La trampa de comprar, usar y devolver ropa

Los reembolsos de ropa utilizada son cada vez más comunes en Málaga y se acentúan en fechas señaladas

"Nos dan un mal rato a todas porque el cliente empieza a gritarnos, y al final no vale para nada", sostienen algunas encargadas de los establecimientos

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Una mujer observa el escaparate de una tienda de ropa en Málaga.
Una mujer observa el escaparate de una tienda de ropa en Málaga. / Mercedes Bryan
Mercedes Bryan

04 de septiembre 2022 - 06:28

Málaga/Devolver prendas usadas es una práctica cada vez más habitual en los comercios de ropa del Centro de Málaga. Si cada semana en los establecimientos locales se hacen, de media, diez devoluciones, dos son de prendas que aunque el cliente afirma y reafirma que no ha usado, la realidad es que sí lo ha hecho.

Lejos de parecer una costumbre extendida sobre todo en chicas jóvenes de entre 18 y 25 años -que son, de hecho, quienes más la llevan a cabo- la realidad es que se trata de una fechoría que también hacen madres, influencers y personas que aparentan un alto poder adquisitivo. Así lo aseguran Cristina Carrillo y Gema Cuéllar, dependientas de dos establecimientos de ropa en el Centro.

Cuéllar, que es asesora de imagen y trabaja de manera habitual con modelos, revela que las influencers que no gozan de un alto número de seguidores en redes y por tanto a quienes las marcas no suelen regalarles las prendas, tienen que tener un fondo de armario tan amplio que la única manera de poder renovarlo es comprando ropa para, acto seguido, devolverla una vez que la foto ya está hecha y colgada en redes.

Chicas jóvenes de entre 18 y 25 años son quienes más intentan devolver ropa usada

El acto de ponerse una prenda para una foto podría contar como que esta no está usada si no fuera porque, según puntualiza Cuéllar, "una foto no se hace en cinco minutos, con cada vestuario puedes estar hasta cuatro horas, en las que la modelo suda, se sienta, se levanta, roza... y la prenda se mancha".

Carrillo, por su parte, reconoce que es sobre todo en los grandes almacenes donde "van cantidades de gente que supuestamente aparenta que tiene dinero y compra ropa de marca y bolsos, y luego descambian todo lo que han comprado".

Escaparate de un comercio de ropa juvenil en Málaga.
Escaparate de un comercio de ropa juvenil en Málaga. / Mercedes Bryan

Es precisamente en grandes almacenes y centros comerciales donde se levanta más la mano a la hora de permitir la devolución de prendas que se ve a leguas que han sido usadas. Sin ir más lejos, Cuéllar trabajó durante un tiempo en un centro comercial de Málaga capital donde se aceptó el reembolso de un vestido de 400 euros que estaba "completamente manchado de caña de azúcar", un producto empleado para broncear la piel que no deja manchas "si no es porque te has puesto el vestido durante mucho tiempo y has sudado", según recalca la asesora de imagen.

En comercios de menor tamaño, es más complicado que el cliente reciba de vuelta su dinero, sobre todo si es evidente que la prenda no vuelve como salió del establecimiento. La muestra más clara de que la ropa ha sido usada es por el olor que desprende: "Hay algunas que huelen muchísimo a perfume o al olor corporal de la persona, eso es lo que más se nota, a no ser que las metan en la lavadora, que igualmente olerán a suavizante", explica Rocío Rojas, encargada de Subdued.

"Hay prendas que huelen muchísimo a perfume o al olor corporal de la persona, eso es lo que más se nota", destaca Rocío Rojas, encargada de Subdued

Además, algunas prendas llegan manchadas de maquillaje, con los bajos de los pantalones deshilachados o con las etiquetas cortadas o anudadas de mala manera. Por lo general, el cliente suele decir que se llevó la prenda así, algo que resulta inverosímil para las empleadas de los comercios, quienes le insisten en que "jamás le venderíamos una prenda así" y en caso de comprar algún producto sin etiqueta, se suele apuntar en el recibo.

A falta de obtener su dinero o un abono de vuelta, los consumidores lo único que consiguen es crear un ambiente de desagrado que cala hondo en las dependientas de los establecimientos: "Entramos en una discusión con el cliente y terminan poniendo una hoja de reclamación que no sirve para nada porque saben que no tienen razón. Pero ya nos han dado el día, nos dan un mal rato a todas porque empiezan a gritarnos, y al final no vale para nada", manifiesta Vanesa Guerras, encargada de Tezenis, marca de lencería y ropa de baño para hombres y mujeres en Málaga.

"Al día tres o cuatro clientes lo intentan, pero ocurre más cuando es Feria, a la semana siguiente y en Navidades", subraya Sheila Rivera, encargada de Stradivarius

Si es una práctica que los comercios sufren todo el año, se intensifica en fechas señaladas. Sheila Rivera, encargada de Stradivarius, destaca que en su tienda diariamente "tres o cuatro clientes lo intentan, pero ocurre más cuando es Feria, a la semana siguiente y en Navidades". En Springfield, las devoluciones de prendas usadas se duplican en fechas especiales, como en Feria, Semana Santa o en Navidad, según estima una de las dependientas de este comercio, Rocío González. Y en Tezenis observan que hay dos picos: uno en vacaciones, cuando hay sobre todo devoluciones de bikinis, y otro en Navidad, cuando se venden boddies especiales para la ocasión que luego "siempre vienen devueltos".

Y todo ello porque, como afirma Cuéllar, "al final a todas nos gusta estrenar, pero económicamente no todo el mundo puede estrenar todos los días". La solución, entonces, pasa por comprar, usar y devolver, fomentando en este último paso la pericia para que el comercio no detecte que la prenda no vuelve como salió de la fábrica.

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