El nombre del mundo es Bosque: rutas de Málaga para recorrer en otoño
Naturaleza
Sigamos las huellas que Fray Leopoldo dejó por los montes de su tierra natal
Pero vamos a hacerlo en calzado deportivo, que con alpargatas ya va a ser demasiado
Por lo que sabemos, la escritora Ursula K. Le Guin nunca visitó la Serranía de Ronda, pero conociendo su amor por los árboles y los bosques, si hubiera visitado Málaga para recorrer alguna de sus rutas durante el otoño, con toda seguridad hubiese escogido la del Bosque de Cobre. Un bosque que bien podría dar nombre a todo un mundo.
O la ruta de las Fuentes de Villanueva del Rosario, o tal vez el camino que conecta a Jimera de Líbar y Alpandeire que ahora se conoce como la ruta de Fray Leopoldo. Si recorrer el interior de la provincia malagueña en verano, con sus senderos de agua y sus caminos a la sombra, es un verdadero gustazo, hacerlo durante el otoño -que por fin nos ha alcanzado- es de una belleza sobrecogedora.
Y son muchas las rutas otoñales que podemos trazar para intentar olvidar que vivimos anclados a la mesa de una oficina, o que los alquileres de los pisos están por las nubes, o que el próximo domingo 10 de noviembre tenemos que ir de vocal a una mesa electoral a soportar a los apoderados de un lado y de otro.
Ante este panorama, que no os extrañe si al hacer alguna de las rutas que a continuación os presentamos sufrís un brote del mal de Stendhal.
¿Qué mejor que nos dé un tabardillo al contemplar tanta belleza paisajística? Pues, hala, al campo a subir cuestas, a darle patadas a las piedras y a cansar a los niños, que Netflix seguirá ahí, en la smart tv, cuando regreséis.
El Bosque de Cobre de la Serranía de Ronda
¿Alguna otra estación quiere más a la Serranía de Ronda que el otoño? Si alguna vez nos faltan las ganas de reciclar, o nos da por coger el coche para hacer un trayecto de medio kilómetro, o tenemos la tentación de tirar una colilla por una alcantarilla, el mero recuerdo del Bosque de Cobre de la Serranía de Ronda nos debería hacer recapacitar.
El Bosque de Cobre se ubica fundamentalmente en el Valle del Genal, el cual, junto a la meseta y el Valle del Guadiaro, forma la serranía rondeña.
El otoño regala a las localidades que conforman este cúprico paisaje una de las estampas más espectaculares de la provincia de Málaga. Cuando llega el verano, vaya, vaya, en Alpandeire, Benadalid, Benalauría, Cartajima, Faraján, Genalguacil, Igualeja, Jubrique, Júzcar, Parauta, Pujerra y Yunquera no hay playa. Pero cuando llega el otoño la falta de litoral se suple con creces ante una visión como la que ofrecen los castaños y la caída de sus hojas que cubren el suelo con un pantone donde los marrones, amarillos, naranjas y ocres derivan en miles de combinaciones cromáticas.
El escritor Philip K. Dick aseguraba que algo que él creía que era Dios le había enviado directamente al cerebro un rayo láser de un rosa que no existía en la naturaleza; y eso mismo nos parece a nosotros cuando nos enfrentamos al Bosque de Cobre y descubrimos colores nuevos que nunca habíamos visto antes.
Los pueblos que han surgido bajo la sombre del Bosque de Cobre cuentan con una enorme tradición en torno a la castaña y visitarlos en cualquier época del año es una gran oportunidad para descubrir hermosos paisajes, una sabrosa gastronomía y numerosas fiestas.
En el Bosque de Cobre podemos disfrutar de numerosos senderos y rutas, ya que es muy extenso, pero debemos recordar que no es un lugar público, sino que los castañares son fincas privadas que dan sustento a gran parte de la población de la zona.
Por tanto, se han de recorrer con gran respeto y civismo. Es decir, como se debe recorrer cualquier espacio natural, sea privado o público.
Este bosque se aprecia mejor usando los senderos locales o los de gran recorrido, como es el caso de la Gran Senda de Ronda (la denominada GR-141), que contiene varias etapas (4, 5 y 6) que discurren cerca del río Genal y de los castaños que conforman este bosque cobrizo.
Como decimos, existen numerosas opciones para disfrutar del Bosque de Cobre. Por ello se ha elaborado una relación de senderos de todo tipo, desde los de Gran Recorrido (GR), hasta otros más cortos y más fáciles de recorrer en familia, como son los senderos de Pequeño Recorrido (PR) o los Senderos Locales (SL).
Así, entre los senderos de Gran Recorrido del Bosque de Cobre encontramos el GR-249 (etapa 27: Benalauría-Genalguacil), mientras que en los de Pequeño Recorrido encontramos muchos más (PR-A 221: Ronda-Cartajima; PR-A 222: Parauta-Cartajima; PR-A 224: Cartajima-Júzcar; PR-A 225 Júzcar-Pujerra...).
Finalmente, entre los Senderos Locales, perfectos para disfrutar un domingo en familia, están el SL-A 141: Yunquera-Los Sauces, SL-A 164: Los Saucillos, SL-A 173: Charco de la Cal y SL-A 174: Las Caleras, en Igualeja estos dos últimos.
Ruta de Fray Leopoldo: de Jimera de Líbar a Alpandeire
La ruta de Fray Leopoldo es el camino que emprendía este beato cuando iba de visita a su pueblo natal, Alpandeire. Elucubramos que para echarle un ojo a su madre y ya aprovechar para llevarse chorizos y un táper a rebosar de magro con tomate. Más de 12 kilómetros y medio caminando en alpargatas... no diremos más: eso merece que santifiquen a Fray Leopoldo de una vez.
Hoy en día recorrer este camino es rememorar sus pasos por la Serranía de Ronda. A menos que alguien aborrezca el clero y haga malabares para decir que ha hecho esta ruta sin mencionar al beato, tal y como los que recorren el Camino de Santiago convencidos de que es un camino que no tiene nada que ver con la Iglesia católica. Un camino que, por casualidad, finaliza en una casa grande con una campana sobre ella, nada más.
Fray Leopoldo llegaba en tren a la estación de Jimera de Líbar desde Granada, donde tenía su residencia en el convento capuchino de esta ciudad. Desde aquí, subía a pie hasta Jimera y desde el pueblo se trasladaba hacia Atajate para, a través del Audalázar, llegar a Alpandeire.
Como vemos, poca broma con la ruta de Fray Leopoldo porque es un sendero de una dificultad severa que requiere compromiso y estar medianamente en forma. Es una ruta seria en cuanto a su longitud y en cuanto a su duro desnivel, pero merece la pena recorrer este camino que aún conserva su sencillez primigenia.
La ruta de Fray Leopoldo parte, como debe ser, de la Estación de Jimera, tal y como se describe en el camino que tomaba el beato, pero actualmente es la suma de tres sendas: de la Estación de Jimera al pueblo de Jimera de Líbar en una fuerte subida de algo más de un kilómetro y medio de longitud; de Jimera a Atajate, en una ruta de cinco kilómetros; y de Atajate a Alpandeire, siguiendo un sendero de algo menos de seis kilómetros.
Un camino duro con fuertes ascensos que nos permitirá disfrutar al mismo tiempo, alcanzando los más de 800 metros de altitud sobre el nivel del mar, de buena parte de los valles del río Guadiaro y del río Genal.
A partir del punto más elevado comienza un descenso hacia Atajate, desde donde se comienza el último tramo de la ruta. Así, descendiendo hacia el río Audalázar, desde donde se volverá a subir, durante tres kilómetros, hasta Alpandeire, podremos disfrutar de la iglesia de San Antonio de Padua y de la casa natal de Fray Leopoldo donde no nos recibirán como a este beato, por mucho que digamos que hemos recorrido el mismo camino que él.
Ruta de las Fuentes de Villanueva del Rosario
El municipio de Villanueva del Rosario cuenta con un gran recorrido llamado Ruta de las Fuentes en la que podremos ver hasta nueve fuentes distintas. Esta ruta es circular y tiene una dificultad media, aunque es bastante extensa, alcanzando unos 14 kilómetros de longitud. Extensión que podremos hacer en unas cinco horas si vamos a un paso ligerito y no a trote cochinero.
Las fuentes que podremos disfrutar a lo largo de esta senda se nutren del acuífero de las Sierras del Jobo y Camarolos. Y es que las sierras de Villanueva del Rosario son un gigantesco depósito de agua con decenas de salidas acuíferas que dan vida a fuentes, pilares y a un entorno natural imponente.
La Ruta de las Fuentes arranca en la Fuente Vieja. Ésta es la fuente más antigua de Villanueva del Rosario formada por dos pilones de piedra labrados a mano y a ella acudían a llenar sus vasijas los vecinos (más bien, las vecinas) cuando aún no había agua corriente en la localidad.
Desde este inicio, la ruta asciende por amplios carriles que nos conduce a una vista del paisaje que es un auténtico mosaico de cultivos, pinares, encinares y matorral mediterráneo, que nos lleva a la fuente del Nacimiento.
El Nacimiento también es conocido como El Chorro, y es la fuente más abundante de todas. Tanto, que es el origen del río Cerezo, importante afluente del Guadalhorce en su tramo alto.
Este nacimiento destaca por su belleza, siendo uno de los parajes más hermosos de la comarca, y en sus inmediaciones encontramos la ermita de la Virgen del Rosario.
Si continuamos nuestra ruta nos toparemos con Fuente de la Zarza, entorno al paraje de Hondonero y cercano al conocido Tajo de la Madera. Debemos tener especial respeto en esta zona porque hace poco ha sido reconstruida y adaptada para ayudar a la recuperación de los anfibios de estas sierras, especialmente los tritones.
La siguiente fuente es un pilar de grandes dimensiones construido como abrevadero para el ganado que recibe el nombre de Fuente de Hondonero, desde la cual disfrutaremos de unas panorámicas inmejorables.
La quinta afluencia es la Fuente de la Canaleja, que está situada bajo un espeso pinar que es aprovechado por la población local como lugar de esparcimiento. Esta fuente ha sido igualmente restaurada y adaptada para la cría del tritón.
La ruta continúa hasta las pequeñas Fuente del Raigón y Fuente del arroyo Urán. Esta última se encuentra en el mismo cauce de dicho arroyo, siendo un modesto cañuelo de agua en un pilar de grandes dimensiones.
Los dos últimas salientes de la ruta son Fuente de la Salud y Fuente Nueva. Fuente de la Salud es un pequeño afloramiento situado en las inmediaciones de una cortijada con unas vistas imponentes sobre la sierra de Camarolos.
Por su parte, Fuente Nueva es una fuente que está cerca de la Fuente Vieja y que fue construida durante el primer tercio del siglo pasado para abastecer a la población.
Como consejo final: debemos tener cuidado y no beber demasiada agua aprovechando que a lo largo de la ruta hay tantas fuentes: nos podemos embuchar y que nos dé un flato horrible.
Ruta del Camino de la Cuesta de Istán
La ruta del Camino de la Cuesta es un sendero circular que parte de Istán y que tiene una longitud de algo más de cinco kilómetros, de una intensidad y dificultad bajas, por lo que en poco menos de dos horas se puede recorrer.
A cambio, esta ruta nos permite contemplar en todo su esplendor el embalse de la Concepción -también conocido como pantano de río Verde-, el valle en el que se asienta, la ermita de San Miguel y descansar respirando aire puro en un área de esparcimiento cercano.
El sendero tiene su inicio en la Hoya, al final de la calle Río de Istán, que en pocos metros se convierte en un carril rural denominado Camino de la Cuesta. Al principio de esta ruta observaremos el embalse, al que tardaremos en llegar unos 30 minutos, dependiendo de la pachorra que llevemos.
A cerca de un kilómetro tras iniciar la ruta, encontramos en una curva una plataforma muy pequeñita llamada El Descansaero. Utilizada antiguamente para darse un respiro en la subida, desde aquí podremos disfrutar de una bonita vista del valle de río Verde. El río Verde se puede disfrutar también con una ruta acuática muy recomendable, pero esta es más bien para el verano, porque tendremos (y querremos) mojarnos.
Tras dejar atrás El Descansaero, bajaremos hasta llegar al pantano. Dependiendo del nivel del agua, bordearemos por su orilla izquierda o, si no es posible, un poco antes de llegar continuaremos por un caminito que cruza una cañada, enlazando con el sendero de Istán llamado la Cañada de los Laureles.
Siguiendo por este carril, y tras cruzar la cañada, seguimos por esta senda que aprovecha lo que fue una antigua acequia de regadío. Si seguimos andando, alcanzaremos un antiguo camino que sube por el lateral del pantano.
Ascendemos algo más de un kilómetro hasta alcanzar la carretera de Istán-Marbella y justo al llegar veremos un poco más arriba y a la izquierda la ermita de San Miguel, patrón del pueblo de Istán, y un área de recreo que hay cerca.
Al llegar a la ermita encontraremos un carril que conduce, primero, hasta una explanada donde encontraremos un mirador en el que seremos testigos de unas vistas del pantano que nos cortaran la respiración (si es que tras tanta subida nos queda algo de respiración que cortar).
Una vez que estemos ahítos de asombrado pasmo paisajístico, o hayamos hecho las suficientes fotos de rigor para nuestro Instagram, retrocederemos y retomaremos el carril antes mencionado hasta que, a pocos metros, veamos otro sendero que, tras un kilómetro aproximadamente, nos llevará cómodamente a los aledaños del Hotel Altos de Istán que está, como bien indicamos, en Istán. ¡No hay pérdida!
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