La Alameda que fue, la Alameda que es
Transformación de la Alameda Principal de Málaga
La reurbanización de la Alameda materializada por el Ayuntamiento y la Junta supone una transformación radical de la avenida, convirtiendo al peatón en protagonista del espacio
Málaga/Hubo un tiempo en que la Alameda se sufría. Deambular por sus desniveles se convertía en un azaroso tránsito de nula satisfacción emocional, en el que el sentido único del camino no era otro que el destino mismo. Un mal necesario para alcanzar una meta. Porque por el que antaño fue concebido y pensado como salón urbano de Málaga sólo se pasaba, no se estaba. Años en los que la avenida era invadida por el tráfico (más de 50.000 coches diarios en 2005) y ocupada a modo de cochera interminable por decenas de autobuses urbanos.
Ese tiempo queda atrás tras el descubrimiento de la nueva Alameda, trabajada sobre un pensamiento en el que es el ciudadano el que conquista el territorio. Y bien que lo ha hecho. Tras el telón ya descorrido, la segunda gran transformación en la historia de una calle que esconde sus raíces a finales del siglo XVIII, asentándose sobre lo que era un área de arenales y junto al Guadalmedina.
"Se proyectó como un espacio de paseo, con características de paseo-salón vinculado a los nuevos desarrollos urbanos en ensanche", se relata en la memoria del proyecto de regeneración ya alumbrado. La primera versión tenía como protagonista un bulevar central arbolado, acotado en sus laterales por dos hileras de edificios destinados a la burguesía de la época.
Pero este modelo fue alterado con el paso de los años, con diversas ampliaciones, hasta que con el inicio del siglo XX se da paso a una variación del diseño con el fin de dar entrada al vehículo privado. Es en el año 1925 cuando se da luz verde al plan que convertirá el salón central de la Alameda en una amplia calzada de tráfico.
Conforme al devenir de los acontecimientos ocurridos en sus varios siglos de vida, la operación de cirugía a la que ahora ha sido sometida se retrotrae, en buena medida, al espíritu primitivo. Sigue acogiendo una arteria de peso en lo que a la circulación rodada se refiere (el último dato disponible, del segundo cuatrimestre de 2018 cifra en algo menos de 13.800 la intensidad media en sentido oeste), pero al mismo tiempo recupera la necesidad de embellecer el escenario y que el peatón sea referente.
La nueva Alameda, que no estará completada en sus laterales norte y sur hasta noviembre o diciembre, ofrece al visitante variantes más que significativas respecto a la calle de hace apenas dos años. La llegada de la obra del Metro al eje forzó a transformar de manera radical los movimientos del tráfico en una zona sometida al coche y a los autobuses. Y ese paso obligado abrió de par en par las puertas a la transformación ahora materializada.
Más espacio para el peatón
La proporción de superficies destinadas al tráfico y al peatón antes de acometerse el proyecto era de 70-30 a favor del primero de los actores. La intervención urbanística, en buena medida de la mano del Ayuntamiento, ha modificado estos porcentajes, al punto de que ahora es el ciudadano que camina el que dispone de un 70% de todo el escenario. Y ello suma del orden de 23.000 metros cuadrados (lo mismo que cinco calles Larios), distribuidos en las alas norte y sur, peatonalizadas. Sólo el eje central se mantiene abierto al paso de vehículos, aunque con protagonismo para el transporte urbano. De los cinco carriles, tres están destinados a bus-taxi; solo dos, en sentido este-oeste, son para tráfico privado.
Reubicación del marqués
El cambio de emplazamiento del conjunto escultórico del Marqués de Larios, tras una profunda rehabilitación de todos sus elementos, es uno de los hitos de la operación de la Alameda. La apuesta de los técnicos fue la de desplazar la pieza hasta ponerla de cara a la calle Larios, buscando con ello una mayor relación y evitar el perjuicio que le causaba su instalación sobre una salida de humos del aparcamiento de La Marina. La maniobra fue cuestionada incluso por la fundación del escultor Mariano Benlliuere, que ese movimiento chocaba con la idea que tuvo el artista cuando la creó.
La EMT se queda sin cabeceras
Los autobuses de la EMT recuperaron las paradas que perdieron meses atrás con el arranque de las obras de reurbanización. Es decir, la Alameda sigue siendo punto de paso esencial para la sociedad municipal. Lo que no volverá a ser es punto de cabecera de sus líneas. Esta circunstancia, a priori, ayuda a que los tiempos de permanencia de los autobuses en la zona sea reduzcan de manera significativa, rebajando el impacto visual que suponía la acumulación de vehículos.
Restos arqueológicos
La parte norte de la Alameda, también ya abierta (resta el punto de acceso de los camiones al interior del túnel del Metro y desde Puerta del Mar hasta Larios), presentará en semanas o meses otro elemento significativo: una especie de pirámide irregular a través de la cual podrá verse parte del muro oeste del Fuerte de San Lorenzo encontrado durante la construcción del tramo del suburbano Guadalmedina-Atarazanas.
Inversión
El coste de los trabajos de reurbanización de la Alameda rondan los 11 millones de euros. La parte de la intervención realizada por la Junta de Andalucía se estima en 2,88 millones de euros (incluyendo la parte pendiente entre Puerta del Mar y calle Larios). Por su parte, el Ayuntamiento valora sus trabajos en unos 7,8 millones, lo que supone un incremento del 22% respecto a la adjudicación de los trabajos en el eje central y el lado sur.
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