Otra valla de la discordia en el puerto de Málaga
Los comerciantes no están a favor del cerramiento al perjudicar las vistas a la ciudad y a la lámina de agua
Desde la empresa concesionaria de la dársena aseguran que es una obra sin terminar
Málaga/Doce años más tarde vuelve una valla en el Puerto de Málaga a causar debate en la ciudad. Más moderna, blanca y con lugar para enredaderas en vez de la antigua valla de color marrón y corte clásico que dividió a unos y otros en 2010, pero el debate vuelve a ser el mismo: ¿debe estar abierto el puerto a la ciudadanía, lo que arrastra también a sus vistas?
Las redes sociales se han llenado de instantáneas denunciando la presencia de las mismas e incluso hay una solicitud en una plataforma de recogidas de firmas bajo el título "No a más vallas del puerto de Málaga". Los comerciantes de la zona son reticentes al vallado, ya que señalan que pierden las vistas a la lámina de agua.
La verja, que impide el paso a la dársena de los megayates que está en construcción, tiene distintas alturas, siendo su cota más alta los dos metros y tienen en su cara interior jardineras para poder situar entre los elementos ascendentes plantas enredaderas que aporten verde, pero también más opacidad al interior de la dársena y del agua. El cerramiento se prolonga durante 180 metros junto a los atraques y será transitable.
Desde la Autoridad Portuaria aseguran que el cerramiento es obligatorio por seguridad y está sujeto a los códigos internacionales IFPS de seguridad. Destacan que el resto del Muelle 1 sí estará abierto, pese a que puedan colocarse algunos setos de baja altura o árboles.
Los comerciantes de la zona, pese a que no ven "excesivo" el cerramiento actual, temen que una vez estén colocadas las enredaderas pierdan las vistas de las que ahora disponen, ya que con la actual valla no queda del todo cubierta la visión del interior de la lámina de agua. Pese a ello preferirían que el cerramiento fuese más respetuoso con las vistas, poniendo como ejemplo los vidrios del Muelle 2.
Ese ejemplo lo toma el arquitecto Fernando Ramos, que también se apoya en le Puerto de Tarragona para reclamar que el cerramiento sea una pieza de vidrio que no suponga una barrera visual arquitectónica a la dársena y a la lámina de agua. Además, pone en duda que debe elevarse hasta los dos metros, pensando que una valla menos alta sería también más respetuosa con el viandante.
Desde IGY Marinas, empresa concesionaria de la dársena, prefieren no hacer declaraciones al tratarse de una obra que "no está terminada", su director general, Oscar Calero, en declaraciones a este medio ha dicho estar seguro de que acabará "gustando a los malagueños una vez terminado".
Fernando Ramos señala que ninguna de las infografías que se publicaron con el proyecto sacan la parte norte de la dársena, obviando la valla. "Es un elemento disruptivo, que tapa la lámina de agua y la vista de la ciudad". Añade que las enredaderas "no mejoran la situación, sino que lo hacen más opaco, es una actuación que va en contra de todos los objetivos básicos del Plan Especial del Puerto: la integración puerto ciudad, el fomento del espacio público y la apropiación del puerto por parte de la ciudad sin que los usos sean compatibles".
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