Rocío y Álvaro, dos malagueños en la cantera de médicos de familia
Dos malagueños que dan sus primeros pasos como MIR en la especialidad afrontan el emocionante momento de pasar de los libros a ponerse frente al paciente
Él se forma en el centro de salud de Miraflores y ella, en el de Vélez sur
Dos de cada tres médicos de familia de Málaga tienen más pacientes asignados de lo pactado
Durante la carrera han diseccionado algún cadáver y han estudiado muchas enfermedades en los libros. Pero ahora toca ponerse delante del paciente; aplicar lo aprendido y examinarse con la prueba más difícil: la de acertar cada día y ser útiles para curar a los demás. Álvaro y Rocío dan sus primeros pasos en la formación como médicos de familia.
Contracorriente, estos dos malagueños han elegido una especialidad que muchos recién licenciados esquivan. De hecho, de los 473 puestos MIR que quedaron vacantes en la pasada adjudicación de plazas, 459 fueron de Medicina Familiar y Comunitaria.
No fue su caso. Ellos son parte de la cantera de la especialidad. Ambos han apostado por esta parcela de la Medicina tan deficitaria en profesionales que permite presuponer que trabajo no les faltará. “Yo tenía claro que quería hacer Medicina de Familia. Fue mi primera opción en el MIR. Simplemente no hice caso a los comentarios sobre cómo está actualmente la Atención Primaria. Habrá que luchar por cambiar eso”, argumenta Rocío Guerrero.
Ella es de Rincón de la Victoria y ya se ha puesto frente a los pacientes. Con su tutor, en la consulta del centro de salud de Vélez Sur. “Es un momento emocionante. Yo no tengo dudas. Llevamos poco más de un mes y estoy convencida de que he elegido bien. Hay mucha carga de trabajo, pero compensa”, sostiene. Dice que optó por la especialidad porque “es lo que he visto en mi casa desde pequeña”. Su tío es médico de familia en Rincón de la Victoria.
Reconoce que siente “nervios y presión”, pero añade que le gusta. “Es la presión de los primeros pasos y también de nuestra autoexigencia. Porque estamos recién salidos de la carrera y nunca habíamos estado delante de un paciente”, admite.
Hasta en la voz se le nota el entusiasmo por este camino que acaba de iniciar. Cuenta que a lo largo de la carrera, en Anatomía, hizo prácticas de la disección de un cadáver, que empolló muchos libros hasta llegar a donde está y que ahora toca seguir andando por una senda que le apasiona.
“Hemos estudiado mucho, pero cada paciente es un mundo. Influye la situación en su casa, su salud mental... Cada uno lleva la enfermedad de manera diferente. No es a, b y c como en los libros. Cada uno es distinto. Por eso es muy importante escuchar al paciente y que se vaya tranquilo”, sostiene.
Formalizó su contrato como MIR el pasado 7 de mayo y al día siguiente estaba, ilusionada, en el centro de salud. Relata también que ya hecho guardias en el hospital de Vélez. No solo se siente feliz de esta etapa que comienza, sino también arropada por los médicos que han recorrido el mismo camino antes que ella. “Empezamos por lo más básico. No nos sueltan a la primera, ni a lo loco. Si tenemos alguna duda podemos preguntar a los adjuntos y también consultamos con otros residentes”, explica.
Oriunda de la Axarquía, trabajando a la vez que formándose en esta comarca , dice que su idea es quedarse en Málaga “o cerca”, aunque admite que “de aquí a cuatro años, quién sabe...”
Álvaro Cortés también forma parte de la cantera de futuros médicos de familia. Y, como Rocío, ya se ha puesto delante de sus primeros pacientes. Está haciendo el MIR en el centro de salud de Miraflores, en Málaga capital.
Admite que se debatió entre diferentes especialidades. Barajó Neurología, Radiología, Medicina Interna y de Familia. Al final, optó por esta última. “Me gusta esta especialidad porque permite cercanía con el paciente y lo aborda de manera integral”, comenta.
Cree que hay varios factores que influyen en que muchos médicos al terminar la carrera no la elijan para hacer el MIR. Entre otros, el tema económico. “Otras especialidades permiten abrir consultas privadas”, señala. Algo menos habitual entre los médicos de familia.
Relata que aún no pasa consulta solo, sino siempre con su tutor, que es quien dirige la entrevista con el paciente. Pero así, estando de apoyo al facultativo responsable, va dando sus primeros pasos en Medicina Familiar, aprendiendo a ser un facultativo de cabecera y quizás también a hacer, en sentido muy amplio, un poco de psicólogo.
Cree que lo peor de la situación de la Atención Primaria es la sobrecarga y que lo mejor es el contacto cercano con los enfermos.
Comenzó el MIRen mayo. Del poco tiempo que lleva en el centro de salud, resalta el buen clima de trabajo que encuentra en el día a día. “Me gusta el ambiente entre profesionales y con los pacientes”, resume.
Todavía no ha hecho ninguna guardia en el hospital. Le falta poco para ello. Le tocan las Urgencias del Regional. “Hay gente que le tiene animadversión a las guardias; a mí me gustan,además se remuneran”, puntualiza.
Es optimista con respecto a su futuro, cuando dentro de cuatro años ya sea especialista. “Creo que encontrar trabajo será fácil porque hay déficit de médicos de familia”, opina.
Él ya tiene algunos planes en mente. Cuando acabe el MIRquiere hacer un máster en estética. Su idea es trabajar por las mañanas en un centro de salud y por la tarde en una clínica. “Mi idea es abrir una clínica y hacer cirugía capilar y tratamientos estéticos”, explica.
Aunque en la primera adjudicación de plazas MIR quedaron vacantes 459 de la especialidad, 2.033 facultativos en España eligieron Medicina Familiar y Comunitaria. Son la cantera, el relevo. Sindicatos y profesionales insisten en que no sólo importa formarlos, sino también retenerlos. Para que haya banquillo y no acaben fuera de su tierra, en otra comunidad autónoma u otro país. Y sobre todo, para que los pacientes tengan cerca de casa un facultativo de cabecera que vele por su salud.
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