Los veranos de Málaga cada vez son más largos, casi 40 días de diferencia con respecto al siglo pasado
A partir de un mapa interactivo creado por Predictia se observa que la época estival en la capital cada año se anticipa un poco y termina más tarde
El director de la cátedra de Cambio Climático de la UMA sostiene que este era uno de las consecuencias del cambio climático que se esperaban para el 2050
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Málaga/Los días en que las altas temperaturas que invitan a todo el mundo a sacar la manga corta del fondo del armario llega cada vez antes, pero es que también tardan más en irse. En definitiva, como consecuencia del cambio climático, los veranos son cada vez más largos. En Predictia han observado los datos de las temperaturas que ha habido desde los años 60 hasta el 2015 para confirmar este hecho y saber cuánto ha variado la duración de esta estación con el paso de los años. Una de sus conclusiones es que el verano dura ahora una media casi 40 días más que el siglo pasado.
A partir de un mapa interactivo, en Predictiva han dividido en dos etapas los datos que han obtenido. La primera abarca desde 1960 y finaliza en 1982 y la segunda comienza en 1983 y finaliza en 2015. Además, los datos en el mapa se pueden localizar por municipios y corresponden al dataset Spain02 v5.0, proporcionado la AEMET y la Universidad de Cantabria. Predictia ha considerado que el verano es el período comprendido entre los siete primeros días -desde el 1 de mayo-, donde la temperatura máxima supera la media de las temperaturas máximas entre el 18 y el 24 de junio de 1981 a 2010, y los últimos siete días -hasta el 31 de octubre- en los que la temperatura máxima supera la media de las temperaturas máximas en el mismo periodo de tiempo anterior.
Por lo que, al observar los datos de Málaga capital durante la primera etapa, estos muestran que de media entre 1960 y 1982 el verano solía comenzar a mediados de junio y finalizar a principios de septiembre. Esto quiere decir que de manera aproximada la época estival duraba unos 54 días. En cambio, en la segunda etapa (1983-2015) el inicio del verano se da a mediados de junio y no finaliza hasta finales de septiembre, lo que hace que la duración media total sea de 92 días. Por tanto, existe una diferencia de 38 días de duración entre una etapa y otra, cosa que confirma que los veranos son más largos actualmente.
Si se analizan los datos de cada año, se puede apreciar que durante toda la primera etapa (1960-1982) no hay ningún verano en Málaga que haya durado 100 días o más. A pesar de que la media de duración del verano en este periodo ronda los 54 días, hubo años en los que duró unos 30 y otros en los que llegó a casi los 80 días. Como en el verano de 1978, donde fue verano durante 79 días y comenzó a principios de julio para terminar a mediados de septiembre. Algo parecido ocurrió en el verano de 1963 y en el de 1968, donde ambos tuvieron una duración de 77 y 64 días, respectivamente. En cambio, en el verano de 1960 y en el de 1977, este fue de 36 y 34 días, respectivamente, comenzando entre el final del mes de julio y el principio de agosto para finalizar a principios de septiembre.
Por otro lado, la cosa cambia totalmente en la segunda etapa (1983-2015). Es en 1983 donde está registrado el primer verano de más de 100 días en Málaga. Este tuvo una duración de 127 días y empezó a principios de junio y finalizó a mediados de octubre. Otro año en el que el verano también se prolongó fue en 1988 con 136 días de calor. En 1990, 1997, 2001 y 2003 los veranos rondaban entre los 100 y los 115 días y no fue hasta 2004 cuando el verano se prolongó hasta los 129, terminando en octubre de nuevo. A pesar de que en esta etapa los veranos han ido alargándose, también hubo años en los que no fueron tan longevos. Ese es el caso de los de 1986 y 2014, donde esta estación duró 55 y 68 días respectivamente.
La prolongación de los veranos se esperaba para 2050, no ahora
En este sentido, Enrique Salvo, director de la cátedra de Cambio Climático de la Universidad de Málaga, asegura que esta prolongación del verano es uno de los pronósticos que se esperaban para 2050, por lo que la situación es “preocupante”. A principios de este milenio ya se comenzaron a registrar veranos más inusuales, según Salvo, que añade que esto se debe a una serie de factores fundamentales.
En primer lugar, la posición del anticiclón de la Azores que ha “taponado” el Mediterráneo y ha hecho que no entren del todo las borrascas. A esto también se une el deshielo, que también está afectando al clima malagueño. Además, el catedrático sostiene que el desierto del Sahara está ayudando a ese cambio en el clima de Málaga y prueba de ello son las calimas que se han vivido en el último año que llegaron “tan de sopetón y en momentos que no se esperaban”.
Asimismo, otro factor que también está influyendo en esa prolongación de los veranos son las islas de calor. El director de la cátedra de Cambio Climático sostiene que las actividades que se realizan en la ciudad hacen que se caliente la superficie y se genere un efecto invernadero. Esto ha hecho que la temperatura de la capital varíe y que en marzo de este año detectaran una diferencia de 12 grados entre la capital y el interior de la provincia.
Evitar estos cambios climáticos es ya prácticamente imposible, por lo que ahora hay que hacerles frente. Para ello, Salvo asegura que lo más importante es la adaptación porque llegará un momento en el que los ciudadanos tendrán que cambiar su estilo de vida e incluso sus vestimentas. Por lo que considera que lo mejor es buscar referentes y tomar ejemplo de otras ciudades que estén en condiciones similares a Málaga.
Málaga podría llegar a ser una ciudad "desértica" debido al cambio climático
El clima de Málaga está cambiando, cada vez es más caluroso, hay menos precipitaciones y las olas de calor son más largas. El cambio climático es la principal razón por la que sucede esto y está también acompañada por la llegada desde el Sahara de un clima "desértico". Esa calima que se ha observado este último año es consecuencia de ello. En este sentido, el director de la cátedra de Cambio Climático de la UMA, Enrique Salvo, remarca que a este ritmo Málaga podría llegar a ser “una ciudad desértica” antes de finales de siglo. Además, sostiene que si los cambios en el clima siguen ocurriendo al mismo ritmo que hasta ahora , en Málaga podría haber “un sistema climático muy similar al de Tombuctú”. Lo que quiere decir que las olas de calor serán mucho más frecuentes, el invierno no existiría y la primavera y el otoño serían muy cortos. Además, predominarían las condiciones estivales, áridas y secas.
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