"El urbanismo ha destrozado un poco la magia y la excepcionalidad de Málaga"
Estebaranz defiende que con un desarrollo racional y ordenado se podrían haber compatibilizado los intereses económicos con un entorno agradable, pero cree que esa oportunidad, en parte, ya la ha perdido la provincia
-El Clínico cumple 20 años. ¿Cómo ha cambiado en este tiempo?
-Ha habido muchos avances. Era inicialmente un hospital con una cartera de servicios un poco mayor que la de un hospital comarcal. En estos años se han incorporado especialidades propias de primer nivel como Cirugía Cardiaca, Radiología Intervencionista, Cardiología Intervencionista, se ha creado Radioterapia. Se ha ido incrementando la cartera de servicios de tal manera que sin ser un hospital que tenga todas las especialidades es más que un hospital de distrito. Tiene áreas que tanto en investigación como a nivel asistencial son punteras. Por la población a la que atendemos, tiene una actividad bastante intensa y su cartera de servicios se parece poco a la de hace 20 años.
-En investigación ha dado un salto.
-En investigación, este hospital es en términos relativos en impacto [por publicaciones científicas] de 2008 el primero de Andalucía. Tiene cinco líneas de trabajo consolidadas en sida, Endocrinología, Oncología, Cardiología y Farmacología.
-¿Cuántos investigadores hay?
-Facultativos que dediquen parte de su tiempo de forma continuada puede haber cerca de 70. A esto hay que añadirle 26 profesionales, entre biólogos, farmacéuticos y técnicos, que sólo hacen investigación. Además hay más de media docena de enfermeros que también dedican tiempo a la investigación y profesionales que ocasionalmente participan en proyectos, que pueden ser unos 70 u 80 más.
-¿Con tanta investigación se descubrirá la fórmula de la inmortalidad?
-[Se ríe] El objetivo de la investigación es mejorar la calidad de vida e incrementar la esperanza de vida. La historia de la medicina demuestra que ese es un camino muy lento, pero que se consiguen cosas. A principios del siglo pasado, la gente vivía 50, 55 años; ahora en los países desarrollados, la esperanza de vida es de unos 80 años. Antes había problemas que no se resolvían, como las infecciones. Había operaciones que aunque fueran un éxito, el paciente se moría. Hoy se mueren muy pocos por complicaciones infecciosas. Hace 40 ó 50 años eran muy pocos los cánceres que se curaban. Hoy se curan aproximadamente la mitad. Ahora la Cardiología está centrada en la insuficiencia cardiaca, que no se cura. La única solución vendrá de la medicina regenerativa. Ese día aumentará la esperanza de vida. Nosotros trabajamos en red con el Gregorio Marañón, con varios hospitales en Estados Unidos, Alemania en medicina regenerativa para tratar de resolver el problema de la insuficiencia cardiaca.
-¿Los investigadores compiten o colaboran?
-Colaboran. Colaborar es inteligente, competir es primitivo. Ése es el lema del hospital. Los grupos que trabajan en medicina regenerativa para resolver problemas cardiacos normalmente se reúnen una vez al año. En España hay tres o cuatro grupos; uno de ellos, el de este hospital. Esas reuniones son colaborativas. En este campo se empezó demasiado rápido y en investigación hay que ir despacio. Pero los resultados van siendo alentadores. Los grupos colaboran, ya lo creo. Este hospital participa en siete ciber, que son centros de investigación biosanitaria en red. Es muy interesante porque reúnen a todos los grupos que investigan en la misma cosa. Nosotros estamos en un ciber de digestivo y en uno dedicado a la investigación en obesidad y nutrición. Y colaboran con nosotros 23 grupos que hay en España investigando en esto.
-¿Y se ven resultados?
-Se han producido dos patentes sobre células madre procedentes de tejido graso. Se han patentado fuentes de obtención de células madre distintas de las usuales.
-Unos seres humanos investigan para curar y otros buscan enriquecerse con la corrupción...
-En la vida hay muchos mundos paralelos. La corrupción ha existido siempre. Hay gente que trabaja para su lucro personal con un nivel ético en su visión de la vida bajo. En las profesiones sanitarias, como en cualquier profesión, puede haber de todo, pero tiene un contenido vocacional importante y dada la presión social que hoy existe sobre esta profesión, quien realmente se compromete con ella ya se ha seleccionado previamente. El dinero no es todo lo que mueve las voluntades. La pasión no sólo la mueven el dinero y el sexo. Sin duda, la pueden mover, pero también hay gente que su pasión, su interés, su fruición está en otros lados.
-Al hilo de la corrupción, ¿cómo ve el desarrollo urbanístico?
-Me produce un poco de lástima, de pena porque se ha perdido una oportunidad. Málaga tiene unas características naturales muy bellas. Por el clima, por el enclave tiene una situación casi excepcional, que podría incluso ser mágica. Y creo que el urbanismo que se ha practicado aquí ha destrozado un poco esa magia, esa excepcionalidad de Málaga. Es una pena porque no es incompatible un urbanismo racional con los intereses económicos. La conservación de un entorno agradable no hubiera sido incompatible con un desarrollo económico si se hubiera hecho de una forma un poco más racional. Pero ya tiene difícil arreglo.
-¿Ampliaría el Hospital Clínico?
-Eso estaría en función de como evolucione la demanda y la población. El problema de los hospitales de zonas costeras es que la demanda es difícil de prever porque a veces hay avalanchas de turistas que pasan la mayor parte del año, que consumen recursos sanitarios y no están bien cuantificados. Ahora mismo, el Hospital Clínico tiene pocos momentos a lo largo del año de una sobredemanda y dificultad para atender en tiempo razonable la demanda. Y cuando eso ocurre, se prevén recursos extraordinarios. La evolución de la población y la evolución de las técnicas [quirúrgicas] pueden hacer que la demanda varíe. Pero hoy día, con los recursos que tenemos, normalmente se atiende bien la demanda. Sólo en determinados momentos del año se necesitan recursos extraordinarios.
-¿Dónde pondría el megahospital?
-No es bueno que esté en el centro de una ciudad por los problemas de acceso y porque puede colapsar la zona. Yo en el centro de la ciudad no lo pondría. Buscaría una zona de accesos fáciles, equidistante de las poblaciones que va a atender y que no esté al lado de otro hospital. Si es posible elegir, yo elegiría el otro lado de Málaga o una zona distante de este hospital. Que estén repartidos. Con las circunvalaciones ya tampoco hay grandes dificultades [de acceso]. Pero no lo pondría en el centro de la ciudad porque los accesos son problemáticos.
-¿Hacen falta más camas?
-Con el chare de Benalmádena, la previsión del Guadalhorce, la ampliación del Costa del Sol se ha hecho un avance importante. También es cierto que la población de Málaga ha crecido en los últimos años. A lo mejor con la crisis, es posible que ahora se estabilice. Pero se ha producido desde luego un incremento de recursos que eran necesarios. Tenemos el problema añadido de que hay una población casi estable que no está censada.
-Por cierto, ¿se cobran adecuadamente las prestaciones a esos extranjeros?
-Antiguamente no, pero ahora se hace todo lo que se puede en ese sentido. No se factura el 100%, pero se ha optimizado bastante.
-¿Le preocupa la crisis?
-La situación económica preocupa a todo ciudadano que esté interesado en su entorno social. El mayor problema son las consecuencias sobre el empleo porque un desempleo muy fuerte desestabiliza una sociedad. Los políticos deben hacer lo posible porque no sea la gente más débil la que lo pague y evitar que se transforme en inestabilidad social.
-¿Cómo ve la oferta cultural?
-Por la población que tiene, otras ciudades del mismo número de habitantes tienen mayor oferta. Hay ópera, conciertos, un festival de cine. Es una ciudad del primer mundo, sería inaudito que no lo tuviera, pero se puede mejorar.
-Es magíster en Bioética. Explíqueme un poco esto.
-La Bioética intenta resolver los problemas éticos de la asistencia sanitaria. No se puede tratar a los individuos simplemente como meros organismos con un problema fisiológico porque tiene unos valores y el sistema sanitario debe intentar dañar lo menos posible los valores en conflicto. El sistema sanitario no puede hacer nunca daño a un paciente, jamás; pero no puede hacerle bien si no quiere, ese es el principio de autonomía del paciente. En el hospital hay una comisión de ética que aconseja soluciones lo menos lesivas para los valores que entran en conflicto. Por otra parte, el sistema sanitario tiene unos recursos y los tiene que usar con equidad, no estamos para atender ciertas cosas.
-Con respecto a lo de la autonomía, el problema es que un paciente no es médico...
-Hemos pasado de una medicina paternalista en la que el médico decidía lo que había que hacer y el paciente no tenía ni voz ni voto, a una medicina en la que hay que informar en un lenguaje que pueda comprender para que las decisiones se tomen conjuntamente. El consentimiento informado no es un papel para que el sistema sanitario tenga las manos limpias de responsabilidades. El paciente tiene que asumir su responsabilidad. Uno de los problemas del contexto actual es que hay una reticencia a asumir responsabilidades. Los profesionales tienen que asumir responsabilidades en su campo y las personas también tienen que asumir responsabilidades; sobre nuestra vida, la ecología, la educación de nuestros hijos. Hay que darle a los pacientes la información adecuada y después ayudarles a tomar una decisión.
-Algo que quiera añadir.
-En investigación se debe colaborar. Colaborar es más inteligente que competir. Este hospital ha mejorado mucho su calidad asistencial porque nos hemos empeñado en ello. Los hospitales no investigan porque sean buenos, sino que son buenos porque investigan.
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