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Un vecino de Lagunillas: "Es desolador, estamos rodeados de apartamentos turísticos"

Otra residente con más de 30 años años en el barrio critica que Málaga se haya convertido en "un hotel y un parque temático"

Málaga para Vivir advierte que las viviendas turísticas "no tienen límite" y ya llegan a Huelin, Ciudad Jardín, La Luz y El Palo

Miguel Aguilar y Eva Poncini, uno de los pocos vecinos que quedan en la calle Huerto del Conde.
Miguel Aguilar y Eva Poncini, uno de los pocos vecinos que quedan en la calle Huerto del Conde. / M. H.

Miguel Aguilar y Eva Poncini tienen una niña y viven en la calle Huerto del Conde, en Lagunillas, a escasos 200 metros de la casa en que nació Picasso. Son de los pocos vecinos que quedan en la zona, invadida por apartamentos turísticos. Él se crió en el barrio. Es uno de los residentes "de toda la vida". Viven en la casa que era de la madre de Miguel. "Es desolador, estamos rodeados de viviendas turísticas", comenta él. Así que no pagan ni alquiler ni hipoteca. "Si no, no podría vivir aquí, no podría pagarlo", añade.

Eva precisa que la amplísima mayoría de las viviendas que hay alrededor ya son de uso turístico. "Por mucho que ahora lo quieran limitar, ya quedan muy poquitos vecinos en esta calle; esto ya está copado por los apartamentos turísticos", afirma ella. Son dos testimonios que ofrece el movimiento Málaga para Vivir (MPV) que convoca una manifestación para este sábado con esta problemática como eje principal.

Miguel apunta que de los vecinos que estaban de alquiler "casi no queda ninguno". Con tristeza agrega que ha visto cómo se han ido prácticamente todos los antiguos residentes de la zona. Algunos han vendido sus propiedades; otros se han mudado a barrios de la periferia para convertirlas en apartamentos turísticos. Asegura que algunos inmuebles han sido adquiridos por extranjeros para darle este uso. "Es triste, te entran ganas de irte también; pero es mi casa, es mi barrio...", añade.

El fenómeno de turistificación y transformación del tejido social que se extiende más allá del centro no sólo ha dejado a Miguel y a Eva sin sus antiguos vecinos. "También hay más ruidos, más problemas de basuras y además ha encarecido los precios", denuncia. Reitera así una queja que ya llevan meses planteando muchos malagueños y colectivos sociales.

Dora Fernández es otra de las pocas vecinas que quedan. Es propietaria y lleva más de 30 años viviendo en el barrio con su marido. "Esto se ha convertido en un hotel y sin conserje ni control, aquí los turistas van a su libre albedrío... Hacen fiestas, ruido... Y como los vecinos que quedamos somos cuatro gatos, no nos hacen caso. Es una vergüenza lo que han hecho con Málaga, la han vendido al mejor postor...", resume. Señala unos grandes maceteros de su calle. Dice que los turistas los usan de ceniceros. "Les regaño, pero a los tres días vienen otros nuevos... Y otra vez igual. Son pequeñas cosas que te van minando", confiesa. Ella tiene 69 años y su marido, 73. "¿A dónde vamos a buscar una casa ahora?", reflexiona. Protesta por el constante trasiego de maletas y los consiguientes ruidos. También por las "fiestas", que no respetan el descanso de los pocos vecinos que se resisten a irse. "Aquí quedan cuatro personas mayores, el resto son turistas. Antes estas viviendas se alquilban a familias. Ahora, piso que se queda vacío, piso que se convierte en apartamento turístico; no hay límite", lamenta. Opina que "este alcalde lo está haciendo muy mal, el centro de Málaga se lo ha cargado". Le entristece que el entorno se haya convertido en "un hotel y un parque temático". "Y cuando vienen los cruceros, no puedes salir porque es agobiante. Con el rollo de que el turismo mueve la economía, se han cargado la ciudad", insiste.

Ella que suele ir al mercado de Atarazanas a abastecerse, protesta porque dice que ni comprar tranquila puede. "Vas al mercado central y cada vez hay más turistas haciendo fotos", lamenta. Cree que las viviendas turísticas deberían autorizarse en ciertas zonas y todas en un bloque, no entremezcladas con los vecinos, conviviendo con familias que tienen hacer su vida cotidiana, lo que incluye trabajar y la necesidad de descansar por la noche. "Estoy de los apartamentos turísticos hasta aquí", resume y se señala la coronilla. Tras dar sus opiniones a la prensa, vuelve a su casa que está rodeada de apartamentos turísticos.

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