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La trágica noche que alteró la vida en Álamos
Málaga de ayer a hoy
Calle Álamos, que se formó al amparo de la muralla medieval, sufrió los altercados de la quema de iglesias en 1931 y la iglesia de la Aurora quedó arrasada.
La proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, en un clima de crisis económica y conflictividad social, vino acompañada de unos lamentables sucesos que marcaron su devenir. Apenas un mes después, entre el 11 y el 12 de mayo, fueron asaltados, incendiados y saqueados edificios religiosos en varias ciudades del país. En Málaga prácticamente todos los templos y conventos fueron asaltados, en medio del desconcierto de las autoridades civiles y militares. Estos hechos se saldaron con un balance de decenas de heridos y detenidos, y con la declaración del estado de guerra. "El patrimonio artístico y documental de la Iglesia sufrió pérdidas irreparables y para muchos católicos marcó su actitud frente al recién estrenado régimen republicano", aseguró el historiador malagueño Víctor Heredia.
En el caso del convento de la Encarnación, que tenía su entrada por la calle Beatas, y la capilla de la Aurora del Espíritu Santo, que daba a la calle Álamos, las 21 monjas que formaban la comunidad abandonaron el edificio en la madrugada del 12 de mayo. A la mañana siguiente los asaltantes destrozaron y saquearon la iglesia y las dependencias conventuales, como se aprecia en la imagen. "Se amontonaron muebles e imágenes delante de la iglesia, pero la actuación de las fuerzas del orden evitó que les prendieran fuego", señaló.
Sin embargo, el edificio quedó con las puertas abiertas y las fuerzas del orden se retiraron, por lo que volvió a ser asaltado y las imágenes incendiadas al día siguiente. Fueron los vecinos los que tuvieron que apagar el fuego. Esta iglesia ubicada en la calle Álamos seguía el trazado de la muralla medieval que marcaba el principal recinto urbano. Al norte de la calle quedaba el arrabal musulmán de Funtanalla, que a partir del siglo XVI se transformó en el llamado Barrio Alto, comprendido entre la Plaza de la Merced y la calle Ollerías, donde se instalaron varias familias aristocráticas durante la Edad Moderna.
Mientras que el lado norte de la calle Álamos se fue constituyendo en esos siglos, el lado sur seguía formado por el foso y la muralla propiamente dicha. En 1721, ante la inutilidad defensiva de la misma, el Ayuntamiento aprobó la cesión del foso, habitualmente cegado por las basuras que se arrojaban al mismo, para que se construyera sobre el mismo. La cesión municipal era gratuita, con la única condición de mantener el foso y cubrirlo con una bóveda para dejarlo como alcantarilla. Así se formó en el siglo XVIII el lado de los pares de esta calle y de Carretería.
El templo de las monjas cistercienses
El convento de la Encarnación, de monjas cistercienses, fue fundado en el siglo XVII y estaba en la calle Beatas. Después de que su edificio fuera expropiado y demolido en 1873, se trasladaron a una casona del siglo XVIII en la misma calle. Las monjas comunicaron la parte trasera de la casa con la capitlla, que daba a Álamos y Puerta de Buenaventura (actual Plaza del Teatro), y la convirtieron en iglesia conventual.
Una iglesia junto a la muralla
La capilla de la Aurora del Espíritu Santo, junto a la muralla, tiene su origen en un rosario que se fundó a finales del siglo XVII. La hermandad solicitó en 1722 al Ayuntamiento un sitio para fabricar una iglesia propia junto a la Puerta de Buenaventura, quele fue concedido. El templo quedó terminado en 1727 y durante las décadas siguientes el culto se mantuvo por la Hermandad del Rosario.
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