El sacerdote agredido en Málaga ya ha recibido el alta: “Cuando pillemos al culpable dirá qué motivación tenía"

"El pequeño coágulo que tenía va perdiendo volumen", explican desde la Diócesis

Agreden al sacerdote de la iglesia de la Amargura de Málaga al grito de "estoy harto de los masones"

Salvador Gil, párroco agredido.
Salvador Gil, párroco agredido. / M.H.

La Policía Nacional continúa investigando la agresión que este lunes sufrió Salvador Gil, el párroco de la Iglesia de la Amargura de Málaga, a manos de un hombre que gritaba 'Estoy harto de los masones'. El sacerdote, que se encontraba hospitalizado tras haber recibido un fuerte golpe en la cabeza, ya ha recibido el alta médica. Mientras tanto, la Policía Judicial del distrito Centro de la capital, al frente de la operación, trata de localizar al responsable. "En cuanto pillemos al culpable podrá decir qué motivación tenía, si era creíble o razonable", ha explicado el subdelegado del Gobierno en Málaga, Javier Salas, al ser preguntado sobre si la agresión estaba vinculada a connotaciones religiosas. En cualquier caso, ha subrayado, "el respeto hacia los demás hay que tenerlo, piensen como piensen". "Porque pertenezcan a una religión distinta no tienen derecho a ejercer violencia", ha precisado. Las primeras pesquisas apuntaban a que a simple vista la agresión "parecía fortuita", pues ni la víctima ni el otro religioso que acompañaba a la víctima vestía en ese momento el clergyman.

El cura, de 49 años, según han confirmado a este periódico fuentes de la Diócesis de Málaga, ha podido abandonar el hospital tras comprobar los médicos que el derrame que tenía en la cabeza estaba siendo absorbido. Los hechos tuvieron lugar en la plaza San Juan de la Cruz de Málaga capital después de que el religioso, acompañado de otro cura, saliera de una conferencia a la que habían acudido ambos. "El pequeño coágulo que tenía va perdiendo volumen", han detallado desde el Obispado.

Un hombre se había acercado a dos sacerdotes que salían de una conferencia y golpeó a uno de ellos en la cabeza, causándole lesiones, por lo que fue trasladado al Hospital Regional de Málaga. Ayer por la mañana se encontraba en observación, pendiente de evolución. Los funcionarios realizaron diversas batidas, sin éxito, para poder localizar al autor de la agresión.

El suceso ocurrió en torno a las 23:00 horas. El religioso que acompañaba a Salvador Gil era Miguel Ángel Criado, párroco de El Salvador. Ambos regresaban de cenar tras la charla cuaresmal o conferencia que el primero había impartido en la parroquia del segundo.

Según el relato del propio Criado, ocurrió en la plaza San Juan de la Cruz, donde se disponían a coger el vehículo para regresar a casa. Fue entonces cuando un varón, de unos 35 años, corpulento, se acercó y, al grito de 'estoy harto de los masones', se abalanzó sobre ellos. "Yo pude esquivar el golpe, pero no así mi compañero, que recibió un fuerte impacto en la cara y, posteriormente, al caer inconsciente, un golpe en la cabeza contra el suelo. El agresor continuó su marcha mientras yo acudía en auxilio de mi compañero y avisaba a los servicios de emergencia. Algunos viandantes se acercaron a interesarse por la situación, trajeron una manta y nos estuvieron acompañando. Una de las parejas señaló asimismo, que habían visto hacía poco a un hombre muy nervioso por la calle dando voces solo", declaró.

Tras recuperar, a los pocos minutos, la consciencia, el sacerdote que había recibido el golpe permaneció muy aturdido durante unas horas. Tuvo que ser trasladado en ambulancia al centro hospitalario, donde las pruebas diagnósticas localizaron un derrame en la cabeza que, por protocolo, requiere una vigilancia de 48 horas para ver si es absorbido de manera natural por el organismo. Estuvo ingresado en el área de observación. Aunque dolorido, el párroco estuvo despierto y orientado.

Salvador Gil es un sacerdote muy respetado y querido en la Diócesis de Málaga. No en vano, fue uno de los que se ofreció como voluntario para visitar a los enfermos por coronavirus en el Hospital Clínico apenas una semana después del comienzo del confinamiento domiciliario.

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