Seis de cada diez médicos andaluces cree que los bulos sanitarios son una "amenaza grave"
Un informe de la Universidad de Málaga y el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos constata la persistencia de la desinformación sanitaria en las consultas médicas tras la pandemia
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Seis de cada diez sanitarios andaluces (un 62,3%, exactamente) cree que los bulos sobre sanidad representan una "amenaza grave" para la salud pública. Esta es una de las principales conclusiones del informe elaborado por el equipo del proyecto DESINFOAND de la Universidad de Málaga, con participación de investigadores de la Universidad de Huelva y en colaboración con el Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM), fruto de un convenio firmado entre la institución malagueña y la regional para analizar el impacto de la desinformación en la práctica médica.
Entre los resultados más relevantes, destaca que un 33,8 % del personal médico escuchó al menos una vez al mes durante la pandemia que “el COVID-19 no existía”, cifra que ha bajado al 18,5 % en la actualidad. Aunque se ha reducido la frecuencia con la que los pacientes manifiestan este tipo de creencias, aún persisten: el 32,5 % de los encuestados afirma que sus pacientes siguen diciendo, al menos una vez cada 30 días, que las vacunas “sirven para controlar a la población”. Por lo que afirman que frecuentemente tienen que desmentir bulos sobre vacunas.
A este respecto, la profesora del departamento de Periodismo de la UMA e investigadora principal, Laura Teruel, añade en declaraciones a este periódico que la pandemia generó el caldo de cultivo propicio para animar a las "personas que no confían en las vacunas, que las ha habido siempre", a expresar sus opiniones, así como a que su número repuntase al experimentar una "situación de miedo e incertidumbre" en la que se buscaban respuestas.
Esto se debe, asegura, al número creciente de usuarios que se informa vía redes sociales, no siempre de fuentes confiables, quienes vieron "amparados" sus pensamientos en personajes públicos como "Donald Trump, Miguel Bosé e influencers". No obstante, la docente también alude a la "falta de conciencia" de algunos programas televisivos que dieron espacio a tertulianos "sin expertos para rebatir", lo que supuso "colar mentiras protegidas por la libertad de expresión". Un escenario que, en su opinión, debe derivar en una "reflexión profunda", puesto que a pesar de ello "el porcentaje de vacunación fue muy alto".
Así, los datos revelan que las redes sociales (21%) e internet (19,5%) son las principales fuentes de bulos sanitarios, y que las personas entre 36 y 49 años son quienes más consultan información errónea. Entre los temas más comunes de desinformación destacan la pérdida de peso y las dietas (25,6%), seguidos por la vacunación en adultos (16,3 %), según apuntaron los 151 profesionales colegiados que participaron en las encuestas difundidas por el CACM y que sirvieron de base al informe.
Todo ello pone en valor la importancia de la cultura sanitaria y la alfabetización mediática sobre temas médicos y científicos, así como la necesidad de recurrir a fuentes especializadas o profesionales para verificar información dudosa. Algo en lo que Teruel hace especial énfasis, instando a la población a crear "una cultura científica" y a no dejarse llevar por "pseudoterapias". "Siempre las ha habido. Y las hay que no son nocivas. El problema es cuando un paciente que tiene cáncer abandona su terapia, que puede ser una cirugía, pensando que puede mejorar tomando vitamina C".
El informe, además, recoge que el 84,1% del personal médico encuestado considera necesaria una Ley de Publicidad Sanitaria que permita un mayor control de los bulos. Además, apenas un 7,9 % de los facultativos publica semanalmente información verificada en redes sociales, y la mayoría no ha sido contrastada por periodistas para verificar informaciones sanitarias sospechosas de ser falsas.
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