Así avanzan los sondeos arqueológicos en la parcela del Astoria

Los operarios ya realizan pequeñas perforaciones de hasta 80 milímetros de anchura, con una profundidad de hasta 10 metros

Imagen cenital de la parcela de los antiguos cines Astoria y Victoria.
Imagen cenital de la parcela de los antiguos cines Astoria y Victoria. / Marilú Báez
Sebastián Sánchez

04 de enero 2021 - 07:33

Málaga/Horas antes de que el sonido de las doce campanadas permitiesen decir adiós a 2020, en la parcela del Astoria sonaba un pequeño taladro agujereando el terreno en la búsqueda del subsuelo. La escasa entidad de las perforaciones contrasta con el valor que se da al resultado de las mismas. Porque el estudio del material que se extraiga en una decena de puntos del solar, alcanzando hasta los 10 metros de profundidad, determinará la necesidad o no de ampliar los trabajos arqueológicos que se vienen ejecutando desde hace casi diez meses.

Y ello resulta clave en la apuesta que el Ayuntamiento de Málaga viene haciendo desde hace años por impulsar la construcción de un edificio de nueva planta sobre el vacío dejado tras la demolición de los antiguos cines. Un inmueble, fruto de la colaboración público-privada, en el que sería protagonista una doble planta soterrada, que alcanzaría los 10 metros bajo tierra, destinada a un auditorio con capacidad para unas 1.200 personas.

Las características de la propuesta que hoy por hoy está sobre la mesa, con un grupo empresarial de origen cordobés como promotor, hacen que la intervención arqueológica sea relevante. La primera fase de las actuaciones desarrolladas por la Gerencia de Urbanismo apenas alcanza la profundidad de los 5,5 metros de profundidad, muy lejos de la cota inferior contemplada en la intervención.

Los trabajos ya materializados han permitido a los arqueólogos desarrollar tres etapas de excavación. La más moderna se corresponde con los siglos XV-XVIII, quedando relacionada con el antiguo hospital de Santa Ana, de cuya estructura destacan una antigua cripta, del siglo XVIII; la bodega, en la que se han conservado una serie de tinajas, del siglo XVI, y restos de un empedrado del patio del Mesón del Corregidor Garci Fernández.

Tres operarios realizan uno de los sondeos sobre el terreno.
Tres operarios realizan uno de los sondeos sobre el terreno. / Marilú Báez

Pero es en este nivel moderno donde los especialistas se han topado con uno de los descubrimientos más relevantes: unos 300 enterramientos cristianos del momento de conquista de Málaga en 1487. "Es lo llamativo que ha aparecido, porque es la primera vez que se encuentran", explicaron responsables de los trabajos.

El siguiente nivel se corresponde con los siglos XI y XV, periodo del que se localizan varios viales "que no están muy bien conservados, pero que han permitido saber cómo se organizaba el urbanismo musulmán, con una serie de calles y viviendas alrededor". El más antiguo de los niveles excavados corresponde a los siglos I y III. A esta etapa romana pertenecen una pileta salsaria localizada en la parte norte, siglos II-III, correspondiendo a una actividad ya conocida en otros puntos de la urbe, y en la parte sur se tiene constancia de dos tumbas del siglo I.

El interrogante que queda sin contestar es si bajo estos niveles hay algo más. Aunque inicialmente la posición municipal era la de dar por finalizadas las tareas, la posibilidad de encontrarse con una resolución contraria de la Consejería de Cultura, en la que le obligase a reabrir las zanjas y seguir profundizando, le llevó el pasado dos de octubre a poner sobre la mesa una solución alternativa de menor impacto para la zona: sondeos geoarqueológicos.

Casi dos meses después de que se formalizase la petición, el departamento autonómico acabó validando la iniciativa. En concreto, autorizó la realización de 10 puntos de sondeo con el fin de determinar la existencia o no de nuevos restos históricos bajo la cota ya alcanzada.

La previsión de Urbanismo es la de incorporar los resultados de estas catas al informe final de la dirección arqueológica encargada de esta actuación, que será remitida a la Administración regional para que fije una posición respecto a la necesidad o no de ampliar la profundidad de la excavación, de un lado, y la necesidad o no de conservar in situ algunos de los restos ya encontrados.

Para acometer esta tarea, los operarios utilizan una especie de taladro capaz de realizar perforaciones de 36 y 80 milímetros, que serán rellenadas con el mismo sedimento extraído una vez éste haya sido analizado y documentado. El plazo que se maneja apunta a que toda la actuación podría quedar resuelta en unos diez días, si bien ello dependerá también de las condiciones del terreno. A partir de ahí se abre el proceso de estudio de los sedimentos, determinando la existencia o no de niveles ricos en restos.

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