Localizan el torpedo nazi sin detonar que hundió al submarino C-3 en Málaga durante la Guerra Civil

Un barrido de sónar ha hallado la bomba a unos 300 metros del naufragio del buque y 66 de profundidad frente a las playas de El Palo

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Simulación de cómo el torpedo entró y salió por el casco del submarino C-3 en las costas malagueñas.
Simulación de cómo el torpedo entró y salió por el casco del submarino C-3 en las costas malagueñas. / Álvaro Cabrera / Efe

El 12 de diciembre de 1936 en la bahía de Málaga, a las 14:19 minutos, según anotaron en el cuaderno de bitácora del destructor británico HMS Acasta, testigo de excepción de la tragedia, el submarino republicano C-3 se hundió a 5 kilómetros de las playas del Palo. Con 40 tripulantes a bordo, solo sobrevivieron tres de los marineros que estaban en el puente de mandos. El suceso, que quedó silenciado y olvidado hasta que en 1999 se localizó el pecio a 68 metros de profundidad, dio para varias hipótesis. Ahora, gracias a un barrido de sónar para obtener imágenes mejoradas del submarino, se ha hallado el torpedo nazi sin detonar que causó su destrucción y se ha podido esclarecer las circunstancias concretas del hundimiento.

El marino mercante y experto en submarinos José Luis Martín, con la colaboración de José Antonio Hergueta, director del documental Operación Úrsula (2006), han localizado el torpedo que disparó el u-boot alemán U-32 y que hundió a la nave española, que patrullaba la bahía de Málaga para defenderla del ataque previsto del crucero Canarias. El proyectil reposa con 250 kilos de explosivo S1, una combinación de TNT y otros productos, en el lecho marino a 66 metros de profundidad y a unos 300 de los restos del naufragio. Asegura Hergueta que han notificado a las autoridades, Comandancia de Marina y Subdelegación del Gobierno, el hallazgo para que pueda ser desactivado y retirado por las Fuerzas Armadas.

Los investigadores consideran que Málaga siempre fue un objetivo militar de la Kriegsmarine, la Marina nazi alemana, y que la Guerra Civil española fue un auténtico laboratorio de pruebas para el armamento que pocos años después utilizarían los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Y la localización del torpedo alemán confirma la teoría. José Luis Martín relata que el 28 de noviembre, cuando el U-32 pasó en su ruta desde Gibraltar a Cartagena por el puerto de Málaga no vio ningún objetivo sospechoso. Pero de regreso, el 12 de diciembre, avistó al C-3, que hacía la guardia en superficie.

El marino mercante e investigador José Luis Martín muestra planos y fotografías de la tripulación del C-3
El marino mercante e investigador José Luis Martín muestra planos y fotografías de la tripulación del C-3 / Álvaro Cabrera / Efe

La nave alemana se sumergió para no ser vista y a unos 800 metros de distancia realizó los cálculos de triangulación pertinentes y lanzó una única bomba que, en 53 segundos, alcanzó el objetivo y atravesó el casco de acero del sumergible republicano y salió por el siguiente extremo con sus 1.740 kilos de peso a una velocidad de 30 nudos, unos 52 kilómetros por hora.

"Provocó un movimiento muy brusco, una sacudida muy fuerte y se hundió con una rapidez tremenda", comenta el experto. Y explica que el proyectil impactó en la cuaderna 105, lugar en el que se alojaban dos de las 14 tanques de aire comprimido que se convirtieron en bombas cuando fueron alcanzadas. "Las bombonas estallaron rajando el casco como a cuchillo y se fue al fondo de forma instantánea", agrega Martín.

Con la entrada de agua salada en el casco se produjo, además, una segunda explosión, las de las baterías que iban a popa. "Se produjo una reacción química en la que se liberó hidrógeno y que causó una tremenda explosión que vieron los testigos desde Málaga, con una enorme columna blanca que desapareció en segundos, algo que solo puede ser vapor de agua". Esto, unido al material que se desprendió de la nave, hizo creer a los alemanes que el torpedo había estallado, como cuenta el marino mercante. De hecho, apunta, el éxito de la misión la comunicó a Berlín días más tarde el comandante del U-32, Harald Grosse.

Aunque la espoleta falló y no se detonó el explosivo, el peso y la velocidad del arma lograron el objetivo de liquidar a la nave republicana frente a las playas malagueñas. La tripulación no pudo huir. Cinco cayeron al mar, entre ellos el comandante Antonio Arbona, pero estaba gravemente herido y murió antes de ser rescatado. Solo tres marineros lograron sobrevivir a la tragedia.

Para el cineasta y productor José Antonio Hergueta, la historia del C-3 es "la Guerra Civil resumida en una nuez", porque el 12 de diciembre de 1936 "explota y se publica el hundimiento, pero 48 horas después se borra de la memoria, lo que resumía todos los olvidos y silencios de la guerra". Ese silencio oficial sobre la actuación alemana pudo deberse, según Hergueta, a que en esta zona el mar se entendía como un dominio británico y, en ese momento, 1936, "Hitler no quería provocar a los ingleses porque pensaba que todavía podía seducirlos".

Como ha destacado Martín, Málaga "tuvo una gran importancia estratégica durante la Guerra Civil por su cercanía a Gibraltar", ya que "era el único puerto del Mediterráneo a dos horas de navegación del Estrecho" y por ello se convirtió en base de los submarinos republicanos en los primeros meses de la contienda. El C-3 fue el submarino que más veces estuvo en Málaga durante los primeros meses de la contienda. Hasta 11 veces navegó por aguas malagueñas antes de que encontrara en ellas su macabro final.

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