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Málaga/Construir desde la emoción. Este es el sello que los arquitectos María Martín y Francisco Padilla llevan por bandera. Estos desarrollan su labor superando los límites básicos de la arquitectura, “no queremos solo dar respuesta a una necesidad con valores objetivos, el oficio del arquitecto también consiste en transmitir algo más”. Llevando esta ambición por bandera, los socios han sido premiados por el Colegio de Arquitectos por el nuevo edificio de Cruz Roja en el que se alberga la sede provincial, una de las obras más ambiciosas del estudio. El pasado jueves 21 de julio recibieron el galardón en la primera categoría de los Premios Málaga Arquitectura 2022 entregados por esta entidad.
En el estudio Endosdedos, del que son propietarios Martín y Padilla, nació esta sede provincial de Cruz Roja que pretendía albergar las diferentes delegaciones de la ciudad. A pocos metros de la vereda del río Guadalmedina, en el barrio de Ciudad Jardín se ubica un edificio que capta la atención de cualquier viandante. El optimismo es el sentimiento que los autores de esta obra pretenden despertar a todo aquel que haga uso de ella. Aunque el reto iba más allá, y es que eran muy diferentes las necesidades que presentaban las personas que iban a habitarla. Los arquitectos se referían a que los perfiles de usuarios del edificio iban desde trabajadores de áreas muy diferentes hasta los propios usuarios de la asociación, los cuales cada uno necesitaba un servicio. “Había que buscar que una misma estructura cubriese este amplio espectro”, indicaba Padilla.
A esta premisa se le sumó la pandemia, la cual dilató el proceso de construcción. Sin embargo, los arquitectos, a día de hoy, revierten la negatividad de este inconveniente y es que consideran que “llegó cuando tenía que llegar”. “La pandemia dejó nuevas formas de organizar los espacios”, así indican que el proyecto se mantuvo pero que se enriqueció. “En un primer momento se pensaba en el concepto de oficina como algo cerrado, divididas en áreas por departamentos. Finalmente existen espacios abiertos, diáfanos y versátiles que atienden a actividades cambiantes”. Esta transformación ha ido transcurriendo a lo largo de casi 13 años y es que Endosdedos está implicado en el proyecto desde 2009, cuando se comenzó con la demolición del antiguo hospital de Cruz Roja.
“El edificio tenía que entenderse como un organismo vivo”, sentenciaba Martín. Ella y su socio señalaban como una de las características de esta sede el control de luz por paneles, que permite que el edificio transforme su aspecto a lo largo del día. También hacían hincapié en la disposición de las zonas abiertas, las cuales en un primer momento estaban pensadas como terrazas para el descanso del personal y que ahora son lugares en los que se puede trabajar, atender a usuarios o se usan como oficinas exteriores.
“No queríamos ser un edificio introvertido”. En Endosdedos trataron de conjugar con la consolidación de Cruz Roja como una asociación para toda la ciudadanía “Queríamos transformar la antigua imagen que se tiene de Cruz Roja como una entidad que cumple con la necesidad de dar respuesta a un usuario en concreto, ahora opera al servicio de gran parte de la población”. Uno de los detalles que siguen el hilo de este concepto son las zonas verdes instaladas en los alrededores que en un futuro serán un parque pensado para todo aquel que quiera disfrutar de la instalación. “Estamos acostumbrados a que sea el ámbito público el que ofrezca zonas verdes, parques o jardines, pero desde el ámbito privado también tenemos una responsabilidad”. Padilla hacía alusión a que en otros lugares como Norte América es común que la inversión privada se haga cargo de la donación de bancos o jardines y que como arquitectos “no pueden hacer solo la labor edificable sin atender a este problema”.
La sede provincial de Cruz Roja es un proyecto malagueño cercano y es que la mayoría de los materiales y empresas subcontratadas provenían de la provincia o de Andalucía. De hecho, uno de los detalles característicos del edificio es el diseño de la planta baja de la fachada. “Se crearon en Cártama paneles prefabricados de hormigón que quería reproducir las raíces de árboles. Fue un trabajo muy artesanal”, explicaba la arquitecta.
Ya ha pasado un año desde que este lugar comenzó a cobrar vida para desarrollar una actividad fundamental tanto en la ciudad como en el mundo. María Martín y Francisco Padilla sienten que este premio ha sido un respaldo para poder decir que “no lo están haciendo demasiado mal”. El galardón cierra un ciclo que comenzó en 2009, aunque el vínculo entre Cruz Roja y el estudio es amplio, ya que también son los artífices de la oficina territorial de Cruz Roja en Ceuta y de la adecuación de un local para instalar la asamblea comarcal de Cruz Roja en Vélez-Málaga. Este remanso arquitectónico no sabe definir su especialización y es que igual realizan tareas de rehabilitación, pasando por la creación de viviendas unifamiliares hasta oficinas. Sin embargo, tienen claro un lema que le ha llevado a consolidarse como un estudio de 15 años de historia malagueña y es que para ellos no existe ningún trabajo pequeño.
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