Fin a 13 días de agonía
Triste desenlace en el rescate de Julen
Cientos de profesionales han trabajado en una obra sin precedentes en España
Los continuos contratiempos por la compleja orografía han marcado la recta final de los trabajos
Málaga/Trece días de zozobra continua, de temores, desde que una llamada en el 112 hiciera saltar todas las alarmas. Un niño de 2 años y medio había caído por un pozo de solo 25 centímetros de diámetro y 107 metros de profundidad en Totalán. Las tareas de rescate, en la que se han afanado más de un centenar de personas, han resultado de una complejidad extrema debido al reducido espacio sobre el que han trabajado los equipos y a las enormes dificultades que han entrañado las tareas en el terreno, muy complejo tanto orográfica como geológicamente. Treces días después de un rescate sin precedentes en España los mineros han localizado al pequeño Julen en el pozo.
El primer indicio de que el pequeño se encontraba en la angosta excavación se conoció el pasado lunes 14 tras el hallazgo de una bolsa de chucherías en el interior del orificio. También unas pruebas de ADN confirmaron que los restos biológicos encontrados –posiblemente cabellos–, cotejados con muestras del biberón pertenecen a Julen. Los expertos comenzaron entonces a dar los primeros plazos en los que, según sus cálculos, podrían rescatar al menor. Hablaban de entre 24 y 48 horas. Qué lejos quedan ya esos plazos.
El rescate se ha visto dificultado por una cadena de complicaciones.
Primero fue el tapón de tierra con el que los efectivos se toparon a 73 metros de profundidad del pozo, en el que hallaron también restos de arena y piedras que el niño pudo arrastrar en su caída. Se descartaba así la succión del material sólido del interior de la prospección. Tras estudiar distintas alternativas, la más eficaz para acceder al punto en el que se encuentra el pequeño pasaba entonces por acometer la construcción de una plataforma y, de esta forma, habilitar dos túneles que permitieran llegar hasta él. Tampoco resultó fácil.
Los equipos de rescate se toparon entonces con un macizo rocoso de pizarra en las excavaciones para rebajar el terreno. Hubo que recurrir a otro tipo de maquinaria para disgregar la roca. No fue hasta el ayer al mediodía cuando se pudo comenzar con la perforación del túnel paralelo.
Un avión del Ministerio de Defensa trasladó el pasado martes 15 a Málaga a la brigada de salvamento minero de Asturias para realizar a mano los últimos tramos de la galería lateral que comunicaría el túnel vertical con el pozo al que cayó Julen.
Ocho departamentos de la Guardia Civil y una decena de compañías han intentado hallar al niño. También la empresa sueca que localizó a los mineros en Chile se sumó a las tareas con un georradar. “Ante una situación como esta es muy importante que se inyecten recursos al rescate”, explicaba a este periódico Mario Sepúlveda, uno de los mineros chilenos que pasó sepultado 69 días tras el derrumbe en la cavidad donde trabajaban.
El padre de Julen rompía su silencio dos días después de que el dispositivo de rescate empezara a funcionar. Y lo hizo para denunciar la falta de medios que consideraba que existía para sacar a su hijo del pozo, al que, según su testimonio, se cayó cuando pasaban un día en familia en la finca de un familiar. El hombre se mostraba esperanzado en que su hijo siga vivo. “Lo único que me da fuerzas es saber que voy a ver a mi hijo con vida”, expresaba.
La Junta de Andalucía no tramitó ningún permiso para excavar el pozo en busca de agua y en ningún departamento del Gobierno autonómico consta que se solicitase, según fuentes de la Consejería de Empleo, de la que depende la Dirección General de Minas. El empresario que efectuó el pozo, Antonio Sánchez, siempre ha mantenido que taponó el orificio y que su actuación fue modificada posteriormente, información que facilitó a la Guardia Civil.
Los vecinos de Totalán se han volcado desde el primer momento con Julen, su familia y también con los equipos de rescate. El mismo día en que tuvieron conocimiento de lo ocurrido los vecinos comenzaron a ofrecerle alojamiento a José y Victoria, los progenitores, que no quisieron moverse de las inmediaciones del pozo. El Ayuntamiento del municipio puso a su disposición unas carpas “confortables con calefactores y mantas” junto a una estructura megalítica, el Dolmen del Cerro de la Corona.
La instalación se fue acondicionando y equipando con camas, tiendas de campaña, mantas y termos, además de alimentos calientes, mesas y sillones. Pero la familia tuvo que ser realojada en una vivienda más alejada del pueblo ante el peligro de desprendimientos que suponía su continuidad allí dados los voluminosos movimientos de tierra que se acometen con urgencia.
Los equipos de rescate han buscado desde el primer momento mantener la seguridad de Julen y también la de los operarios en un caso inédito en España. Nada ha sido fácil en el rescate de Julen. Nada, salvo la entrega generosa de cada una de las personas que han trabajado desde hace dos semana para localizar al pequeño y arrebatárselo a la tierra. Los desprendimientos de la primera opción descartada, el túnel horizontal, el macizo rocoso de pizarra a los 18 metros de profundidad que ralentizó la creación de la plataforma, las capas de gran dureza que ha encontrado la perforadora desde que el sábado pasado se iniciara el túnel vertical, los problemas para el encamisado del tubo... Esto ha supuesto seguir sumando horas a las dadas inicialmente por los técnicos.
Finalmente, fue el pasado jueves pasadas las 5:30 cuando los mineros asturianos comenzaron a excavar la galería horizontal para llegar al punto en el que se suponía estaba Julen. Tras tantos contratiempos, las dudas de que el pequeño se encontrara en ese punto aumentaban a medida de que los plazos se alargaba. Treinta y dos horas después la Subdelegación del Gobierno confirmaba que el equipo de rescate había encontrado sin vida el cuerpo de Julen.
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