De ruta por los castillos de Málaga: revivir el legado de la provincia
Turismo
Muchas fortalezas malagueñas han sido recuperadas del olvido, pero otras ya sólo custodian el silencio
Como en el exitoso programa 'La noche de los castillos' -sin lugar a dudas, los 90 fueron tiempos muchos más humildes-, proponemos una ruta por los castillos de la provincia de Málaga. No están todos los que son, ni mucho menos -como dicen las agencias, habrá ampliación-, pero este breve listado puede servir para que alguien descubra -o redescubra- parte del vastísimo legado patrimonial con el que contamos los malagueños y que a veces parece que no echamos en cuenta.
De hecho, en la provincia de Málaga hay, con mayor o menor grado de presencia, 90 castillos, testigos de la intensidad con la que se ha paseado la historia por un territorio que ha ejercido, y ejerce, de frontera entre reinos, religiones, culturas y continentes.
Y salvo un puñado que ha logrado sobrevivir a las tensiones de los tiempos, la mayoría se encuentra en pésimas condiciones de conservación, permanecen esperando bajo la tierra que los reclamó o son grandes desconocidos sitiados por el olvido. Fortalezas que ya sólo custodian el silencio.
Pero antes de que nos pongamos más intensos, mejor pasamos al listado de estos castillos malagueños:
Castillo de Colomares en Benalmádena
Empecemos este breve repaso por el que posiblemente sea el castillo más freak de la provincia, una construcción muy especial dedicada a Cristóbal Colón y el Descubrimiento de América: el Castillo de Colomares en Benalmádena.
Éste fue un proyecto loquísimo del médico Esteban Martín y Martín, el cual, entre 1987 y 1994, y con la simple ayuda de dos albañiles de Mijas, levantó con sus propias manos este sitio tan especial que sólo podía ser construido en la placa de Petri que es la Costa del Sol.
El doctor Esteban armó este homenaje mezclando diversas influencias arquitectónicas como el estilo neobizantino, neorrománico, neogótico y neomudéjar, los cuales marcaron culturalmente España.
El castillo de Colomares está edificado con los materiales más sencillos: ladrillo, hormigón, piedra natural, madera, y cristal para las hermosas vidrieras de su interior.
El monumento, cuya planta ocupa una superficie de 1.500 metros cuadrados, presenta diversos elementos de la simbología de los Reyes Católicos, referencias al viaje de Colón, así como de las tres culturas presentes en la España medieval: cristianismo, judaísmo e islamismo.
En sus terrenos incluso podemos ver una pagoda china que simboliza la idea original de Colón de alcanzar las costas de Asia.
Pero ahí no acaba la cosa: también alberga en su interior la capilla más pequeña del mundo, que no alcanza los dos metros cuadrados, consagrada a Santa Isabel de Hungría y con imágenes de Cristo moldeadas por el doctor Esteban, un hombre con dos manos, materiales de construcción a porrillo, un sueño y mucho tiempo libre.
Castillo de Turón, en Ardales
Encontramos el castillo de Turón en Ardales -a tres kilómetros de la localidad, remontando el río homónimo-, asomado desde lo alto de su montaña, desde donde lleva siglos vigilando el devenir de la historia.
El nombre de Turón es un apócope de la ciudad ibérica de Turobriga o Turó Briga y corresponde a una de las fortalezas más desconocida de Málaga, pero que últimamente está siendo muy reivindicada.
El castillo de Turón de Ardales nació como una estructura defensiva dicha ciudad ibérica y en el año 713 pasa a manos del dominio mahometano. Más tarde será parte del arco defensivo de la fortaleza de Bobastro creado por Ben Hafsun.
Remozado por los nazaríes granadinos para hacer frente a los cristianos, este castillo sufrió una primera gran acometida en 1333, cayendo finalmente un siglo después ante Gómez de Ribera, el Adelantado, que tomó Turón para los castellanos en 1433.
El Castillo de Turón fue una fortificación extraordinaria, con dos puertas de entrada y un alcázar cuya torre del homenaje controlaba todo el valle. Más de diez torreones y una segunda muralla o barbacana, defendían un espolón calizo casi inexpugnable.
Castillo de la Estrella de Teba
El castillo de la Estrella de Teba es una enorme fortaleza de 25.000 metros cuadrados -una de las de mayores dimensiones de los que se conservan en Málaga-, de planta octogonal y dos recintos amurallados con 18 torres exteriores.
Castillo romano en su primer cuerpo de torres y muros, fue remodelada por los árabes, dominando el curso del río Guadalteba y su campiña, regalando una vista grandiosa de la ciudad y su entorno a aquellos que suben al cerro de la Estrella.
El castillo tuvo un gran protagonismo en época medieval, al ser segunda línea defensiva en la rebelión hafsuní contra el estado cordobés, y en 1328, ya en poder castellano, frente al reino nazarí.
De hecho, el 25 de agosto de 1330 aquí perdió la vida el famoso conde escocés sir James Douglas, portador del corazón del rey libertador de Escocia, Robert "The Bruce", que camino de Jerusalén trataba de ayudar al rey castellano Alfonso XI en la conquista de estas tierras.
Declarado Monumento nacional de interés Histórico-Artístico en el año 193, en la Estrella de Teba todavía se aprecian restos de aljibes, una iglesia y el Alcázar con su torre de cuatro plantas. De hecho, hoy en día acoge un centro de interpretación.
Alcazaba La Fortaleza de Vélez-Málaga
La Alcazaba de Vélez-Málaga, conocida popularmente, como La Fortaleza, se erige sobre un promontorio de 130 metros sobre el nivel del mar y su orígenes se remontan al siglo IX, en tiempos del Califato de Córdoba.
Sin embargo, no será hasta el el siglo XIII que adquiera especial protagonismo para convertirse entre los siglos XIV y XV en una de las fortalezas más importantes del reino nazarí, siendo un enclave administrativo fundamental el que mantuvo Vélez-Málaga durante este tiempo en la comarca de la Axarquía y en el reino nazarí de Granada.
Tras la Reconquista, el litoral se convirtió en una enorme frontera con África desde donde turcos y berberiscos atacaban constantemente la costa andaluza, lo que hizo que la Alcazaba de Vélez-Málaga se convierta en el siglo XVI en sede de la Capitanía General de la Costa, asumiendo el papel de uno de los principales bastiones defensivos.
Tras la ocupación francesa, La Fortaleza fue totalmente olvidada lo que provocó que se desmantelara en busca de materiales de construcción. De hecho, a finales del siglo XIX fue vendida para convertir parte de ella en una cantera de cal.
Por tanto, lo que ha quedado de La Fortaleza es un mínima parte. Ya en 1967 el Ayuntamiento de la localidad acordó adquirirla y desarrolló un proceso de reconstrucción con el que también se salvó su torre del homenaje, que es lo único original que se conserva de la Alcazaba La Fortaleza.
Castillo de Bentomiz, en Arenas
El castillo de Bentomiz, en Arenas, es uno de los castillos más grandes de la provincia y formaba un importante triángulo defensivo junto con los castillos de Comares y Zalia, por lo que jugó un papel importante en el siglo IX durante la revuelta de Ibn Hafsun contra el estado cordobés
Situado sobre el monte al que proporciona nombre, el castillo de Bentomiz disfruta de una amplia vista de Arenas y el resto de la Axarquía.
Constituido por dos grandes espacios, la ciudadela -que ocupaba la zona más elevada en la parte norte-, y otro recinto de mayores dimensiones para albergar a la población y al ganado en momentos de peligro, esta fortaleza se puede comparar con las de Montemayor, Archidona y Zalia, debido también a su asentamiento de trazado irregular. Sin embargo, el castillo de Bentomiz se diferencia de éstos por las técnicas y materiales empleados en su construcción.
Destaca actualmente porque es el único castillo de Málaga que conserva sus almenas originales.
Castillo de Zalia, en Alcaucín
El castillo de Zalia en Alcaucín aparece citado por primera vez como cabeza de distrito de las alquerías circundantes y principal bastión defensivo de la Axarquía en el siglo XII.
Sin embargo, sus restos corresponden a una de las fortificaciones más antiguas que se conocen en la provincia, con elementos que hacen creer que este castillo bien pudiera haber sido construido por los fenicios.
Posteriormente empleado por árabes y cristianos, este castillo toma su nombre de la reina Zalia, que cuenta la leyenda que bajaba a diario al río para bañarse, lo cual es mucho más de lo que se puede decir de algunos usuarios del transporte público.
Su posición estratégica entre el litoral y las altiplanicies granadinas, a través del río de Alcaucín y el bosque de Zafarraya, le hizo jugar un papel importante durante la revuelta de Umar Ibn Hafsun contra el estado cordobés. Con motivo de esta guerra ya aparece citada en el año 909.
Más adelante, en 1485, es conquistado por las tropas castellanas. Aunque se planificó su reforma, parece que no llegó a producirse y sirvió como prisión.
Otra leyenda en torno al castillo de Zalia relata que el primer obispo de Málaga, San Patricio, realizó un viaje a la villa para convertir a sus gentes, pero no logró su propósito. De modo que el Señor, como castigo, hizo que se abriera el suelo y que de él salieran miles de serpientes que durante el día mordían a los habitantes de la región (por la noche, al parecer, se retiraban a descansar las mandíbulas).
Por lo que a los pobladores, ante los constantes picotazos de las divinas sierpes, no les quedó otra que marcharse del lugar y el pueblo permaneció desierto hasta el día de hoy.
El castillo de Zalia está catalogado como Bien de Interés Cultural desde el año 1985 y todavía encierra una nota histórica más: hay quien se pregunta si estos restos son los de la antigua Odyscia, donde tuvieron lugar las aventuras de Ulises, rey de Itaca, durante el viaje que realizó por nuestras tierras tras la guerra de Troya, en lugar de volver directamente a casa junto a su esposa Penélope.
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