Albacete - Málaga CF: Últimos cartuchos (14:00)

El Málaga, acompañado por 350 aficionados, visita Albacete intentando sacar la cabeza en una situación cada vez más complicada ante un rival sorprendente que pelea por subir

Se necesitan victorias para ver una posibilidad real de no descender

El Málaga CF, en un entrenamiento esta semana. / Javier Albiñana

Un malaguista optimista podría pensar, mirando al rival de enfrente este domingo, que igual no es tan trágico el descenso a Primera RFEF. El Albacete bajó en la temporada 2020/21, entonces peleó con el Málaga CF por salvarse, subió a Segunda en la 2021/22 y en la 2022/23 está en el sexto puesto, con la permanencia virtualmente conseguida y en puesto de fase de ascenso a la Primera de verdad. No es raro el efecto rebote, el Mallorca lo hizo hace un lustro, saltando de Segunda B a Primera. Lo vivió en primera persona el ahora malaguista Manolo Reina.

Pero sería temerario tirar la cuchara. Sí, es una catástrofe descender, sería una mancha salir tras 25 años del fútbol profesional y que la quinta ciudad de España no tuviera un club entre los 42 mejores del país. El Málaga CF está colgando de la cornisa deportiva, aunque hay movimientos de distintos grupos empresariales muy potentes que se interesan por el club a pesar de la judicialización de la entidad. Es un caramelo atractivo, pero especular con que si es mejor bajar para limpiar y entrar con el bisturí por derecho en La Rosaleda no garantiza nada.

Ha habido movimientos en las últimas semanas, como la salida de Manolo Gaspar de la dirección deportiva o estos días la llegada de Kike Pérez a la dirección general de la entidad. Y habrá más en las próximas fechas. Pero donde tiene que cambiar la tendencia es en el césped. Es el tercer partido de Sergio Pellicer al frente. Ha intentado hacer al equipo más práctico, convertirlo en más sólido para asegurara el cero en la portería propia. A cambio, el equipo ha pisado menos el área rival y apenas tuvo ocasiones en un encuentro a vida o muerte como del pasado viernes ante el Real Oviedo. Ha podido tener el castellonense una semana completa de entrenamientos, con ochos días sin partidos, para darle más forma a su idea para evitar el drama. “Tenemos que llegar a la última jornada dependiendo de nosotros”, fue el propósito que verbalizó en la sala de prensa de La Rosaleda antes del duelo ante los albaceteños. Se firmaría con sangre ahora mismo la situación.

Enfrente, un equipo con las ideas claras. Joven, con sólo dos jugadores con más de 30 años en la plantilla, piernas frescas y hambre. Un club en el que el cerebro sigue siendo un malagueño, Víctor Varela, que vivió la etapa dura del Málaga CF de la ley concursal y la carestía, también la de la Champions. No le va mal. Esta semana que se ha hablado de límites salariales, en los que el Málaga es el sexto más alto de la categoría, el Albacete tiene el segundo más bajo. El dinero ayuda y suele mandar, pero hay que utilizarlo bien. El Málaga no lo hizo y su rival, sí. El joven técnico gallego Rubén Albés (37 años), renovado hasta 2025 en el pasado mes de diciembre, gestiona a un grupo atrevido, osado y que no tiene presión. Toda está en los hombros de un Málaga que quema sus últimos cartuchos para no verse abocado a un descenso que sería una calamidad.

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