Saúl Jiménez Fortes: “Siempre supe que volvería, soy patológicamente optimista”
El diestro malagueño hará el paseíllo en la plaza de toros de La Malagueta tras cuatro años de ausencia y múltiples operaciones
Málaga/–¿En qué momento de su carrera llega a Málaga?
–Llego después de cuatro años sin torear en Málaga. Cuatro años donde han ocurrido muchas cosas en mi vida personal y en la vida de todos. Eso crea un poso que alimenta a la persona y al torero y se refleja en la plaza.
–¿Y qué hay nuevo en su toreo que no había hace cuatro años?
–Pienso que he ido evolucionando en mi forma de torear. He madurado como profesional. He tomado perspectiva en estos cuatro años, toreando menos, viendo las ferias de la barrera. Te da tranquilidad, serenidad y también ambición porque resistir esos contratiempos también te da fortaleza y alimenta tu vocación.
–¿La Malagueta y usted se conocen perfectamente. ¿Eso es o no es una ventaja?
–Es una ventaja jugar en casa y que gran parte de los aficionados que vayan a verme sean partidarios, sean ‘fortistas’. Han visto mi mejor nivel y eso tiene de bueno que sabes que gustas y entienden mi forma de torear. Por otro lado también puede ser que vayan con unas expectativas por las faenas de otros años pero no me importa: soy el primer que quiero dar lo mejor de mí y volver a lograr algo grande.
–Se enfrentará a reses de Núñez del Cuvillo. ¿Qué puede decir de este hierro?
–Es una de las mejores ganaderías que hay en estos momentos, una de las de mayor garantía y me siento muy afortunado de poder torear Cuvillo igual que hice en 2018. Me ilusiona mucho, la verdad.
–Hace unas semanas reaparecía en Torrejón de Ardoz. ¿Qué se le pasaba por la cabeza?
–Fue una tarde de mucha emoción. Han sido años de muchísimo trabajo personal. Durante este último año he tenido las dos lesiones de la rodilla. En esos 4 años han sido seis operaciones de tobillo, dos de rodilla, he sido padre, una pandemia…Volver a vestirse de luces después de todos esos contratiempos que ponen en peligro tu carrera hace que lo afrontes con mucha ilusión y emoción.
–En todo ese tiempo de parón forzoso, ¿pensó en algún momento que era el final?
–Ha habido en muchos momentos en que sí, sobre todo en 2019 con el problema del tobillo, ya que había una gran probabilidad por las complicaciones que había. Al final pude recuperarme al 100 por 100 y la realidad ha sido otra. Durante las lesiones de rodilla sí tenía muy claro que volvería. Soy una persona patológicamente optimista e intento evitar cualquier pensamiento que no sea atractivo para mí. Mi intención siempre está en volver a torear siendo competitivo y dando la mejor versión de mi y eso es lo que me hace afrontar estos contratiempos con naturalidad.
–Hablaba antes de su paternidad. ¿Apunta maneras su hijo?¿Habrá otro Fortes en los carteles?
–Juega mucho al toro y le llama mucho la atención. Lo ha mamado, lo ve en casa y casi es extraño que otro familiar no toree (sonríe). Disfruta mucho con un capote en la mano y viendo los encierros. Me recuerda mucho a mí en la infancia y es algo bonito.
- Dado que fue un paro forzoso. ¿Lo aprovechó para parar y templar? O tuvo que mentalizarse poco a poco de la inactividad?
–En mi mente no tenía la sensación de haber estado tan apartado como los aficionados han podido ver. Yo he estado viviendo en torero. He mantenido mi entrenamiento al mismo rendimiento que se exige para hacer temporada. He aprovechado para seguir creciendo como torero. Ha habido un trabajo constante y por eso creo que mi concepto ha ido evolucionando. Desde el primer momento mi mente ha seguido conectada con el toro y con su mundo. Lo considero fundamental para volver a torear.
–Ha pasado más de una década desde su alternativa. ¿Qué es lo que ve si echa la vista atrás?
–Veo que no me reconozco en gran parte de mi forma de torear y pensar. No me reconozco en la persona que era hace once años aunque me siento orgulloso. Soy consciente de que me quedan muchas cosas por decir. Pero a la vez se que he vivido la profesión con muchísima sinceridad, con mucha pasión y con mucha autenticidad.
–A un pujante movimiento antitaurino se unió la pandemia. Ahora que los festejos han vuelto. ¿Cómo ve la situación?
–El movimiento antitaurino y animalista está pero también es cierto que se está viendo muchísima gente en los toros y además, mucha gente joven. Ahí veo que sigue siendo un espectáculo muy atractivo.
–Entonces, es también patológicamente optimista con el futuro de la tauromaquia.
–Es que al final son cifras. El hecho de que en Madrid haya 600.000 personas en 30 días no está al alcance de cualquier espectáculo. El musical del Rey León, por ejemplo, es un espectáculo al que va mucha gente pero no congrega esa cifra en un mes. Puede competir con la Copa Davis o con otros grandes espectáculos y no se hasta que punto lo sabemos poner en valor.
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