El ultramarinos de la 'esquinita'

l Calle de la Victoria, 31. De lunes a domingo de 9:30 a 15:30 y de 17:30 a 22:00. Los domingos por la tarde cierra.

1. Alimentación Antonio ha pasado a llamarse la Esquinita del Chupa y Tira. 2. Los actuales dueños han mantenido algunos de los muebles. 3. La tienda cuenta con especies y tés. 4. La parte trasera podría convertirse en un lugar de degustación. 5. Algunos productos se pueden comprar al peso.
1. Alimentación Antonio ha pasado a llamarse la Esquinita del Chupa y Tira. 2. Los actuales dueños han mantenido algunos de los muebles. 3. La tienda cuenta con especies y tés. 4. La parte trasera podría convertirse en un lugar de degustación. 5. Algunos productos se pueden comprar al peso.

05 de agosto 2011 - 01:00

ESQUINITA DEL CHUPA Y TIRA

La tienda de ultramarinos del número 31 de la calle de la Victoria es conocida por todos en el barrio. Es el típico establecimiento de alimentación donde no se vende, sino que se despacha. Y donde, si necesita charlar un rato, puede ir a ver cómo les va la mañana a sus dependientas. Un lugar de los de antes, de los que ya apenas quedan: la Esquinita del Chupa y Tira. Este es el nombre que le han dado sus dueños actuales. Sin embargo, hasta hace menos de un año era conocido por Alimentación Antonio. Fue abierto en 1939 y regentado por el mismo dueño durante los últimos cincuenta años. Según cuentan los propios clientes, a los 15 años se hizo al frente de la tienda, aunque su padre -quien inauguró el negocio- ya lo ponía junto a él detrás del mostrador con tan sólo seis meses. "El momento en el que nos dio las llaves fue muy emotivo, durante los dos días siguientes no dejó de venir por aquí. Ahora, aún sigue viniendo de vez en cuando", afirma Antonio, uno de los hermanos que se ha lanzado a seguir adelante con la tienda.

Juan Francisco y Antonio Vera son dos hermanos de Ardales que ya tienen experiencia como empresarios en el barrio: hace seis años montaron una inmobiliaria y hace tan sólo uno se decidieron a abrir una panadería. Todos los negocios en la propia calle de la Victoria. La idea de continuar con la tienda de ultramarinos surgió hace unos ocho meses. Durante seis meses la tienda estuvo abierta con la misma estética que tuvo durante más de sesenta años, pero "los vecinos nos castigaron a base de bien, casi no venían y la clientela bajó bastante", afirmó Juan Francisco.

Entonces, decidieron que la tienda necesitaba un cambio. Sin embargo, la estética se ha mantenido y los cambios más fuertes se han hecho en cuanto a la distribución y organización del mobiliario. "Hemos mantenido las grandes puertas de madera, las ventanas y las estanterías; eso sí, con una buena dosis de restauración", explica Juan Francisco. "Modernizarla habría sido un error", añadió. Ahora, parece ser que los vecinos se han vuelto a animar a comprar en esta pequeña tienda de barrio. "La han dejado preciosa, le han sabido sacar el partido que tiene a la esquina", explica Carmen Navarro Gomila, vecina del barrio. "Mis abuelos se casaron y se vinieron a vivir aquí, mis padres nacieron aquí y yo también. Esta esquinita me tira", añade.

El nombre del establecimiento tiene que ver mucho con la historia del barrio, que es conocido como el de Chupa y Tira -que abarca desde la Iglesia de la Victoria hasta la plaza de la Merced-. Los vecinos más mayores afirman que en su época era una zona bastante aristocrática, aunque sólo de apariencia. Se gastaban el dinero en ropa y luego tenían que comer sopa de almejas. El resultado era toda la calle llena de cáscaras de almejas y de ahí surgió el nombre del barrio. En cuanto a la tienda de ultramarinos, los hermanos quisieron hacer un homenaje a este apodo y lo de equina es más ilustrativo, pues el local hace esquina con otra calle.

Además del tamaño, esta tienda de ultramarinos tiene otras diferencias con los grandes supermercados. En sus estanterías y vitrinas se pueden encontrar muchas especialidades como chorizo de Ardales, chacina al corte o tipos de té más extravagantes, así como vino en barril, aceitunas o lentejas que pueden llevarse al peso. Asimismo, las dependientas del establecimiento tienen un trato personalizado con cada uno de los clientes. Incluso se comprometen a traer productos que no tienen en la tienda. "Yo he trabajado en supermercados y aquí se trabaja mucho mejor. El trato con los clientes y los jefes es más personal, son como mi segunda familia", indicó Laura Vela, una de las dependientas. Y otra idea que les ronda a los hermanos por la cabeza es abrir una pequeña zona en la parte trasera de la tienda donde poder degustar "un vinito y unas tapitas".

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