AD Ceuta - Málaga CF: Con siete vidas no basta (3-2)

Baño a los blanquiazules, que pudieron rascar un punto pero merecieron la derrota

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Sofiane celebra un gol en el AD Ceuta - Málaga CF

Al Málaga no le basta con siete vidas. Cuando más arrinconado está, se revuelve como un gato. En bastantes ocasiones eso le ha llevado a no perder los partidos e, incluso, ganarlos. El baño, de fútbol y realidad, con el que regresa de Ceuta, muestra que no siempre va a tener esa flor. Le faltan ingredientes. Por más que hubiese podido volver con un punto (porque el 3-3 fue legal), eso no tapa ciertas miserias.

El coraje y el corazón no pueden estar continuamente al servicio de lo imposible, de la épica. Tiene que aparecer de base, de inicio. Hablaba de empatía respecto al mercado de fichajes Sergio Pellicer, echando un cable a Loren Juarros. Pero a mitad de enero y con dinero en los bolsillos, el Málaga no puede ir por estadios como el Murube con medio equipo amateur.

La exigencia es el ascenso. El directo cada vez se antoja más complicado. 1 punto de 6 posibles en 2024 antes de recibir al Castellón. Ya no es que el líder pueda salir de La Rosaleda con 13 de ventaja, es que a este paso peligran los play off. Hay que pedir más a los veteranos, que llevan semanas fuera de órbita y no aportan prácticamente nada. Si hay que dar alguna baja, habrá que hacer. Y fichar. Fichar bien.

Avisó Pellicer el viernes en su rueda de prensa que el Ceuta era un equipo al que le gusta ser protagonista, dominar y tener el balón. No se equivocó. Tampoco en el análisis de que sus jugadores no pueden salir fuera de casa como lo venían haciendo, con esa falta de estabilidad y espíritu, sin tensión.

Y se cumplió el primer punto y no se remedió el segundo. Con una alineación repleta de imberbes estuvo a merced del cuadro caballa de pe a pa. Dando gracias de que la desventaja al descanso fuese de un solo gol. Desnudo sin pivote defensivo (la gracia de Genaro ante el Algeciras está siendo demasiado cara) y con las piernas temblorosas, el centro del campo formado por Sangalli, Izan y Dani Lorenzo no encontró en ningún momento el sitio. Tampoco en las alas, donde ni los laterales ni los extremos intimidaron lo más mínimo en ataque y fueron madres en defensa.

Roberto fue una isla que veía llover pelotazos sin sentido de manera repetida. Porque no le buscaban a él, era quitarse de encima los problemas que estaba provocando la inteligente y bien trabajada presión del adversario. Los centrales, desbordados, achicaron lo que pudieron.

El Ceuta entró por las bandas con facilidad, pero también por el centro, con transiciones a las que le faltó un punto de letalidad para cerrar acta tras la primera parte. Lo resumió todo Cedric, abriendo la lata cerca del minuto 40. Tras el 1-0, perdonó el segundo el conjunto caballa en un par de ocasiones (la segunda anulada por un ajustado fuera de juego en el 45’). Era corto el marcador.

Como era de esperar, Pellicer movió fichas en el tiempo de descanso. Pero no era solamente una cuestión táctica, lo era también de hambre y arrestos. Manu Molina, Juanpe y Dioni ocuparon los sitios de Sangalli, Izan y Cordero.

Parecía que la segunda mitad iría por los mismos derroteros con otra ocasión clara. El Málaga se metió en el partido porque Dioni se inventó una genialidad desde fuera del área con un gol marca de la casa, arrancando desde la derecha, como más le gusta. Con ese impulso logró dar la vuelta al marcador, más asentado tras las sustituciones. Manu Molina conectó con Dani Lorenzo, que cuanto más se acerca al área más determinante es. 1-2.

En lugar de leer el contexto, el Málaga se vino arriba y eso le costó devolver la moneda al Ceuta. Una contra por su izquierda -otra vez mal defendida- la aprovechó Sofiane para hacer el primero de su doblete. Era un día de disparates y un centro envenenado pilló por sorpresa a Alfonso Herrero, que hizo un despeje/asistencia para el atacante caballa.

Otra vez como Sísifo contra la montaña, los blanquiazules lo fiaron todo a su fe inquebrantable. Llegó el 3-3, fruto del empuje más que del fútbol, pero el colegiado entendió que había una falta previa de Dioni (que se topó un par de veces con el inspirado meta rival). No parecía falta, sinceramente.

Se prolongó más de ocho minutos el partido pero ni aun así. El tren se está escapando y el Málaga vuelve a pinchar después de un encuentro de Copa del Rey. El halago debilita a este equipo y necesita con urgencia más de dos fichajes y también algunas bajas.

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