y negros
Es necesario controlar determinadas acciones inadecuadas en la gestión de recursos públicos que acercan al administrado a la sensación de cortijo que tanto rechazo genera, a poco que se tenga algo de sentido común. Durante los últimos gobiernos de la Junta de Andalucía, no sin razón en muchos casos y desde diferentes instancias, se referían dichas acciones, que afectaban también a los problemas territoriales, bajo la denominación de “el régimen”.
Fueron muchos años en el poder bajo una misma administración, quizá demasiados. Los vicios del continuismo, de la permanencia en el poder, sí que tienen muchas repercusiones territoriales, sí que inciden en la dinámica socioambiental de los territorios, y sí que consolidan unas sinergias y unos hábitos cuyo resultado final es el alejamiento de la propia ciudadanía, cuando no el abuso de poder. Gobernar desde la nube. Es decir, lo más alejado de lo que ahora se denomina inclusión y gobernanza, como criterios clave en una buena gestión de recursos.
Y esto viene a cuento porque justo cuando aún los miembros de la Comisión Evaluadora de la Candidatura de Málaga a la Expo27 tenían la tarjeta de embarque en su mano y no había salido su avión de regreso, desde el Ayuntamiento se aclararon públicamente, y desde el área de Medio Ambiente y Sostenibilidad, dos cuestiones claves relativas a la misma.
La primera, vinculada con el hecho de que la expo pivote sobre el concepto de sostenibilidad urbana no presupone que Málaga posea semejante nivel. ¡Qué cosas! ¡Acabáramos! ¡Quien podría pensar que una Exposición Internacional iba a versar sobre su propio lema! Continuando la broma, podría haberse dedicado por ejemplo a la cría del escarabajo patatero en cautividad, a las auroras boreales en zonas intertropicales, o a la navegación circumpolar en el mediterráneo…
La segunda, que parece demostrado, por los comentarios realizados, que el área de Medio Ambiente queda libre de la menor sospecha vinculada con la idea de sostenibilidad urbana. Además, nuevamente, se carga contra quienes opinan respecto a todo lo que no sea aplaudir la ausente apuesta por la sostenibilidad urbana.
Unos vecinos aburridos que se quejan de vicio, y que no comprenden por qué es bueno para la diversidad del ecosistema urbano malagueño que las ratas formen parte del mismo, o por qué los ruidos nocturnos debieran ser contemplados como “patrimonio malaguita”, y que ya quisieran muchos barrios poder disfrutarlos porque eso sí que es indicador de dinerito, y que los malos olores provienen porque son unos guarros que lo tiran todo y poco cuidadosos con su calle, y que vaya usted a saber cómo tendrán su casa. Unos aburridos…oiga.
Digámoslo clarito: en todo esto la Expo27 no es sino una extraordinaria excusa. Una excusa para hacer los puentes-plaza, que nadie ve, incluido el propio alcalde que no lo tiene claro. Una excusa para hacer el cinturón verde, o, mejor dicho, una excusa para poner en algún sitio que, si eso, se va a hacer el cinturón verde de verdad. Una excusa para hacer la manzana verde, ante el pavor de los vecinos que están viendo cómo se las gasta el Ayuntamiento en cuanto peatonaliza una calle o, mejor dicho, en cuanto la privatiza, pero no lo digas porque no podemos satanizar a la hostelería.
Que tiene narices solo decir que en Málaga se sataniza a la hostelería porque unos vecinos se quejan con toda la razón del mundo porque no solo no pueden descansar en sus casas, sino que tampoco pueden acceder a la misma por una ocupación desmedida de la calle. ¿Desde cuándo no sale a la calle esta criaturita? ¡Que alguien le diga que se ha terminado el confinamiento, por el amor de Dios!
Pero mientras llega la excusa, hacemos rascacielos, más rascacielos, no permitimos bosque urbano, se nos dispara el precio de la vivienda, la movilidad sostenible es una entelequia, expulsamos a la población local, destrozamos el paisaje cultural, y todo como excusa para hacer infraestructuras, pero no lo digas, no lo digas alto, sobre todo, no vayas a joderle el festín a algunos, a quienes, sin la menor duda, la excusa vendrá muy bien. Prohibido fastidiar el pelotazo que hay tarta para todos. Sigamos progresando, lo llaman. A los terrenos de la candidatura fueron en helicóptero sostenible, no fuesen a pillar la caravana de las 8:30 o la de las 13:00 y la liamos parda.
Es sorprendente que no se interprete que cuando unos vecinos se quejan de ratas, lo que quieren es que su ayuntamiento active medidas para desratizar, que cuando se quejan de ruido lo que pretenden es vivir en paz y que no se les fastidie el descanso, simplemente aplicando la normativa vigente, que cuando se quejan de exceso de terrazas en zonas públicas, lo que pretenden es poder transitar por las calles de su ciudad, que tendrá que haber un término medio entre la Málaga turística y la de los malagueños que la habitan, que cuando se quejan del precio de vivienda lo que quieren es vivir en su ciudad y no ser propelidos hacia municipios periféricos, que cuando se quejan de malos olores,… etc. Haber estudiado, diría el alcalde.
Ante toda esta serie de desatinos, de faltas de respeto hacia el ciudadano, solo cabe preguntarse si realmente en algunos servicios de La Casona se piensa lo que se dice y cómo se dice, porque mucho nos podemos temer que, con esta estrategia municipal respecto a sus vecinos, y tras este dilatado mandato, no estemos muy lejos en Málaga de empezar a hablar del “régimen” de Paco de la Torre.
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