Adiós a míster Málaga
Antonio Benítez, la figura que ha cohesionado la historia blanquiazul
Pocas personas deben quedar en esta ciudad y en esta provincia que recuerden una versión del Málaga sin Antonio Fernández Benítez, fallecido a los 79 años. Pocas voces pueden relatar ya qué era esto antes de él, qué había. Tan sinónimos que no se puede entender lo uno sin lo otro. Nos come el tiempo, a todos, pero algunos pocos consiguen quedarse para siempre incluso antes de irse. Es curioso, o contradictorio, que a pesar de que se le honró bastante en vida, ahora que ya no está parezca poco todo. Su imagen y su nombre lucen en la puerta 0, pero bien podría dar nombre al mismo estadio que ayer le despidió con honores.
Se podrían escribir un par de libros recordando anécdotas o momentos protagonizados por el Míster, por cuyas manos pasaron generaciones y generaciones de futbolistas. De un modo u otro ha estado siempre, y dejando huella. Primero como jugador, donde compartió vestuario con todos los otros grandes como Migueli, Américo o Viberti (quien le rebautizó como Tigre). Luego, como entrenador, con fama de ser implacable, como buen tigre y marcando para toda su vida al que coincidía con él. Era puro carácter y no se arrugaba nunca, una manera de ser que lógicamente le provocó no pocos encontronazos. El precio de ser auténtico.
Fue pegamento de muchas generaciones del Club Deportivo Málaga, maestro de entrenadores malagueños, con un olfato especial para detectar el talento. Siempre estuvo cuando se le necesitó, algo que no puede decir mucha gente. Nunca dejó de se escuchado. Desde presidentes a benjamines.
En su última etapa, elevado a figura institucional junto a su inseparable Abdallah Ben Barek –en quien deja un vacío terrible y hondo– como consejero consultivo, el Tigre destilaba sabiduría. Como una especie de león Mufasa de Disney. Sin embargo no perdía la curiosidad y tampoco la mirada crítica, siendo capaz de desgranarte en tres minutos de charla en un corrillo lo que para los demás es una mapa complejo. Benítez no sabía de fútbol, era el fútbol.
Hombre récord
Los números, sus números, son asombrosos. Un malagueño nacido en Alicante que de 1960 a 1964 jugó en el Malagueño, filial del Club Deportivo Málaga, en el que se asentó para estar de 1964 a 1976 en el primer equipo. Un ‘one club man’, como definen los ingleses a quien completan toda su trayectoria en el mismo club. Un centrocampista muy completo que dejó huella. Vivió cuatro ascensos a Primera como jugador del CD Málaga, jugando 222 partidos oficiales, con dos goles, viviendo la época dorada de Viberti en plenitud. Se retiró tras subir en la temporada 1975/76, si bien contaba que si hubiese querido habrá podido alargar su carrera.
Emprendió nada más retirase. un rápido paso a los banquillos de nuevo con el Malagueño para dar el salto al primer equipo, con un recordado ascenso en la temporada 1981/82 y un periplo con recordadas victorias en Primera ante el Real Madrid (6-2) y el Atlético de Madrid (5-1) con un equipo de base malagueña como defensor a ultranza de la cantera que era.
Viviría también un descenso a Segunda en una recordada promoción contra el Espanyol y sería tras la desaparición del Club Deportivo el primer entrenador de la historia del Málaga Club de Futbol, en 1994, para ascenderlo a Segunda B. Tras salir en 1996, volvería al club desde 1999, en el que desempeñaría numerosos cargos hasta ser consejero consultivo. Como entrenador dirigió más de 300 partidos en la élite, con el Málaga y también en una experiencia en Murcia..
Despedida
Al poco de conocerse la terrible noticia, la cascada de mensajes no tardó en llegar desde clubes, deportistas, entrenadores, personalidades, políticos y mucha gente anónima. Además, con el permiso de la familia, el club instaló una capilla ardiente en la sala de prensa Juan Cortés del estadio de La Rosaleda para que el malaguismo pudiese brindarle una última despedida.
Fueron varias horas hasta alrededor de las 18:00, en las que estuvieron presentes sus familiares y allegados. El club se volcó para darle la mejor despedida posible dentro de las circunstancias. José María Muñoz, Martín Aguilar, Basti, Josemi, Manolo Gaspar, José Alberto y otros miembros del cuerpo técnico, Funes, Bravo, Escassi, Ismael Casas, Lombán... Tampoco faltaron aficionados, entrenadores y exjugadores, excompañeros del propio Benítez... Y, sobre todo, su hermano del alma, Ben Barek.
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