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Málaga/El edificio Cabriel, 27, símbolo extremo de la marginalidad que sufre el barrio de La Palmilla, inicia su particular camino hacia la curación. Tras ser objeto de no pocas promesas por parte de las administraciones públicas, todas incumplidas, el Ayuntamiento de Málaga activa un plan para, en el horizonte de los próximos cuatro años y tras una inversión estimada en 6,4 millones, hacer posible su transformación completa.
Uno de los objetivos de la iniciativa, que contó ayer con el voto favorable de las formaciones presentes en el Consejo Rector del Instituto Municipal de la Vivienda (IMV), es mutar su naturaleza actual para convertirse en un bloque de uso híbrido, en el que tendrán cabida los usos de bienestar social y residencial en la modalidad de alojamiento público en alquiler rotacional.
Para hacer posible este proceso de metamorfosis, conforme a los antecedentes del inmueble, la Administración local se decanta de manera decidida por su expropiación para, como siguiente paso, desarrollar su rehabilitación. Esa primera fase del programa tiene un valor de tasación de 1.537.000 euros y, según el calendario al que ayer se dio luz verde, debería materializarse a lo largo del año que viene. El coste de la restauración se sitúa en algo más de 4,1 millones, alargándose en el tiempo entre los años 2018 y 2020. En el apartado económico, se asignan otros 691.000 euros para costear el realojo de los vecinos que legalmente ocupen la edificación.
La apuesta municipal por la expropiación se produce tras constatarse durante años la ineficacia de intervenciones que buscaban encontrar en los vecinos la colaboración necesaria para mejorar las condiciones de habitabilidad.
El modelo finalmente elegido por el Consistorio se sustenta en un programa con el que atender las necesidades y demandas vecinales del barrio. Entre los usos contemplados, tomando como punto de partida un diagnóstico elaborado por la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Málaga, se incluyen la residencia para emprendedores, jóvenes en programas de formación, estudiantes y mayores, primordialmente de promoción pública en régimen de alquiler rotacional. Estas viviendas estarían situadas en las plantas superiores.
También se contemplan servicios generales de bienestar social, con prestación de servicios sociales para la comunidad, caso de cooperativas para el cuidado de menores a distancia, oficina de gestión del plan comunitario, taller de español y oficina de asesoría jurídica para inmigrantes. El nuevo Cabriel dispondría de centro de asistencia y formación en salud, con espacios para taller de cuidadores de personas dependientes, de habilidades sociales, de actividades preventivas de salid, de promoción de salud materno-infantil, apoyo al drogodependiente y sus familias...
La cuarta línea de actividad incluye la cultura, con centro cívico, con espacios para las asociaciones de comunidades de La Palma-Palmilla y taller de danza; centro juvenil con un punto de información, con centro de grabaciones musicales, con centro de dinamización del deporte, sala de tecnología y audiovisuales; centro de emprendedores, con centro de formación; centro educativo con escuela de padres y madres, centro de recursos extraescolares para menores de edad, aula de expulsados para menores de edad y universidad popular para adultos. Y finalmente se propone la incorporación del uso productivo empresarial en planta baja, vinculado al centro de emprendimiento.
La estrategia ideada para transformar el edificio es cuanto menos llamativa. De acuerdo al planteamiento municipal, se prevé crear espacios exteriores en diferentes niveles del inmueble "a través de la demolición parcial de la fachada existente". Los huecos "ayudan a transformar la imagen del edificio. Asimismo se propone abrir parcialmente la planta baja al espacio público para recuperar el proyecto inicial y potenciar la relación entre el edificio y el espacio exterior colindante. Otra medida implica la creación de espacios de altura libre de hasta 5,5 metros con la demolición puntual de algunos forjados.
También se apuesta por adaptar el espacio público en las inmediaciones del bloque, ayudando a superar todas las barreras arquitectónicas. "El diseño de un espacio de calidad en el entorno debe ir dirigido a crear un lugar confortable y que facilite la reunión de los vecinos", señala la propuesta.
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