El talante de Pendón

La trayectoria pública del presidente de la Diputación está salpicada de salidas de tono que han tenido su guinda en la condena firme por lesionar a un vecino de Ardales

Salvador Pendón, en diciembre de 2004, niega la mano al ex director general del Málaga, Antonio Mendoza, en presencia de Marcos y del alcalde.
E. Codina / Málaga

30 de marzo 2008 - 01:00

Hay un Salvador Pendón sensible, amante de la poesía, y otro que es condenado porque se enzarza en una disputa en una velada flamenca. Uno que pregona las fiestas de los pueblos de Málaga y otro que no tiene reparos en insultar a través de un hiriente sms. La vida política del presidente de la Diputación está plagada de singulares salidas de tono, desaires más o menos acertados que, en cualquier caso, son poco comunes entre personas de su posición. La guinda ha llegado esta semana con la condena firme de la Audiencia Provincial por una falta de lesiones a un vecino de Ardales, un antiguo contrincante político al que golpeó en el pecho en la peña flamenca del pueblo. El episodio ha ensuciado el currículum del dirigente socialista, que no cree, sin embargo, que el altercado tenga la suficiente entidad como para dimitir de su cargo. Insiste una y otra vez en separar su vida privada de la institucional, como si el Pendón que se sienta en el sillón del despacho supramunicipal no fuera el mismo que se marcha a casa o a disfrutar de una noche flamenca.

Alcalde de Ardales durante 20 años, hasta que en 2007 un pacto entre IU y Falange Auténtica le quitó la vara de mando, preside la Diputación malagueña desde 2003, cuando un extraño giro de la dirección provincial del PSOE lo situó por delante de Juan Fraile.

Sólo un año más tarde, el día de reflexión de las elecciones generales de 2004, tras el atentado de Madrid, Pendón aumentó su popularidad porque fue capaz de mandar 169 mensajes de móvil en apenas tres horas para rajar del PP. Toda una odisea digna de alabanza si no fuera porque las decenas de sms fueron enviados desde su teléfono público. La afición del presidente de la Diputación por el móvil ha tenido más brotes, aunque menos impactantes. Echó mano del teléfono oficial, por ejemplo, para justificar entre sus compañeros de partido el sueldo de más de 110.000 euros que anualmente percibe la secretaria provincial del PSOE, Marisa Bustinduy; también insultó vía sms a la ex parlamentaria Inmaculada Gálvez -víctima de su ira telefónica más de una vez- por cuestionar su legitimidad para coger las riendas de la Diputación tras perder la Alcaldía de Ardales.

Pendón tampoco se amilanó por la presencia de los medios de comunicación cuando, con el Málaga aún en Primera División y con más desavenencias que acuerdos entre el club y las instituciones públicas, se enzarzó en una disputa pública con el ex director general, Antonio Mendoza, al que luego negó la mano [momento plasmado por la fotografía].

Era diciembre de 2004. Cinco meses más tarde, en una reunión del Patronato de la Fundación Ciedes, Pendón dejó a todos con la boca abierta cuando irrumpió en la sala 20 minutos tarde y se exaltó al comprobar que habían comenzado sin él. A tanto llegó su enfado que los presentes tomaron la decisión de empezar de nuevo.

Pendón ha sido noticia por pasearse junto a José Luis Rodríguez Zapatero en Álora durante la celebración de la segunda edición del Día de la Provincia, fiesta instaurada por él, y por esquivar la Ley del Suelo para ejecutar un convenio en Ardales, una reclasificación del suelo que permitió a las arcas municipales ingresar 600.000 euros sólo siete días antes de que esta práctica fuera prohibida. O por ordenar al representante de la Diputación que se abstuviese en la votación del Plan de Ordenación Territorial (POT) de la Costa del Sol Occidental impulsado por la Consejería de Obras Públicas.

Es un apasionado del flamenco y la poesía, arte que ensalza en su recién creado blog, en el que compagina alegatos sobre la nobleza política y la libertad de expresión con envenenadas críticas a los ex dirigentes socialistas Carlos Sanjuán y José Asenjo.

Ha sido su carácter impulsivo el que lo ha convertido en un cargo público condenado. Una madrugada, en una peña de Ardales, se topó con Manuel Campano. Pendón ha negado siempre la agresión, pero hay una sentencia firme que dice lo contrario.

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