“Las autopsias ayudan a evitar muertes futuras por implicaciones hereditarias”
Sebastián Díaz | Director del Instituto de Medicina Legal de Málaga
Forenses estudian a familias para prevenir “que otros miembros tengan el mismo final”
Detectan nuevas drogas que sustituyen a la cocaína y que ya consumen menores de 16 años
Sebastián Díaz es desde el pasado mes de abril el nuevo director del Instituto de Medicina Legal de Málaga, que pretende modernizar. Aspira a enterrar la “imagen lúgubre y macabra” que la sociedad tiene del médico forense. Las autopsias , que suponen el 10% del trabajo que desempeña el equipo de 70 personas que integran el centro, no solo determinan la causa de la muerte. También contribuyen, asegura, a prevenir “muertes futuras” en las que puede haber “implicaciones hereditarias”. Los forenses atienden a menores víctimas de delitos y a mujeres que han sido agredidas sexualmente. Deben lidiar, en palabras del director, con la demora de hasta seis meses en los resultados toxicológicos que por el momento siguen teniendo que remitir al laboratorio de Sevilla. El nuevo Gobierno de la Junta de Andalucía dotará al Instituto de otro equipo de Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género (UVIVG).
–¿Cómo asume el cargo?
–Con la ilusión de hacer cosas nuevas por el Instituto de Medicina Legal de Málaga, que es uno de los más grandes de España y sin embargo no se tiene en cuenta en ningún sitio.
–Y ello pese a la carga de trabajo que soportan
–El volumen de trabajo de Málaga es tremendo. Casi 20.000 asuntos al año. Vemos casos de violencia de género, valoramos daños corporales tras accidentes de tráficos y agresiones. Tenemos equipos de familias que abordan casos de menores, equipos de psiquiatría, toxicomanía. Además, somos unas de las provincias que más autopsias hacemos al año.
–¿Muchas de ellas son por muerte violenta?
–Un 50% sí. En 2018 hubo en total 1.066. Este año llevamos unas 400 y superaremos el nivel. Los homicidios son los que tienen más repercusión mediática pero la mayoría son muertes naturales, principalmente suicidios. En los años 2015 y 2016 se produjo un repunte y ahora han aumentado de nuevo. Algunos estudios los desligan del periodo de crisis. En cuanto a los accidentes de tráfico han descendido muchísimo. Antes hacíamos muchísimas autopsias por esto. Se ha vuelto penalizar la imprudencia grave pero hasta la despenalización (la última reforma del Código Penal devuelve a las víctimas el derecho a ser reconocidos por un forense judicial) había bajado el volumen de asistencia de valoración del daño corporal.
–¿A qué responde ese incremento del número de autopsias?
–El repunte es anual. Desde hace 10 años hemos ido subiendo. La característica de Málaga es que tiene una población flotante muy importante. En verano se quintuplica la cifra, atendida por el mismo equipo. Cada vez son más las personas que vienen a pasar sus últimos días. Fallecen aquí y no tienen historial médico ni tampoco hay un médico que nos diga de qué ha fallecido.
–¿Ha influido el crimen organizado en las estadísticas?
–Hemos visto un aumento del número de muertes violentas como consecuencia del crimen organizado. De hecho, el último trimestre del año pasado y el primero de éste se ha visto un incremento. Lo achacamos posiblemente a una mayor presión policial en el Campo de Gibraltar. Esos son al menos los indicadores que tienen las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se ha desplazado el grueso de la población dedicada a esas actividades hacia la Costa del Sol: Manilva, Estepona, Marbella e incluso en Fuengirola estamos teniendo casos.
–Por sus manos pasan cadáveres tiroteados, apuñalados...¿Se ha recrudecido la violencia?
–La violencia es la misma, aunque en un par de casos se utilizó un arma que no habíamos visto anteriormente. Eran subfusiles, tipo kalashnikov. Lo habitual es el 9 milímetro, el 22, las pistolas normales que están en la calle.
–¿Hablan los muertos?
–Sí, pero hay que saber escucharlos también. Aunque el muerto te puede estar gritando una cosa, si no la sabes ver no puedes adivinar lo que hay detrás. Pero nuestra tarea va más allá. Queremos hacerle ver a la sociedad malagueña que nuestra actividad es otra. Las autopsias suponen el 10% de nuestro trabajo.
–También están repuntando las agresiones sexuales. ¿Cuál es vuestra labor en esta materia?
–Junto a la Consejería de Salud hemos realizado un protocolo de actuación en estos casos en los que el médico forense acude al centro sanitario en el que esté la víctima y acompaña a los médicos durante el reconocimiento, ya que se toman muestras biológicas de interés forense que nos traemos nosotros para analizar en nuestros laboratorios. Y otros muestras que se toman para la determinación de posibles embarazos o transmisión de enfermedades sexuales. Por otro lado, tenemos las pruebas de toxicología para comprobar si ha habido participación de alguna sustancia en dichas agresiones. Es lo que conocemos como sumisión química o delito sexual bajo el uso de sustancia. Suele haber alcohol o benzodiacepinas en contra de lo que cree la opinión pública, que piensa que la burundanga se ha extendido como si fuera una lacra. Hay muy pocos casos de esta sustancia que estén relacionados con agresiones sexuales.
–¿Cómo ha evolucionado el Instituto de Medicina Legal?
–La cámara Gesell –una sala de exploraciones para niños y adolescentes víctimas de delitos– es de uso diario. Ha sido un gran avance y la primera que hubo en la comunidad autónoma. Con ella los psicólogos no revictimizan al menor. La declaración de éste es muy natural, se hace en forma de juego. Es muy útil.
¿Qué retos se plantea?
–Me planteo darle más visibilidad a Málaga, modernizar el instituto, abrirlo a la sociedad y ampliar el campo de estudio del médico forense. No estamos en el candelero. La gente no debe tener la imagen lúgubre o macabra del forense ni vernos como los que solo nos dedicamos a las autopsias. Participamos de la actividad pública social de Málaga. Muchas veces, la autopsia sirve para prevenir muertes futuras. Estamos centrándonos en muertes juveniles, en las que puede haber implicaciones hereditarias. Se estudian las familias para intentar prevenir que otros miembros tengan el mismo final. En los casos de muertes por drogas de abuso, se intenta ver cuáles son los patrones de consumo y de distribución de sustancias para que no se propaguen al resto de jóvenes. Estamos detectando nuevas sustancias que se están vendiendo a través de internet. Son de acceso muy fácil para cualquier joven.
–¿Cómo afectan?
–Se venden como sustitutivas de las anfetaminas y de la cocaína. Tienen los mismos efectos pero son mucho más potentes. No controlamos qué tipo de sustancia son. El que consume estas sustancias no sabe lo que está ingiriendo. Eso puede desencadenar en trastornos psiquiátricos por un lado o en el fallecimiento del sujeto. Son drogas de ocio, que vienen a sustituir la antigua droga. Son mucho más baratas.
–¿Los consumidores son cada vez más jóvenes?
–Sí. Son chavales de entre 16 y 17 años los que empiezan a consumir este tipo de sustancia. Ya no tienen que ir a buscar al camello a la calle, le traen la droga a su casa.
–¿Qué iniciativas pretende impulsar desde el Insitituto de Medicina Legal?
–Se van a organizar actividades de formación en el ámbito de violencia de género. Todos los años solemos organizar un congreso en esta materia. La iniciativa principal consiste en utilizar los datos que tenemos para llevar a cabo proyectos de investigación y publicaciones científicas. En los últimos años no ha salido nada desde este instituto y es uno de los objetivos que me planteo. Otro de los proyectos que tenemos en mente es un estudio comparativo entre los resultados de nuestras muestras con los que se obtienen en los laboratorios de Sevilla para darles fiabilidad a los nuestros. Ya me ha presentado los primeros resultados el jefe de servicio y estamos en una línea bastante buena.
–De conseguirlo, se agilizarían los tiempos de espera de las pruebas
–Con esa validación no tendríamos que esperar. Necesitamos más rapidez en los resultados. El laboratorio de Sevilla atiende a toda Andalucía y Extremadura. Estamos teniendo retrasos en los resultados toxicológicos de hasta seis meses y de un año en el caso de los histopatológicos. Eso es lo que tenemos intentar evitar. Queremos reducir el tiempo de espera y también poner en marcha un equipo radiológico porque necesitamos realizar radiografías a los cadáveres y para eso tienen que salir de aquí. Ya lo tenemos y estamos esperando la dotación económica. La idea es que el estudio radiológico se pueda hacer dentro del Instituto de Medicina Legal.
–¿Qué espera de sus trabajadores?
–No se puede imaginar cuál es la calidad de los profesionales del Instituto. Tienen un nivel de preparación muy alto. Estamos en niveles superiores a otros institutos de España. Somos 31 médicos forenses, siete auxiliares de autopsia, 10 administrativos, 10 psicólogos y 10 trabajadores sociales. El equipo está formado por 70 personas. Otro de los objetivos es calmar el ambiente que hay dentro porque como en todos los sitios hay ciertas rencillas. Ya me he reunido con cada grupo para ver cuáles son las necesidades de cada uno de ellos e intentar solventarlos.
–¿Y cuáles son esas necesidades?
–El principal problema es la sobrecarga de trabajo y la falta de personal. Hay algunos equipos, sobre todo psicológicos, que tienen demora de hasta dos meses para la asistencia a víctimas. Ya hemos hecho escritos a la dirección general solicitando más medios y parece que el equipo actual está por la labor.
–¿Hay alguna medida prevista?
–Se nos va a dotar de un equipo nuevo de UVIVG (Unidad de Valoración Integral de Violencia de Género) con un forense, una psicóloga, una trabajadora y un administrativo, como plan de choque dentro del Pacto de Estado contra la violencia de género. Es una iniciativa que ha partido de la nueva Consejería.
–¿Existe concienciación sobre la donación de órganos?
–En aquellos casos en que la muerte ha sido violenta se está pidiendo autorización al médico forense, por ejemplo en un tiroteo en que ha habido un disparo en el pecho entorpecería nuestra investigación. Pero todas las donaciones que vemos no interfieren se llevan a cabo. Hay bastante concienciación, cada día más. Málaga es una de las provincias que más donaciones tiene por número de habitante. Hay muy buena relación con el equipo de donaciones y entendimiento pleno.
–¿Sabe que las centrales sindicales han denunciado posibles irregularidades en su nombramiento?
–En el escrito piden mi cese inmediato y pedí explicaciones. CSIF me explicó que el título sobre cómo se hace mi sustitución a ellos les chirriaba. Mi plaza es de libre designación y por lo tanto no es una comisión de servicio, se hace provisionalmente. El servicio de personal da el título de comisión de servicio a esa provisionalidad, porque mi plaza saldrá en el BOJA y se podrán escoger candidatos. Se nombra a un interino que me va a sustituir en mi puesto laboral en comisión de servicio y esa era la única duda. Ya lo aclaré. Es una cuestión burocrática. Me pidieron perdón por haber pedido mi cese y me dijeron que no tenían nada contra mí. Me dieron la enhorabuena por mi nombramiento, que cumple todos los requisitos. Al ser un puesto de libre designación se ajusta al artículo 30.
–¿Cómo ha sido su experiencia en el Instituto de Medicina Legal hasta ahora? ¿Qué funciones ha desempeñado?
–Empecé de interino en Estepona en el año 97. Saqué las oposiciones en 2002. Hice el curso de la escuela judicial en Madrid. Mi primer destino fue en el Juzgado de Primera Instancia en Osuna- Estepa. Cuando se crearon las figuras de los Institutos de Medicina Legal pasé al de Sevilla. En 2004, al convocarse el concurso de traslados, me vine a Málaga. Aquí he trabajado la mayoría del tiempo en el servicio de Patología Forense.
–¿Qué casos le ha impactado especialmente a lo largo de su trayectoria?
–Recuerdo el accidente del autobús con finlandeses que hubo en 2008 en la Costa del Sol. (Murieron nueve personas al volcar un autobús en Torremolinos). Aquello fue una experiencia, porque en menos de 48 horas teníamos los nueve cadáveres identificados. La colaboración con el gobierno finlandés fue muy estrecha y hasta nos dieron una mención de agradecimiento. Nos trajeron a dos policías que nos aportaron todos los datos de dientes, tatuajes, radiografías...de los fallecidos. En ese tiempo solucionamos el caso sin necesidad de ADN, que llegó meses después y ya lo confirmó todo.
Una tesis doctoral sobre muertes cardíacas en consumidores de cocaína
Sebastián Díaz es doctor por la Universidad de Málaga desde 2016, cuando defendió su tesis titulada Patología cardíaca en consumidores de cocaína. Actualmente colabora con esa institución académica y es autor-editor de un blog médico-científico amplia-mente.com, en el que aborda la medicina forense para divulgar su labor. “Ayudamos a familias desestructuradas, a niños que han sufrido determinadas agresiones”, resalta.
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