Los 'taxistas pirata' proliferan en el aeropuerto de Málaga: "Son una mafia organizada"
El sector reclama más vigilancia policial ante el incremento de conductores ilegales
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Málaga/Los taxistas que trabajan en el aeropuerto de Málaga lo tienen claro. Reclaman más medidas para disuadir a aquellos que, sin ningún tipo de licencia que los habilite para transportar pasajeros profesionalmente, captan a sus clientes ocasionándoles un perjuicio económico notable e incurriendo en una práctica de competencia desleal. Los conductores, en definitiva, piden soluciones para “acabar de una vez por todas” con los denominados taxistas piratas, cuya sensación es que no para de aumentar.
Estos conductores acostumbran a operar en grupo en las inmediaciones del aeródromo todos los días y a distintas horas, pero no es hasta la caída de la tarde, o en momentos puntuales en que la vigilancia brilla por su ausencia, cuando comienzan a actuar. Sus clientes preferidos: los turistas extranjeros, quienes suelen ser más propensos al engaño tanto por la barrera lingüística como por puro desconocimiento.
No obstante, su presencia ya no se circunscribe al aeropuerto: sólo en los últimos días han sido avistados en el Real Cortijo de Torres durante la Feria o en la capital en la estación de autobuses, y muchos ya acumulan gran cantidad de fotos en sus teléfonos para tener pruebas.
Algunos profesionales, como es el caso de Félix Muñoz, los tienen más que fichados: “Campan a sus anchas, y siempre en la misma puerta, tengo identificados por lo menos a 15 o 20”. Comparte la misma opinión Antonio Moreno, que sostiene que debería haber más efectivos policiales porque, “cuando se van, vuelven a venir; se pasan la vida jugando al gato y al ratón”.
Los piratas dividen sus funciones en dos: por un lado están los captadores, que aguardan móvil en ristre (en el que a veces indican, usándolo a modo de cártel, que son taxistas o VTC) en la zona de llegadas, donde también se encargan de persuadir a su público objetivo; y por otro lado están los conductores, que esperan en los alrededores, a ser posible fuera de la vista de los legales, con el coche preparado. Práctica que a aquellos que sí cumplen las normas les merece la denominación de "mafia organizada", toda vez que han llegado a tener problemas en el pasado.
“Hace poco varios amenazaron a un guía turístico porque uno se acercó al grupo al que acompañaba y empezó a ofrecerles sus servicios con demasiada insistencia”, explica Natividad Villodres, una de las taxistas que trabaja en el aeródromo. Aunque de cuando en cuando también les toca. “A mí me han amenazado varias veces. Me dijeron incluso que sabían que tenía un coche nuevo y que tuviera cuidado cuando me fuese. Qué menos que podamos hacer nuestro trabajo tranquilos”, reflexiona.
A todo lo anterior es necesario añadir que este grupo suelen aplicar un filtro previo a sus potenciales clientes en función del interés, captando a los que se desplazan a localizaciones lejanas (Marbella, por ejemplo) y redirigiéndolos al lugar donde aparcan los taxis a los que, pongamos por caso, lo hacen hasta Torremolinos o Málaga capital, de manera que sólo se quedan con las carreras más jugosas.
También porque, como es natural, no hay ningún organismo que regule sus tarifas. Aunque en este punto no hay una línea de opinión general entre los transportistas legales, ya que algunos creen que los pasajeros eligen esa opción “por ser más barata al tener menos costes”, al tiempo que otros tienen constancia de que es justo al contrario por lo que estos han llegado a contarles, como una conductora que afirma haber llevado a una joven "a la que le cobraron 60 euros por un servicio por el que nosotros no podríamos pedir más de 20".
Aunque lo cierto es que no resulta sencillo actuar contra los piratas, ya que los agentes deben cogerlos in fraganti mientras estos realizan labores de transporte, lo que supone la retirada a depósito del vehículo, algo que, si bien ocurre a veces, no se da con frecuencia. Asimismo, los taxistas lamentan que cada vez son más los que evitan ese peligro mediante el uso de coches de alquiler, pues existen supuestos contractuales en los que es la empresa la que debe abonar estos gastos.
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