Los últimos estudiantes en encontrar piso en Málaga: "No tengo dónde dormir y no conozco a nadie"

Seis jóvenes de entre 19 y 22 años buscan desesperadamente alquilar con el inicio del curso académico a la vuelta de la esquina

Entre los requisitos de las inmobiliarias se incluyen la demostración de ingresos constantes, un avalista y al menos dos meses de depósito

Los nuevos pisos turísticos deberán ser autorizados por las comunidades de vecinos afectadas

Dos jóvenes buscan piso, en una imagen de archivo. / M. H.

Septiembre huele a verano tardío en Málaga y a pocos días de que arranque el curso académico, la búsqueda de vivienda se ha convertido en una auténtica carrera contrarreloj para aquellos estudiantes que aún no han encontrado un lugar donde alojarse. La ciudad, cada vez más demandada por su oferta educativa y su estilo de vida, enfrenta una crisis de alquiler sin precedentes. 

En las calles de Teatinos, principal barrio donde prefieren residir los estudiantes universitarios por su cercanía a las facultades, se puede ver a jóvenes con maletas y mochilas al hombro realizando las mudanzas para comenzar el curso, que se abre a partir del 10 de septiembre

Con los precios en aumento y una oferta escasa, las historias de los últimos en llegar muestran la desesperación y la lucha diaria de quienes buscan un techo. En los portales de alquiler, las opciones se esfuman tan rápido como aparecen. Los grupos de WhatsApp de los jóvenes se llenan de mensajes que reclaman una habitación o piso, y en cada llamada a una inmobiliaria resuena la misma frase: “Ya está alquilado”.

“Tengo que trabajar y estudiar a la vez, es una situación muy dura”

Juan Barranquero, originario de la pedanía de Triana, en Vélez Málaga, también está inmerso en la búsqueda de un piso los días previos al comienzo de su grado superior de programación DAU. Con el inicio del curso el 16 de septiembre y las prácticas previstas en marzo, vivir en Málaga para él se ha vuelto una necesidad. “Llevo todo el verano trabajando para poder irme a la ciudad, pero todo está muy caro, por encima de los 300 euros” la habitación, relata.

Juan Barranquero. / M. H.

Aunque ha encontrado opciones por un precio menor, los gastos de fianza y las comisiones inmobiliarias elevan el coste hasta un punto inalcanzable. “Para los que trabajamos y estudiamos, es muy difícil soportar esta situación. Los precios no paran de subir”, concluye.

"No tengo dónde dormir y no conozco a nadie en la ciudad”

Saad Ouahabi, estudiante de Finanzas y Contabilidad de 19 años, lleva mes y medio buscando piso en Málaga sin suerte. “Todo está muy caro, entre 400 y 450 euros, y como estudiante no puedo permitirme pagar tanto solo por el alquiler”, comenta, frustrado. Saad ha intentado encontrar algo a través de plataformas como Idealista y Milanuncios, y se ha unido a grupos de WhatsApp y Facebook, pero hasta ahora no ha tenido éxito. “He buscado en casi toda Málaga, pero no tengo idea de qué voy a hacer. No tengo dónde dormir y no conozco a nadie en la ciudad”, confiesa, mientras el reloj sigue corriendo.

“Me han dejado tirada y tengo que buscar piso a toda prisa”

Rebeca Cuadrado, estudiante de un máster en Historia del Arte. / M. H.

En la misma situación se encuentra Rebeca Cuadrado, estudiante de un máster en Historia del Arte. Lleva desde junio buscando alojamiento y su situación se agravó cuando la inmobiliaria con la que tenía un acuerdo canceló el alquiler sin previo aviso. “Tenía un piso pendiente, pero me dejaron tirada. Ahora tengo que buscar algo a toda prisa”, cuenta frustrada. La joven, originaria de Salamanca, también ha enfrentado el reto de la distancia, ya que muchas inmobiliarias le exigieron visitar los pisos en persona, algo que no siempre puede hacer. “He perdido varias oportunidades por no poder viajar”, relata. Añade que ha tenido que desplazarse en varias ocasiones con sus padres a la localidad malagueña para buscar, pero es muy complicado: “Al no ser de aquí, visitar los pisos me cuesta el viaje y el alojamiento”.

“Nos preguntan por la nacionalidad y si tenemos papeles”

Laura Peña y Randy Alejandro Espinosa. / M. H.

Por su parte, Laura Peña y Randy Alejandro Espinosa, ambos de Bogotá, Colombia, también se encuentran en una situación que les está llevando al límite de sus posibilidades. Desde que llegaron a Málaga en agosto, han tenido que alojarse en hoteles y Airbnbs, pagando hasta 50 euros al día. “Hemos estado buscando habitaciones tanto juntos como por separado, pero nos piden dos o tres veces más de lo que podemos pagar”, explica Laura. La pareja que vende ropa y joyas vía redes sociales con el usuario @soaaa.ap, se ha encontrado con el obstáculo de la discriminación. “Siempre nos preguntan por nuestra nacionalidad y si tenemos papeles”, añade Randy. Ella estudia Artes Escénicas y él Diseño Gráfico pero se plantean abandonar la ciudad, a pesar de que ya están matriculados en sus cursos, debido a la imposibilidad de encontrar un lugar asequible donde vivir.

“Me subieron el alquiler en el último momento”

Nerea López, estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones. / M. H.

Nerea López, estudiante de Ingeniería de Telecomunicaciones, lleva tres meses en esta interminable búsqueda. Tras superar las diversas dificultades, estaba “a punto” de firmar un contrato de alquiler, pero la propietaria subió el precio en el último momento. “Ya lo teníamos todo acordado, y de repente la casera decidió subir 40 euros porque le habían subido su propio alquiler”, explica indignada. Ante esta situación, Nerea, que es de Jaén, se plantea vivir con algún familiar si no encuentra un piso pronto, ya que el curso está a punto de comenzar. “Los precios van de 385 a 430 euros para pisos compartidos, y los estudios están entre 700 y 900 euros. No sé qué voy a hacer si no encuentro algo a tiempo”.

Otra de las estudiantes que se encuentra de las últimas en la fila de los jóvenes que buscan piso es Mayte Catena. Ella, estudiante de danza y de la carrera de Educación Primaria lleva buscando piso para el curso desde mayo. Cuatro meses han pasado pero son más de esta cifra los motivos por los que no ha encontrado aún alojamiento: "Este año ha subido todo mucho y me resulta imposible". Los precios de las habitaciones que ha ido visitando la joven rondan entre los 360 y 400 euros. "Además me piden el doble o incluso el triple con gastos de fianza e inmobiliarias, es imposible", concluye.

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