La última misa del sacerdote detenido por violar y sedar a mujeres fue un día antes de su arresto en Málaga
Hace unas semanas, el cura ya se ausentó de una Eucaristía "por motivos personales"
El alcalde cree que estaba "nervioso" porque veía que el caso "estaba encima de la mesa"
El sacerdote detenido violó a mujeres en su casa y en sede parroquial
Francisco J. C., el sacerdote de Vélez-Málaga que ha ingresado en prisión acusado de agredir sexualmente a mujeres, sedarlas y grabarlas, ofició su última misa en Yunquera el pasado 9 de septiembre, solo un día antes de que la Policía Nacional le colocara las esposas, la madrugada del 11. En el momento de su arresto, estaba "avergonzado", según fuentes próximas al caso, y no quiso colaborar con los investigadores, que le atribuyen, hasta el momento, cuatro agresiones sexuales y cinco delitos contra la intimidad, sin que las víctimas tuvieran conocimiento de que habían sido narcotizadas y violadas. No descartan que pueda haber más afectadas, por lo que continúan siguiendo el rastro del arrestado y centrando las pesquisas en su entorno, donde, supuestamente, ha actuado. Y paralelamente, siguen analizando las fotografías y vídeos que fueron requisados de su domicilio.
El cura había comunicado hacía unas semanas a los vecinos del municipio, una localidad de unos 2.800 habitantes en la Sierra de las Nieves, que, por motivos personales, se tenía que ausentar y no seguiría celebrando la Eucaristía. Pero ninguno imaginó el escándalo que más tarde acabaría estallando. Creyeron que su decisión respondía a algún asunto pendiente en Melilla, donde anteriormente había estado destinado. "Nos lo hemos tomado muy mal", asegura una vecina, que denuncia que el sacerdote no hubiera colgado los hábitos antes "porque gente así hace mucho daño a la Iglesia, por cuatro personas de este tipo se mancha toda la institución".
"Avergonzado" en el momento de su detención
Pero el alcalde, José María Rodríguez, va más allá y apostilla que el detenido "últimamente estaba un poco nervioso porque veía que el caso estaba encima de la mesa". La noticia, asevera, ha caído como un jarro de agua fría. Ha sido "un palo", tratándose, dice, de "una persona tan joven, tan cercana", al tiempo que reconoce que en el pueblo estaban muy contentos de que hace unos meses llegara al pueblo un nuevo cura, que podía traer nuevas ideas, propuestas e intenciones.
Espera que ninguna mujer de Yunquera haya sido una de las víctimas sexuales, mientras recalca que el Ayuntamiento "está abierto a colaborar" con los investigadores para comprobar si ha sido así y reconocer a posibles afectadas en las imágenes que están siendo analizadas.
Encuentros y viajes de amigos unidos por la fe cristiana y, en su mayoría, en el marco religioso, eran los ambientes que el sacerdote detenido por presuntamente sedar, grabar y agredir sexualmente a varias mujeres encontraba como ideales para cometer sus fechorías. En las noches que los jóvenes salían de fiestas hallaba el momento perfecto. A su llegada y con las víctimas dormidas, en ocasiones, en sede parroquial, aprovechaba supuestamente para drogarlas y violarlas.
Su domicilio en Vélez-Málaga también sirvió de escenario para cometer presuntamente las agresiones sexuales cuando el grupo de amigos se reunía en el inmueble. Las víctimas, hasta ahora, han sido totalmente ajenas a los hechos, pues previsiblemente el cura les suministraba algún tipo de sustancia sedante. Si bien, fuentes policiales explican que este extremo no se podrá demostrar ya que ha transcurrido mucho tiempo y "no hay resquicios biológicos que poder recabar".
Y es que el material almacenado en el disco duro que encontró el pasado agosto la mujer con la que compartió una relación sentimental durante su etapa como párroco en la iglesia de Santa María de Micaela de Melilla y que entregó en la Comisaría de Policía Nacional de Melilla comprende tres años: desde 2017 hasta 2021. Las fotografías y vídeos, "centenares" -apuntan los investigadores-, estaban perfectamente organizados en carpetas a las que nombraba con la inicial de cada una de las víctimas.
Al menos cuatro fueron las mujeres a las que el cura Francisco Javier C. supuestamente violó mientras se encontraban inconscientes y las grababa; a una quinta también la filmó, aunque no llegó a abusar de ella. Por ello, está siendo investigado por cuatro agresiones sexuales y cinco delitos contra la intimidad.
Las afectadas, que oscilan entre los 25 y los 35 años y son naturales de Málaga, Córdoba y Madrid, se encuentran "asustadas" y "todavía en estado de shock", pues ni tan siquiera eran conocedoras de haber sido víctimas de tales delitos, según ha podido saber este periódico.
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