Alfonso Herrero, madera de ídolo

El nombre del meta es coreado en La Rosaleda y no para de ganar puntos para el equipo en este primer tercio de la temporada

"El Málaga es un señor club"

El 1x1 del partido

Alfonso Herrero, en La Rosaleda.
Alfonso Herrero, en La Rosaleda. / Javier Albiñana

Alfonso Herrero cuenta que su ídolo y referente era Iker Casillas. Se entrenó alguna vez con él cuando estaba en la cantera del Real Madrid. No fue la de Robben en el Soccer City de Johannesburgo, pero la milagrosa intervención que fue el preludio del gol del empate ante el Córdoba la hubiera firmado el capitán de la selección española campeona del mundo. El centro de Kike Márquez era un caramelo para el delantero y Álex Sala cabeceaba a placer al borde del área pequeña. Hasta allí salió con todo el cuerpo estirado para acortar espacios Alfonso Herrero, tapando toda la portería posible. Con el cuello y la cabeza sacó el remate del delantero cordobesista. 30 segundos después, el Málaga celebraba el tanto del empate después de la cabalgada de Juan Hernández, el caracoleo de Roberto y el fino remate de Haitam.

Y La Rosaleda empezó a cantar "Alfonso, Alfonso" de manera espontánea. Había presenciado una parada estratosférica, que es el ejemplo perfecto de que un portero gana puntos. De hecho, los últimos que se han ganado en Martiricos no tienen responsable mayor que el portero toledano. Ante el Real Madrid también hizo una doble intervención en la misma portería a Theo Zidane y Álvaro del mismo calado, que salvaría un punto.

Tiene madera para ser ídolo en La Rosaleda Alfonso Herrero. Es pronto aún, pero el chispazo ha sido rápido. Quizá desde Willy Caballero no se ha cantado el nombre de un portero de manera tan vehemente. A sus 29 años, tomó una decisión trascendente en su carrera, bajar de Segunda a Primera RFEF. El club hizo una apuesta importante económica con él en el contexto de la categoría, pero un futbolista, además de por dinero, también se mueve por retos y motivaciones. Ver cómo un estadio con 25.000 personas corea su nombre es una satisfacción impagable. "La oportunidad de hacer algo grande en un club grande siempre me llamó la atención. La plaza donde poder hacerlo era Málaga, se me valoró, todo lo que hablé fue muy sincero y directo. Claro que me lo pensé, no fue de un día para otro, pero fue cuestión de tres días. Ahí se cerró. Di mi palabra, se mandó el contrato y le dije a mi repre que no me dijera nada más. Estaba totalmente convencido de venir", explicaba de manera gráfica el motivo de su llegada. Es también vivir cosas diferentes como las que está experimentando el malaguismo esta temporada. "Qué bonito es sentir el apoyo de nuestra gente", afirmaba en redes sociales compartiendo un vídeo con su reacción tras acabar el partido y el agradecimiento al público. También tuvo un bonito detalle al regalarle a un niño sus guantes tras el duelo. Tiene esos detalles también de buena categoría humana. Acabó, por cierto, el partido como capitán tras la salida de Genaro del encuentro.

El Málaga es el equipo menos goleado (seis) del Grupo II de Primera RFEF. Sólo los dos primeros de I, Real Sociedad B y Cultural Leonesa, han recibido menos (cinco). Evidentemente, está el trabajo defensivo de todo el equipo, desde que Roberto inicia la presión, pero un buen portero es determinante. Y Herrero lo está siendo. Porque un portero no son sólo números, también sensaciones, la tranquilidad que confiere al resto de compañeros y al estadio. Y en eso el manchego es igualmente efectivo. No ha cometido ningún error de bulto. Y tiene la determinación. No es especialmente alto, pero no flaquea por arriba y su potente tren inferior le hace ser explosivo.

Son sólo los primeros pasos, pero Alfonso Herrero ha caído de pie en Málaga y tiene en la cabeza conseguir cosas grandes. Ha dejado la portería a cero en seis de los 11 partidos oficiales que jugó y sólo el Castellón fue capaz de meterle más de un gol. Si prorroga estas cifras, el equipo estará muy cerca de conseguir algo grande.

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