Los incesantes terremotos del mar de Alborán y sus efectos futuros
Granada, las proximidades de la ciudad de Málaga y Almería son las zonas de mayor recurrencia de sismos en España
El Mediterráneo acapara el 5% de los temblores mundiales
Málaga/El pasado sábado 28 de agosto un seísmo de magnitud 4,9 (incrementado hasta 5,1 tras un cambio en la medición) y localizado en el mar de Alborán se dejó sentir en gran parte de Málaga. No es el primero, tampoco será el último. El temblor tuvo un decena de réplicas, todos ellos de una intensidad ya mucho menor. Al día siguiente, el domingo, el Instituto Geográfico Nacional registró otra serie de temblores con localización similar, el mayor de ellos, de 3,2 grados en la escala de Richter. Este espacio marítimo viene temblando con mayor o menor intensidad desde que existe, pero hace seis años que su actividad ha aumentado, dejando sentir su fuerza en la provincia.
Aunque la península ibérica está en una zona de riesgo moderado, el Mediterráneo es la segunda zona mas activa del mundo, con el 5% de los terremotos mundiales. Y Andalucía (sobre todo Granada, las proximidades de la ciudad de Málaga y Almería) son las zonas de mayor recurrencia de sismos en España (por la interacción de las microplacas de Alborán e Ibérica con la placa Africana).
El verdadero problema radica en el acercamiento entre la placa eurasiática y la africana. Que según los expertos lo estarían haciendo en 5 mm al año. Eso renueva la morfología del suelo submarino y puede llevar a la creación de nuevas fallas. Y eso es precisamente lo que ha sucedido en el Mar de Alborán. De hecho, con el descubrimiento, hace un par de años, de la falla de Al-Idrissi, se pudo determinar que de ella procedió el mayor terremoto registrado en el último lustro en el Mar de Alborán, en enero de 2016, de 6,4 grados y que se sintió desde el norte de África hasta prácticamente todo el litoral oriental andaluz. Además de ser el causante de numerosas réplicas que continuaron moviendo la tierra desde África hasta el sur este de Andalucía, creando una crisis que volvió a despertar el interés de los científicos por el Mar de Alborán y los motivos de estos nuevos terremotos de gran magnitud. Pero lo que está sucediendo con esta falla, al igual que sucede con otras muchos a lo largo de los bordes de las placas tectónicas, es que se está deslizando y lo hace a una velocidad de 4 mm al año.
Un equipo internacional liderado por el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) demuestra este crecimiento. El sistema de la falla de Al-Idrissi, que cruza la parte central del mar, se encuentra en el límite de ambas placas. Es la estructura tectónica activa más larga de la región, con unos 100 kilómetros de longitud.
“Nuestro trabajo muestra, por primera vez, la estructura detallada de un sistema de fallas en su etapa inicial. Este sistema de fallas incipiente es una oportunidad única para estudiar el crecimiento y la evolución de una joven falla de movimiento lateral”, explica la investigadora del ICM-CSIC, Eulàlia Gràcia Mont, líder del proyecto.
En el medio del sistema de falla de Al-Idrissi se encuentra el epicentro del sismo del 25 de enero de 2016, de magnitud (Mw) 6,4, el más grande registrado en el mar desde que se instalaron los primeros sismómetros, hace más de cien años. Un terremoto submarino (terremoto de Al-Idrissi) que sacudió el norte de la costa marroquí, afectando gravemente la ciudad de Melilla y numerosas localidades del sur de la península ibérica y del norte de África. El evento demuestra que la falla continúa creciendo.
Otro estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto que las fallas de salto en dirección tienen más potencial para generar tsunamis costeros de lo que se creía hasta ahora. El trabajo, publicado en la revista Scientific Reports, analiza la falla activa de salto en dirección de Averroes, situada en el Mar de Alborán, y desvela las zonas costeras próximas que podrían verse afectadas por la llegada de olas de tsunami, así como la magnitud que podría alcanzar la inundación.
“Estas olas gigantes pueden representar una amenaza para las poblaciones costeras, dañar infraestructuras marinas y terrestres, y provocar una crisis económica y medioambiental. Estos resultados resultarán vitales para mejorar las medidas de planificación encaminadas a la mitigación del impacto de un posible tsunami”, explica el investigador del CSIC Ferran Estrada, del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC).
Los tsunamis se desencadenan por desplazamientos súbitos del fondo marino y, por lo general, se originan por la actividad sísmica de las fallas normales e inversas. Sin embargo, las fallas de salto en dirección, que separan bloques que se desplazan lateralmente, se suelen descartar como agentes desencadenantes de tsunamis. “La falla de Averroes presenta, en su extremo noroeste, un salto vertical de hasta 5,4 metros que habría generado un terremoto de magnitud 7. Hemos estudiado la actividad de la falla de los últimos 124.000 años y, según registros históricos, el último terremoto generado por esta fractura pudo haber sido en el año 365 de nuestra era”, añade Estrada.
Gracias a un modelo matemático de la deformación del suelo marino, el equipo de investigadores ha calculado el comportamiento de las masas de agua del Mar de Alborán en caso de un nuevo episodio sísmico en la falla. Según esta simulación de escenarios posibles, las olas de tsunami se propagarían en dos ramales principales y alcanzarían e inundarían sectores densamente poblados de la costa sur de España y del norte de Marruecos. Estas olas podrían alcanzar los seis metros de altura y tardarían en llegar a la costa entre 21 y 35 minutos.
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