Usuarios del Centro de Tratamiento de Adicciones de Málaga: "Cuando tienes una dependencia, no eres tú"

El CPD atendió el año pasado a casi 4.500 usuarios, siendo las sustancias más habituales la cocaína (33%) y el alcohol (23%)

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María José, Carmen, Agustín y Juan, en un momento del talle de deportes del CPD.
María José, Carmen, Agustín y Juan, en un momento del talle de deportes del CPD. / Javier Albiñana

Es una mañana espléndida y un entorno tranquilo. Un puñado de personas hace ejercicio tirándose un disco y desafiándose a que no se caiga. Son Juan, Rafael, María José y Agustín. Carmen Ruiz, la monitora, dirige la actividad. El escenario es el Centro Provincial de Tratamiento de Adicciones (CPD). Es un juego simple, pero con un objetivo importante. “Fomentar un estilo de vida saludable, que organicen su día a día, que estén ágiles, que se sientan mentalmente activos, que desarrollen sus potencialidades y que valoren las cosas sencillas”, resume la trabajadora.

Los cuatro son usuarios del CPD y tratan de superar el bache de su adicción. Agustín Corral estaba enganchado a la cocaína y la heroína. Empezó con 27 años y tiene 65. Ha salido y recaído varias veces. Reconoce que su vida ha sido un sube y baja. “Ninguna adicción es vida. Cuando tienes una dependencia, no eres tú porque dependes de la sustancia”, reflexiona. Cuenta que tenía un buen trabajo que le permitía gastarse “como mínimo”, unos mil euros mensuales en droga. Tras una recaída volvió a pedir ayuda al CPD, un centro de la Diputación provincial con casi 40 años de trayectoria. Ahora está limpio e intenta mantenerse así.

Mary con una de sus pinturas.
Mary con una de sus pinturas. / Javier Albiñana

Juan Rodríguez explica su participación en el taller de deportes y por sus palabras se deduce que les ayuda a mucho más que a fortalecer músculos. “Sirve para tener buena vibra, sentirte mejor, valorar las cosas...”, dice.

Rafael M. acota: “Son pequeñas victorias”. Rafael no quiere fotos. Pero rápidamente entra en la conversación cuando otros compañeros de desafío narran sus historias. “He tenido una recaída y he vuelto después de 25 años. He luchado mucho tiempo y he estado bastantes años sin consumir”, relata. Su adicción incluye alcohol, cocaína y prostitución. Cuenta que, a diferencia de otros adictos que pierden hasta sus familias, él todavía tiene una. Aunque reconoce que su mujer “ha sufrido mucho” por su dependencia. Mientras hay padres que intentan apoyar a sus hijos para que salgan de una adicción, en su caso se han invertido las tornas. “Mi hijo es abogado y me está ayudando a salir. Mi familia no me ha abandonado a mi suerte. Además, cuento con el apoyo del CPD”, resume.

El director del centro observa un trabajo de uno de los pacientes.
El director del centro observa un trabajo de uno de los pacientes. / Javier Albiñana

Alguien hace la apreciación de que los cuatro tienen ojos bonitos. “Es que ahora la mirada nos brilla”, opina María José Rueda. Su adicción es a “fumar en plata” heroína y cocaína. Regresó al CPDtras una recaída y ahora vuelve a estar limpia. “Mi hijo me está ayudando”, se enorgullece. Y explica que le surpervisa las cuentas para detectar rápidamente cualquier traspié. “Cuando te levantas, piensas ‘esto [la adicción] no lo quiero para mi vida porque es una ruina”, confiesa.

Son conscientes de su problema y tienen la voluntad de superarlo. Dos pasos importantes en el camino para dejar atrás una dependencia. “Aquí llegamos destrozados económica, anímica y físicamente. Y aquí hay un equipo multidisciplinar que nos va recomponiendo”, comenta. Aunque puntualiza:“Pero cuesta mucho porque la voluntad la tenemos anulada. Una adicción es una enfermedad crónica porque nunca dejas de ser un adicto aunque no consumas”.

El director del CPD y coordinador de la Red Provincial de Centros de Tratamiento de Adicciones, Juan Jesús Ruiz, recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adicción como un proceso crónico con recaídas. “Las recaídas forman parte del proceso. Intentamos evitarlas y, si se producen, que duren lo menos posible”, señala.

Carmen, la monitora del taller de deportes indica cómo hacer el ejercicio a un usuario.
Carmen, la monitora del taller de deportes indica cómo hacer el ejercicio a un usuario. / Javier Albiñana

Es médico, especialista en adicciones. Lleva toda una vida trabajando contra esta realidad que muchos no ven o no quieren ver, pero existe. “Me gusta mucho ayudar a la gente que tiene problemas con las drogas”, sostiene.

Con unos 35 años de experiencia en este ámbito, sabe muy buen los cambios que se han producido. Recuerda que a finales de los 80, el principal problema era la heroína intravenosa. De hecho, la lucha contra aquella “epidemia” fue el germen del CPD. Aquellos adictos se identificaban claramente por su deterioro físico. En cambio, en la actualidad las adicciones se han invisibilizado. “Aquel heroinómano era marginal. Ahora las adicciones están más socializadas y aceptadas. Eso, con la cocaína. Y con el alcohol, no digamos”, reflexiona.

El CPDmatriz está ubicado en la zona de Carlinda.
El CPDmatriz está ubicado en la zona de Carlinda. / Javier Albiñana

El cambio no es solo que los adictos ahora pasen más desapercibidos. También han variado los problemas de salud que generan las adicciones. Hace más de 30 años, la adicción a la heroína derivaba en enfermedades infecciosas como sida, hepatitis o venéreas. Ahora hay más afectados a nivel mental, con muchos más casos de patología dual. Así se denomina a los cuadros en los que coinciden adicciones y enfermedad mental. La razón es que hay ciertas personas en las que las sustancias actúan como detonantes de psicopatologías.

La Diputación cuenta con cuatro centros para luchar contra esta problemática. Además del principal, que está en Carlinda, dispone de otros en Carretera de Cádiz, Palma-Palmilla y Mijas. Además tiene dos equipos penitenciarios, uno en la cárcel de Alhaurín de la Torre y otro en la de Archidona. A estos recursos se suman otros 11 centros –de ayuntamientos, el SAS u ONG– que completan la red provincial.

Sólo en los cuatro centros de la Diputación, el año pasado fueron atendidos 4.358 pacientes. Así que aunque por sus características ahora las adicciones sean casi invisibles, existen y generan mucho sufrimiento a quienes las padecen y sus familias. En esa cifra sólo están los que piden ayuda. Pero adictos hay muchos más: los que se tratan en el resto de la red provincial, en centros privados o los que todavía no tienen conciencia de su adicción o carecen de la voluntad para intentar salir de ella.

Según el director del CPD, mientras hace 30 años el problema era la heroína, ahora las principales sustancias son cocaína (33%) y alcohol (22,5%), o la mezcla de ambas. Le siguen cannabis (17,7%) y heroína (12,5%). En este último caso, la mayoría de los adictos que atiende el CPDson por recaídas, no nuevos consumidores. El resto de adictos –en unos porcentajes que en total no superan el 10%– lo son a benzodiacepinas, juego, sustancias ilegales asociadas al chemsex (mefedrona, GHB, metanfetaminas), sexo, Internet, drogas de síntesis y las pantallas.

Lo que no ha cambiado en las últimas tres décadas es que la amplísima mayoría de adictos que piden ayuda en el CDP son varones. La relación es 4/1. La razón es que las adicciones están más estigmatizadas entre las mujeres. Como ejemplo, el facultativo pone el alcoholismo. Mientras los hombres no suelen ocultarse, “las mujeres beben a escondidas”. Esta diferencia entre sexos también podría explicarse por el hecho de que los hombres suelen encontrar más apoyo familiar para dar el paso para desengancharse.

En otra parte del edificio están los usuarios del taller de artes plásticas. De fondo suena música disco. Mary, un irlandesa, confiesa que intenta superar su alcoholismo. “Me encuentro muy bien, los monitores me ayudan muchísimo”, asegura. Eduardo Serrano no se despega del ordenador. Es, dice, “narrador y poeta” e invita a leer su blog. También a través de las artes intenta dejar atrás su dependencia.

Macarena Barrientos, la monitora, explica que trabajan la actividad motivada que sirve para desbloquear problemas sociales, cognitivos y reforzar su autoestima. Cuenta que le encanta su trabajo porque “tienes el privilegio de acompañar a las personas en su proceso”. Un camino difícil para el que cuentan con la ayuda del CPD y sus profesionales. Su director avanza que pronto tendrán una web (www.CPD.malaga.es) y que para el 15 de mayo organizan en el Colegio de Médicos una jornada sobre chemsex, una realidad minoritaria, pero en aumento.

El reportaje acaba. En un edificio que es un remanso de paz se quedan Mary, Eduardo, Juan, Rafael, María José, Agustín y muchos otros tratando de salir de una adicción. Cada día que no recaigan será su pequeña y gran victoria.

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