Aire inesperado

Las dos victorias consecutivas consiguen calmar el entorno del vestuario malaguista y suponen un arranque esperanzador

La tabla refleja la dificultad de sumar en el arranque

Los jugadores del Málaga, felices después de la victoria contra el Alcorcón.
Los jugadores del Málaga, felices después de la victoria contra el Alcorcón. / Marilú Báez
A. Espinal

28 de septiembre 2020 - 07:20

Casi se acostumbra el Málaga que todo lo que puede salir mal sale peor. Por suerte para los blanquiazules rompieron cualquier tipo de maleficio en Castalia y lo refrendó con la visita del Alcorcón Alcorcóna La Rosaleda. El arranque en Tenerife se ha convertido en un tropezón hasta cierto punto lógico: si dos temporadas después el equipo sigue a medio gas en lo referente a los refuerzos, el estreno en tierras insulares fue un examen tan prematuro como inoportuno. Ahora, mientras la competición espera que los equipos que han arrancado más tarde porque jugaron la fase de ascenso a Primera hace escasas semanas, el equipo blanquiazul ha recibido un poco de aire que no esperaba, que sienta muy bien.

No puede dormirse, pero los seis puntos firmados hasta ahora alejan fantasmas y confirman que la hoja de ruta no sólo tiene sentido, es perfectamente válida. De momento, con Almería, Leganés, Zaragoza, Cartagena, Logroñés, Sabadell y Girona sin los tres partidos que debieran llevar jugados, el Málaga es cuarto y sólo un equipo de la categoría ha hecho pleno de tres triunfos: el Sporting de Gijón. De momento, las únicas cuentas que interesan en Martiricos son los 50 puntos cuanto antes. Restan 44 en una competición interminable.

Al margen de la tempranera clasificación, el Málaga ah demostrado que la idea de juego del entrenador va calando. El equipo toma confianza al cambiar el sistema más que de equipación y que todo funcione. Tres planteamientos distintos se han podido ver en los tres encuentros, a menudo con cambios durante los partidos y los jugadores responden. Si aún restan por confirmarse casi una decena de jugadores para la primera plantilla entre los que vendrán y los que confirmarán que se quedan en Martiricos, los refuerzos llegarán a última hora pero sobre un esqueleto que tiene las ideas claras y funciona. Al margen de la inspiración en cada choque, ganar es la mejor manera de fijar conceptos y aunque una adaptación de tanta gente llevará tiempo, con las bases sentadas todo será más fácil. Al menos, eso dice la lógica.

Ahora, Pellicer sabe que gestionar las expectativas y las frustraciones de un equipo eminentemente joven es más importante si cabe que en otras circunstancias, vendrán las curvas y evitar que las dudas hagan mella entonces será clave. De ahí sus medidos mensajes en sus comparecencias, la necesidad de que todos estén cómodos, el agradecimiento a los jugadores que se entrenan junto al resto sin tener garantizada su permanencia en el equipo. El técnico que afronta su primera temporada al completo mandando en un vestuario profesional tiene todo un reto por delante. Y debe de estar motivado porque, de momento, con el desastre institucional que le rodea y la gran cantidad de problemas para confeccionar la plantilla que tiene, todo le está saliendo bien. No sólo respira, se ha llenado los pulmones con una buena bocanada de aire inesperado.

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