"Yo siempre voy a hacer lo que tú veas que es conveniente"

Las conversaciones telefónicas grabadas por la Policía a Juan Antonio Roca y Marisol Yagüe subrayan la autoridad del exasesor de urbanismo sobre el equipo de gobierno

La alcaldesa de la última corporación del GIL en Marbella, Marisol Yagüe, en la Ciudad de la Justicia.
Encarna Maldonado / Málaga

30 de noviembre 2011 - 01:00

Una Marisol Yagüe desfondada llama a Juan Antonio Roca para llorar sobre su hombro. Él la oye, le da la razón, unas palmadas en la espalda y unas cuantas instrucciones: que a partir de ese momento libere todos los martes y jueves de su agenda. Los martes porque tiene que reunirse con él y los jueves porque ineludiblemente debe presidir la comisión de gobierno. Ambos compromisos son "sagrados".

Aclara que a partir de ese momento los martes se reunirá solo y exclusivamente con Yagüe y "con quien tú quieras" y le insta a que tome el mando en la comisión de gobierno. "Quien tenga cojones que levante la voz en la comisión de gobierno", "se acabó el cachondeo y cederle terreno a esta hija de puta y a estos cabrones", puntualiza en la conversación telefónica grabada por la Policía en los primeros meses de 2006 y oída ayer en el juicio del caso Malaya a instancias del Ayuntamiento de Marbella.

Después le sugiere que esa noche piense si quiere presentarse o no en las próximas elecciones municipales. Ella afirma que ya lo tiene pensado pero que, en cualquier caso, hará "siempre" lo que él vea "más conveniente".

Faltaban 14 meses para las elecciones municipales de 2007 y el equipo de gobierno que había pergeñado el GIL con sus propios efectivos sumados a los socialistas y andalucistas para descabalgar a Julián Muñoz se venía abajo. Los concejales iban por libre. Ignoraban a Marisol Yagüe. Isabel García Marcos, la socialista que se enfrentó a Jesús Gil hasta que decidió cruzar la línea y a la que Roca se refiere en la charla como "la rubia" y "la hija de puta", hacía la guerra por su cuenta. La conversación telefónica refleja un gobierno municipal desunido, mal avenido y boqueante.

En aquel escenario, Juan Antonio Roca, formalmente contratado como asesor de urbanismo de la alcaldesa, era la argamasa que sostenía las tambaleantes piezas.

Le confiesa a Yagüe que en una charla con Tomás Reñones le ha dicho que ningún concejal se merece "los diez minutos" que ha perdido en atenderlos, porque a su despacho van solo para "que arregle los problemas". Roca le explica a Yagüe la claridad con la que le ha hablado antes a Reñones para quejarse de que los concejales en las reuniones van "a arreglar su tema y lo demás les importa tres cojones". Entonces la alcaldesa puntualiza. "Y dinero". Él asiente.

Marisol Yagüe aparece desolada en esa charla, pero Roca también da muestras de fatiga. Entre el equipo de gobierno se había extendido el rumor de que ambos tenían previsto tirar la toalla, al menos así dice que se lo había contado Tomás Reñones a quien le había respondido que posiblemente él se fuera antes porque estaba "muy quemado".

Otra conversación telefónica grabada a principios de 2006 y oída también ayer entre Yagüe y Juan Antonio Roca corrobora la autoridad que el asesor de urbanismo del GIL tenía entre el equipo de gobierno, capacidad que él siempre ha negado bajo el argumento de que ni siquiera asistía a las comisiones de gobierno, aunque sí mantenía con antelación una reunión preparatoria con los cargos públicos.

En esa ocasión insinuaba que al interventor municipal, Juan Antonio Castro, lo iba a "poner contra la pared" por los problemas que interponía en determinados asuntos municipales, como las deudas que el Ayuntamiento mantenía desde años antes con el empresario Ismael Pérez Peña. Roca relataba a Yagüe que había intentado hasta tres veces arreglar el asunto pero que "le" había "fallado". "Con la estructura que tenemos quedamos mal con todos", remataba.

Y en una tercera conversación telefónica le instaba a Marisol Yagüe a "no hablar por teléfono" de una cita que le había comunicado el secretario municipal, Leopoldo Barrantes, para el día 30 de aquel mes relacionada con Autobuses Portillo, empresa concesionaria del transporte urbano de Marbella que tenía interés en formalizar también la adjudicación de la estación de autobuses del municipio.

La Fiscalía Anticorrupción sostiene que Roca, Yagüe y el concejal Victoriano Rodríguez, ya fallecido, habían pedido a cambio una comisión ilegal de 390.000 euros que no llegaron a aportarse porque el 29 de marzo de 2006 fueron detenidos en el caso Malaya. En cualquier caso Roca, que ayer terminó de responder las preguntas del fiscal Juan Carlos López Caballero, negó que supiera de primera mano nada sobre este asunto.

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