El testimonio de tres supuestas víctimas de un profesor en Málaga: "Me sentí cosificada siendo una niña"

Ex alumnas relatan cómo un docente les “inoculó la idea” de que la “solución” en sus vidas era el poliamor

Una de ellas afirma que le propuso perder la virginidad con él, pero la joven, que entonces tenía 14 años, se negó

Una de las ex alumnas que ha denunciado a un profesor de Málaga

"Han sido 10 años de acoso y no me he logrado recuperar. El proceso judicial me está ayudando pero estoy marcada, traumatizada”. El caso de Marta –nombre ficticio– ha hecho aflorar la denuncia de otras cuatro antiguas compañeras de un instituto de la provincia de Málaga. Todas ellas se han alzado contra los presuntos abusos sufridos entre 2009 y 2016 a manos de un profesor, que tras su detención en diciembre de 2021 está en libertad provisional, pero con la prohibición de contactar con menores a través de redes sociales. Tres de las jóvenes que han iniciado el camino a la justicia comparten su testimonio con Málaga Hoy. Tienen un mismo denominador común: cuando, presuntamente, se sintieron acosadas eran menores vulnerables, víctimas de acoso escolar o del maltrato que soportaban por parte de las que entonces eran sus parejas. Tenían entre 13 y 15 años.

Marta llegó a mantener relaciones sexuales con el docente, aunque entonces ella ya había rebasado los 18 y culminado sus estudios en el centro educativo en el que se conocieron. Accedió, según su versión, por la “presión” que sentía. Y porque creía que “se lo debía”. “Me propuso que perdiera la virginidad con él, pero yo quería seguir siendo virgen”, asegura. El acusado, que ahora es director en un centro educativo y que está investigado por el Juzgado de Instrucción 10 de Málaga, “intentó” también, según su testimonio, tener sexo con otras alumnas. Lo consiguió, presuntamente, con una de ellas, menor de edad. “Dependiendo de la fortaleza que cada una teníamos lo permitíamos o poníamos un límite”, recalca Marta.

La supuesta víctima describe que, en su caso, vivió “10 años de acoso”, en los que el individuo, que fue su profesor en 1º de Bachillerato, siempre estuvo “en la sombra”. “Me perturbaba, intentaba llevarme a su mundo”, sostiene. Y al tiempo recuerda cómo la incitaba a mantener relaciones simultáneas con varias personas para también, supuestamente, participar él en ellas. “Me inoculó la idea de que la solución a los problemas con mis relaciones era el poliamor”, detalla la joven. “Solo he tenido relaciones abiertas por el pavor a sufrir. Me siento como un títere. Hizo conmigo lo que quiso; descubrí que nos utilizó a mí y a otras chicas. Era un depredador”, esgrime.

"Mi maltratador venía a sacarme del instituto cuando se enfadaba conmigo y él consentía que lo hiciera"

Sus padres, tras tener conocimiento de lo ocurrido, vivieron el proceso “con mucho dolor y frustración”. Los recuerdos, que había olvidado, emergieron años después. El silencio, dice, había sido su método de supervivencia. Marta recurrió en octubre de 2020 a la asociación Redime, que atiende a víctimas de abusos en la infancia. La abogada, Mari Carmen Heredia, contactó con el área de Participación Ciudadana de la Policía Nacional, que puso el caso en manos del Grupo de Menores (Grume). También se informó a la Delegación de Educación. “Las chicas estaban aterradas. No querían actuar a nivel judicial ni podían articular palabra. Todas, con el mismo perfil, querían evitar que hubiera más víctimas”, recuerda la letrada.

"Intentaba justificar su actitud para no sufrir”

Son tres las jóvenes que ya han prestado declaración ante el juez y está previsto que lo hagan dos más. Sofía y Lidia, otras de las supuestas afectadas, recibieron un aluvión de mensajes de antiguas alumnas que se sentían identificadas con su caso. Ambas denuncian que fueron manipuladas psicológicamente por el mismo profesor, que se convirtió en su mentor. Sofía sufría acoso escolar, lo que la llevó, cuenta, a repetir 3º de ESO, pese a que era una alumna de altas capacidades. “Él se encargaba de ayudar a quienes teníamos problemas. Fui paciente de Salud Mental y conocía mis carencias afectivas por el abandono de mi padre”, relata. Según su testimonio, el docente logró hacerse pronto con el control de su vida. Ella se sintió “cosificada por un adulto siendo una niña”. Pasaban “muchas horas juntos” por las clases especiales a las que ella asistía y comenzaron las conversaciones por Whatsapp. “Cuanto más me aislaba y más bullying me hacían, él más me encerraba. Empecé a tener un comportamiento obsesivo. Era una persona muy turbia; ahora lo pienso como adulta y me da mucho miedo. Algo dentro de mí intentaba justificar su actitud para no sufrir”, manifiesta Sofía.

"Descubrí que nos utilizó a mí y a otras chicas. Era un depredador”

La relación entre ambos se intensificó, al punto de que el profesor, supuestamente, le “justificaba las faltas de asistencia” para encontrarse en la biblioteca. “Un día me dijo que había soñado que era su hija y se ofreció a enseñarme a montar en bici. Teníamos grabada a hierro la información de que a partir de los 16 años podíamos mantener relaciones, que ya serían consentidas”, declara la joven, entonces atrapada en una relación tóxica con un chico que “la forzaba y le levantaba la mano”. Pero el docente, su “persona de confianza”, subraya, permanecía impasible. “Veía los golpes y no hacía nada. Mi maltratador venía a sacarme del instituto cuando se enfadaba conmigo y él consentía que lo hiciera; jamás se lo contó a mi familia. Me sentía controlada dentro y fuera. Sufría ataques de ansiedad”, recalca Sofía.

"Teníamos grabada a hierro la información de que a partir de los 16 años podíamos mantener relaciones"

Lidia vivía en el seno de una familia “desestructurada”. Soportó durante años las burlas de sus compañeros por su “sobrepeso”, además de “violencia física y psicológica” por parte de su pareja. El profesor también acabó, presuntamente, fijándose en ella. “Nos inculcaba el poliamor. Me sacaba 22 años; yo tenía 14 ó 15. Cada vez había más acercamientos: desde un abrazo a pasar su mano por mi rodilla y fue a mayores”, denuncia la joven, que asegura haber recibido “muchísimo contenido sexual” en su teléfono móvil. “Nos mandaba fotos y nos decía: ‘¿qué te parece?’. Siempre hacía que estuviera a solas con él”, remacha. Entre las atenciones y cariño que le prodigaba, según su versión, la hizo sentir confusa, emocionalmente inestable.

Ahora, expresa, respira tranquila y espera que con su declaración otras chicas se animen también a denunciar. Todas ellas tienen, recalcan, una cuenta pendiente, la de reconciliarse con su cuerpo. Miran, sienten y ordenan lo sucedido. O eso se proponen.

“Contó mi vida en un libro en modo película porno. Me quedé helada”

Las tres ex alumnas que han hecho público su caso aseguran que el profesor investigado “contaba abiertamente en clase que tenía una relación poliamorosa”. “Casi las recomendaba. No estábamos preparados para tener relaciones simultáneas a ese nivel”, asevera una de las denunciantes. En palabras de Mari Carmen Heredia, la abogada que las representa, el individuo “siempre les aconsejaba salir de la caja de moralidad que nos impone la sociedad”. “Hablamos de niños de 14 años que estaban conociéndose”, advierte. El docente, que también es escritor, se inspiró en la vida de una de las jóvenes, según el testimonio de ella, para escribir una de sus novelas con alto contenido sexual. “Me enseñó varias páginas. La protagonista tenía unos 14 años. Vivía con los abuelos. Él se acostaba con ella y participaban en orgías. Al leerlo, se me heló la sangre. Contaba mi vida en modo película porno”, denuncia una de las ex alumnas, que asegura que esos libros estaban disponibles en la biblioteca del instituto. “Hablaban de menores que tenían relaciones con adultos”, apostilla, al tiempo que remacha que la actitud del investigado “era un secreto a voces”.

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