Una sequía sin fin en Málaga y con soluciones a la desesperada

Los pozos del Bajo Guadalhorce o del Chíllar, recursos clave para el suministro en situación de urgencia

La gran sequía de 1995 en Málaga: el año en que se cortó el grifo del agua en la capital

Depuradora de El Atabal.

Seis años consecutivos lleva la provincia firmando años secos, con menos lluvias de lo que marca la media. A lo largo de su historia reciente ha registrado varios periodos de sequía. El más acusado, en 1995, aunque también existen precedentes más cercanos como el de 2005. Actualmente, Málaga encara un otoño en el que acorde a los modelos meteorológicos no se esperan precipitaciones copiosas pronto y la cantidad de agua embalsada en los pantanos supera por poco el 15%. Las infraestructuras para paliar la situación han ido entrando poco a poco en la agenda política, pero su puesta en marcha continúa siendo una asignatura pendiente pasado el tiempo.

Dentro de este grupo entran los trabajos que se están realizando para rehabilitar antiguos pozos en desuso del Bajo Guadalhorce, que se han acordado maximizar en el comité de sequía reunido este pasado jueves, y a cuyos recursos se fía una parte nada desdeñable del consumo en la capital, donde el líquido elemento es inyectado después de ser tratado en la estación de El Atabal, ya que no siempre posee la calidad óptima. De la red de pozos de esta zona, junto a la toma superficial de Aljaima, ya se han podido detraer un total de 16,70 hectómetros cúbicos, el equivalente a algo más de tres meses y medio de consumo en la capital, constituyendo un alivio para los embalses. De aquí a un año, los técnicos, con cálculos conservadores, esperan que los de Fahala y Aljaima por sí solos aporten 6,22 hm3 más con un caudal de 200 litros por segundo; aunque la cantidad podría ser todavía mayor dependiendo de cuándo se alcance la velocidad de crucero.

Los números no son tan espléndidos para el sistema Guadalhorce, que comprende el pantano del mismo nombre, el Conde de Guadalhorce y el de Guadalteba, si de lo que se habla es de agua embalsada: este año hidrológico que acaba de terminar ha recogido solamente un 21,6% de las precipitaciones que se consideran normales. La pluviometría no engaña: apenas ha ganado 27,9 hm3 cuando lo normal habría sido 128,9. Y la dotación para riegos ya ha sido recortada hasta seis hm3 cuando antes se daban hasta nueve. Si siguen sin llegar lluvias, todo apunta a que los agricultores volverán a ver cómo los cítricos vuelven a esponjarse. Con todo, como marca el decreto de sequía, este sistema también ha tenido que suministrar estos meses atrás agua al sistema Viñuela (4,41hm3) debido a la situación de emergencia (escasez grave es el calificativo técnico) en que se encuentra, algo que actualmente ya no se hace ni está previsto a corto plazo.

Estos aportes han sido claves para la supervivencia en La Axarquía junto a los 2,8 hm3 recibidos de los pozos del río Chíllar, punto en el que se trabaja activamente para aumentar su capacidad, aunque con estrecho margen de ampliación; en concreto, de este pozo se prevé se puedan obtener tres hm3 más en el plazo de un año, a razón de 95 litros por segundo. Todo un salvavidas si se tiene en cuenta que La Viñuela apenas ha recogido 20,44 hm3 siendo la aportación media histórica de 48,3 hm3; es decir, un 42% de lo que debiera.

Si siguiesen viniendo mal dadas para este embalse, al menos, la toma flotante instalada en marzo permitiría seguir extrayendo agua de él para abastecimiento humano hasta que prácticamente se agote, desterrando la idea del embalse muerto: con escasas reservas y además no aprovechables por falta de medios técnicos. Otra opción sería recuperar los trasvases procedentes de la capital a través del bombeo de La Rosaleda pese a que la situación aquí, como se indicaba, es más que mejorable. Incluso se ha puesto sobre la mesa usar lo que queda en las reservas estratégicas de Casasola (4,40 hm3) y Limonero (3,40). Poco, pero menos es nada. El futuro de los regantes axárquicos, de momento, es incierto, aunque lo previsible es que puedan echar mano de una pequeña dotación para riegos de emergencia de La Viñuela, del pozo del Chíllar y también del aprovechamiento terciario de las depuradoras del Peñón del Cuervo, Rincón de la Victoria, Algarrobo, Vélez-Málaga y Torrox.

En la Costa del Sol occidental, se trabaja en maximizar el uso de recursos no convencionales como las regeneradas o la desalación, algo que como es sabido también se espera con ganas en La Axarquía aunque el proyecto de desaladora no está aún ni redactado. En la zona occidental las esperanzas están puestas en la desaladora de Marbella, cuya primera fase de ampliación concluyó hace apenas unas semanas aumentando su capacidad de desalación de seis a 12 hm3 al año con vistas a que se triplique la producción inicial llegando a los 20 hm3 en 2025. A lo que se añade la posibilidad de usar en el futuro una obra estratégica como es el bombeo de Rojas, que ofrece la posibilidad de trasvasar hasta 500 litros por segundo en ambas direcciones al Campo de Gibraltar y la capital, y que tiene capacidad para llegar hasta La Axarquía a través del bombeo de La Rosaleda.

Las restricciones, la vía más rápida

Con los plazos de ejecución, cuando no directamente la burocracia, poniendo palos en las ruedas de la urgencia las administraciones también pueden hacer uso, como efectivamente hacen, de la vía rápida y paliativa que son las restricciones. El comité de sequía dio su conformidad para reducir en Málaga capital, Guadalhorce y la Axarquía la dotación máxima por persona y día de 200 a 180 litros; mientras que la Costa del Sol occidental la rebaja es de 225 a 200 litros. Además, dio el visto bueno a seguir restringiendo el riego de zonas verdes en toda la provincia a un volumen de 200 metros cúbicos por hectárea y mes con un máximo de un riego a la semana.

No obstante, a éstas se suman las limitaciones impuestas por los ayuntamientos. En Vélez-Málaga los cortes se aumentaron dos horas a final de septiembre (en principio eran de 00:00 a 7:00) de 22:30 a 7:30, y se hizo extensivo de 22:00 a 7:00 en zonas como La Dehesa, Las Chozas, La Crujía y Aldea Alta. Justo en el mismo horario acordaron cortarla hace unos días en el Valle de Abdalajís. En municipios como Pizarra empiezan a plantearse tomar medidas si no se reduce el gasto al menos en un 20% en los hogares dado el consumo "excesivo" realizado por los ciudadanos y en otros, directamente, se mantiene perenne la llamada a la cooperación del buen samaritano, como en Torremolinos, donde se ha pedido a las comunidades que vayan a vaciar sus piscinas que cedan el agua para baldear, una medida a la que el ayuntamiento llega tras haberse bebido toda la laguna del parque de La Batería para regar zonas verdes.

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