Flor Carrasco, vicedecana del Colegio de Abogados de Málaga: "Queda todo por hacer para la igualdad de las mujeres"
Esta profesional del derecho reconoce los avances, pero destaca la ausencia de representación institucional femenina
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Medalla de honor del Colegio de Abogados de Málaga y Orden al Mérito Policial son algunos de los distintivos que reconocen a Flor Carrasco Gómez tras 26 años de trayectoria profesional como abogada y, desde hace algún tiempo, también como vicedecana de la asociación de colegiados. Ha vivido la Justicia de antes y la de ahora. Aunque reconoce que la situación ha avanzado “muchísimo”, en materia de igualdad “queda todo por hacer”, y aún más cuando se trata de que las mujeres ostenten puestos de responsabilidad. Confía en el tiempo y en las nuevas generaciones, también en la labor de los profesionales del derecho que, según manifiesta, muchas veces hacen de “psicólogos” con las víctimas, por ejemplo, de violencia de género. Terapias que, la mayoría de ocasiones, les hacen vencer el miedo, denunciar y continuar con el procedimiento judicial para proteger su vida, la de sus hijos y comenzar una nueva vida, feliz.
–Como abogados, estáis acostumbrados a lidiar con batallas judiciales. ¿Ha tenido que pelear también en la profesión para conseguir ciertos derechos?
–En nuestra profesión la conciliación es difícil para hombres y mujeres porque la abogacía depende de plazos y, desgraciadamente, no entienden si tienes a un familiar enfermo o si tú mismo estás enfermo; si acabas de sufrir un accidente o de tener un hijo. Si bien, en las mujeres este problema se agudiza porque somos nosotras las que nos quedamos embarazadas y damos a luz, y mientras tanto tenemos que seguir entregando las cosas en plazo. Esto hace que las cosas sean muy difíciles. ¡Cuántas veces nos encontramos a una compañera embarazada de muchos meses que tiene que ir a una vista o que está contestando en el hospital recién parida con su ordenador y su bebé! Creo que, en muchas ocasiones, no hay la sensibilidad que necesitaríamos en cuanto a suspensiones de vistas por parte del operador jurídico, pese a ser causas justificadas.
–¿Hay mucha desigualdad dentro de la propia abogacía? Se sabe que no ha habido ninguna mujer decana en la historia del Colegio de Abogados de Málaga. ¿Las juntas suelen ser paritarias?
–Hay una cuestión de desigualdad sobre todo en la representación. En la junta de gobierno del Colegio de Abogados de Málaga hay nueve mujeres y cinco hombres. Actualmente somos mayoría aplastante, pero sí es verdad que la representación institucional dentro de la abogacía todavía es un reto. Aunque ahora mismo tenemos a una presidenta del Consejo General de la Abogacía, tenemos 21 decenas frente a 88 decanos, y no solo en Málaga no ha habido nunca una decana, sino en toda Andalucía, lo que resulta extraño. Además, del total, en muchas ciudades las decanas son las primeras mujeres en representar a sus colegios. Es un mundo todavía muy masculinizados.
–Existe entonces un techo de cristal para las mujeres en la Justicia.
–Bueno, yo creo que los puestos de responsabilidad dentro de la Justicia es una cuestión que las mujeres no debemos esperar que llegue. Simplemente tenemos que presentarnos, ofrecer la mejor de las opciones y salir elegidas. En mi opinión, es una cuestión que está en nuestra mano, somos el 50% de la abogacía y es cuestión de que hagamos lo posible para salir.
–Aparte del tema de la conciliación, que afecta mucho más las mujeres, ¿cree que el síndrome del impostor afecta mucho más a ellas que a ellos y puede incluso frenar ese paso hacia adelante?
–Puede ser. Es verdad que, además de las mujeres que estamos en la junta, hay presidentas de comisiones, de subcomisiones, de secciones...Pero, sin embargo, no acabamos de dar el paso al frente. Espero que en Andalucía pueda haber pronto una decana porque somos de las pocas regiones que no lo ha conseguido.
–¿Cree que la Justicia es machista en general con los ciudadanos?
–Es importante enjuiciar en perspectiva de género, pero tenemos muchísimas juezas, además de muchas fiscales, letradas de la Administración de Justicia y muchas abogadas. Tenemos una Justicia muy feminizada. Es cierto que todos tenemos todavía roles y prejuicios en nuestra cabeza, pero tal vez es una cuestión de tiempo y de la llegada de las nuevas generaciones. Creo que avanzamos bien y mucho.
–¿Hay diferencias entre una sentencia dictada por un juez en lugar de por una jueza?
–Para mí no. Yo no veo esa diferencia. El tema está más en algunas leyes en las que los jueces deben incorporar más esa perspectiva, pero creo que en 26 años todo ha avanzado mucho. No encuentro una diferencia, puede haber casos, aunque en lo general no.
–¿Recuerda algún caso en el que su clienta se encontrase en una situación especialmente vulnerable por su condición como mujer y la Justicia no correspondiera como debiera?
–A todos los abogados nos ha quedado una sensación agridulce en algún caso por no haber podido llevar la vulnerabilidad de nuestras mujeres al convencimiento del juez. También cabe destacar que cuando una mujer es víctima de violencia de género el camino es muy difícil. Primero, porque la mujer tiene que reconocerlo y no es fácil;a veces, se mezcla el querer que cese el maltrato pero hay implicaciones afectivas con el agresor. En ocasiones, los abogados hacemos de psicólogos. De las cosas de lasque más orgullosa me siento es que las mujeres consigan romper el círculo del miedo y denunciar. Los abogados transformamos el mundo porque podemos cambiar la vida de las personas y esa es nuestra grandeza.
–Hay algunos casos que son imborrables, ¿tiene alguna víctima que guarde especialmente en su recuerdo?
–Hace muchos años, una chica con 18 o 19 años me buscó porque le había llevado un tema, que no tenía nada que ver con violencia. Ese día, se presentó en mi despacho con su bebé en brazos y me contó que se había escapado de su casa. Los dos se encontraban en pijama, ya que habían huido con lo puesto para que el agresor no se diera cuenta. Él le había roto el tímpano, una cosa tremenda. Yo por entonces también era joven, tenía pocos años más que ella. En la puerta de la sala del juicio, la que había sido su pareja nos quiso incluso a agredir a la dos, una historia terrible. Pero, con el tiempo, ella ha conseguido ser feliz, ha hecho su vida y yo soy la madrina de su otra niña, fui testigo de su boda y puedo decir que es mi amiga. Yo le pregunté que por qué quería que fuera la madrina de su segunda hija y ella me dijo que le gustaría que fuera como yo;es lo más bonito que me han dicho en la vida.
–Sobre la ley del ‘solo sí es sí’, ¿considera que es un retroceso en cuanto a garantías para la mujer?
–A mi parecer, quien ha redactado esa ley no ha tenido en cuenta cuestiones de ley de enjuiciamiento criminal y ha tenido un resultado adverso que seguramente no era el perseguido. Presumo que la intención era buena, pero quien la ha redactado le ha fallado el conocimiento de las consecuencias que iba a tener . También opino que el resultado que está teniendo no tiene nada que ver con una aplicación machista, sino una aplicación de la ley. Por ello, quien hace la ley tiene que tener mucho cuidado porque, nos guste o no nos guste, la norma hay que aplicarla.
–Dentro de todos los perjuicios que está causando para las víctimas, ¿encuentra algún punto positivo en esta ley?
–No estoy viendo que haya traído unos resultados mejores para la protección de las mujeres. No los he encontrado, quizás existen y están por ver, pero no lo creo.
–Es optimista y ha insistido en que hemos avanzado muchísimo, ¿eso no quita que quede bastante por hacer?
–En la vida siempre podemos mejorar. Sí creo que a nosotros en la abogacía nos queda porque no es posible que sea una profesión en la que no puedes ponerte enfermo y en la que no puedes darte de baja porque tienes que ser constantemente un esclavo del plazo, y esa es de las cosas que más me preocupa. Creo que es algo bastante desconocido y me da pena ver a las compañeras en embarazo de alto riesgo y que no haya esa sensibilidad para suspender un plazo o una vista y tenga que estar esa abogada preocupada, buscando un sustituto...Desde el Colegio, a través de una oficina que tenemos de defensa de la abogacía, ayudar y ser nosotros los que busquemos cuando un abogado esté enfermo y no el propio abogado afectado. Pero creo que la ley también tendría que contemplar esas cosas y ahí queda por hacer.
–¿Y en materia de igualdad?
–Fíjate cuántas mujeres maltratadas, asesinadas, víctimas de trata...Persiste aún mucha agresión sexual, así que aquí también queda mucho por hacer. Queda todo por hacer para alcanzar la igualdad de las mujeres.
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