"Mi madre sólo quería que aprendiera a ponerme los pantalones solo"

Foppe, que nació sin brazos, sostiene que las discapacidades reales están en las mentes y los corazones porque las cosas que están al alcance solo pueden lograrse si realmente las personas se extienden hacia ellas

John Foppe dedica su libro 'Cuál es tu excusa' a Málaga Hoy.
Leonor García/ Málaga

18 de octubre 2012 - 01:00

John Foppe (Mississippi, 1970) nació sin brazos. Pero conduce, cocina, pinta, escribe, da conferencias, dirige una organización sin ánimo de lucro formada por 130 personas, está casado y tiene una hija de 5 años. Ayer estuvo en Málaga invitado por GAES Solidaria. Antes de empezar la entrevista consulta su correo en el móvil, dedica un libro y explica que intenta utilizar las menos adaptaciones posibles.

-Intento que la vida sea lo más normal posible y no tener que usar cosas demasiado extrañas. Yo conduzco un coche. Si tiene transmisión automática y dirección asistida puedo utilizar cualquier coche, sin ninguna adaptación en el volante ni en el asiento.

-¿Cuándo cambió su vida?

-El primer momento de cambio fue cuando tenía diez años. Seguía centrándome en mi familia para vestirme porque no podía ponerme los pantalones yo solo. Quería ir a un campamento de verano y no estaba listo para poder ir. Mi madre empezó a practicar el amor duro. Me dijo que iría si me ponía los pantalones. Y fui a aquel campamento.

-¿Su madre imaginó que podría?

-Yo creo que sabía lo que yo podía acabar haciendo. Sabía que estaba deprimido y que le hacía la vida imposible al resto de la gente y quería que yo asumiera la responsabilidad de hacer las cosas por mí mismo. Ella quería que yo viviera una vida más plena.

-¿Y es muy difícil?

-No, la verdad es que no. Yo aprendí a utilizar los pies, como vosotros aprendéis a utilizar las manos. No hay una escuela especial para aprender a utilizar los pies. El cuerpo humano tiene el poder de la mente, la capacidad de adaptarse a lo que haga falta. Aprendí solo. No se puede enseñar esto. Es como el niño que aprende a utilizar sus manos, aprende solo. Lo hago todo con los pies. Cocino, conduzco, me visto, pinto.

-¿Cuántos cuadros ha pintado?

-No tanto como antes, uno o dos al año. Trabajo con acuarelas.

-¿Qué le diría a un discapacitado?

-Nada distinto que no le dijera a cualquier persona de la calle. Mi mensaje no es solo para la gente que tenga discapacidades. Más bien al revés. Si resumes mis mensajes en una idea es que nuestras discapacidades reales están en nuestras mentes y nuestros corazones. Esos pequeños pensamientos que nos ciegan, esos sentimientos amargos que nos endurecen, esas viejas excusas que nos acaban paralizando. Hay distintas formas de ser. Ciego, sordo, mudo, paralizado. Y eso es lo que les digo. Si puedes cambiar esas cosas, esos elementos psicológicos y emocionales, tu vida puede cambiar de forma muy poderosa y llevarte a situaciones realmente extraordinarias. Y ese es el mensaje que les doy a todos, tengan o no tengan discapacidades.

-Dice eso y yo pienso en los desempleados...

-Es una situación difícil para ellos, no podemos negar la realidad económica. Pero hay que mantener una actitud optimista y no hacer del problema algo peor de lo que realmente es. Yo no digo que no sea un problema, pero hemos de asegurarnos de que seguimos manteniendo la esperanza y seguir haciendo lo que podemos. Debemos luchar en contra del momento. Hemos de abrazar ese momento, aunque sea difícil.

-¿Qué es peor cuando tienes una discapacidad de nacimiento o adquirida?

-Es más difícil tenerlo y perderlo porque la mente sabe algo distinto. La mente te condiciona. Yo no sé lo que es tener brazos porque nunca los he tenido. Sé lo que es sentirse relegado, sentir la frustración. Pero a menudo lo que limita a la gente es el pasado, la referencia al parado. Es una mochila que no se sacan de encima. Hay gente que pone su pasado en su futuro. Tener y perder, esto desempodera a la gente.

-¿Cuántos libros ha escrito?

-¿Cuál es tu excusa? es el único publicado, tengo otros dos que están por acabar de pulir. Estoy trabajando a ver quién me los va a publicar. Es difícil encontrar la editorial adecuada. Del primero he vendido cerca de las 50.000 copias. Ha sido traducido a seis idiomas.

-¿De qué va su conferencia?

-Voy a compartir mi historia, hablaré del amor duro, que es un concepto bastante americano. A veces tenemos que ser duros con nosotros mismos. Si somos duros con nosotros, a veces la vida acaba siendo infinitamente más fácil. Hablaré de los handicaps mentales y emocionales que tenemos en nuestras vidas. Me gusta resumirlo diciendo que las cosas que están a nuestro alcance pueden alcanzarse siempre que tú te extiendas hacia ellas. Es la ironía de nuestra condición humana. Cuando más interior sea el viaje que hagamos, más creceremos como seres humanos.

-¿Qué le dice a una madre acerca del amor duro ahora que los críos crecen muy mimados?

-Intento no aconsejar mucho a las madres [se ríe]. Respeto la autoridad de las madres. Tienen su propio instinto que es casi un regalo de Dios. Me aparto de aconsejar a las mamás. Incluso como padre, cuanto más pienso que sé, más me doy cuenta de que no sé [vuelve a reírse]. Tengo un respeto absoluto por las madres. Creo que tienen el trabajo más difícil del mundo y que generalmente es poco apreciado. Como padre sé que si no dices a tu hijo de vez en cuando que no, nunca podrá crecer sabiendo decir no a cosas como droga o a otras cosas en la vida. ¿Cómo esperamos que digan que no a las influencias negativas si nunca le decimos que no a nada?

-Su madre vive. ¿Se sorprende de sus habilidades?

-Le pregunto a mi madre si se dio cuenta de que las lecciones que me enseñaba iban a ser lecciones que iba a aplicar toda mi vida. Y me dice que no, que lo único que quería es que aprendiera a ponerme los pantalones solo. Ella está muy orgullosa de mí y yo estoy orgulloso de ella. Voy a estar eternamente agradecida de lo que mi padre y mi madre hicieron. Gente con mucha fuerza que acaba de celebrar sus 50 años de matrimonio.

-¿Cuál es su mensaje para la gente que lea esta entrevista?

-Mi trabajo es ser un espejo. Espero que la gente vea en sus mentes. Yo puedo utilizar mis pies y es curioso, pero eso pueden verlo también en un circo. Lo que espero es que le echen un vistazo a sus propias vidas de un modo más intenso y profundo. Que vean si no se están imponiendo sus propias limitaciones y si pueden superarlas.

-¿Cuantos años lleva dando conferencias sobre su experiencia vital?

-Unos 25 años, cuando estaba en el Bachillerato.

-¿Y no tiene ganas de jubilarse?

-Creo que tengo una obligación. Siempre que me inviten lo seguiré haciendo.

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