Boyko puso el orgullo en una noche fea

Pocos se pueden salvar del naufragio. Pocos aprobaron, de hecho. Pocas cosas se pueden rescatar más allá de una moraleja bien seria: o el equipo se toma el partido de vuelta como si fuera la Liga de Campeones, o está apeado de la competición. Denys Boyko, que afrontaba el partido con un ánimo que ninguno podía igualar, puesto que suponía su debut oficial con el Málaga, fue prácticamente el único que tiró de orgullo y que se pudo apreciar. Una pena que le marcaran dos goles porque mostró buenas maneras incluso en las acciones triunfadoras de Rodri y Borja Domínguez.

Su primera intervención hizo que el efecto óptico dejara la sensación de que Rodri había marcado. Fue un despeje afortunado que casi acaba en gol con caño incluido. Pero nada más lejos de la realidad. Desde ahí, sólo se le vieron hechuras de buen portero y con muchas ganas. Especialmente en el juego aéreo, donde inclina claramente la balanza en su favor en la pugna, ya real, con Kameni. Salió con contundencia, haciendo gala de un físico portentoso para un arquero. Y, además, combinándolos con buenos reflejos. Hizo cuanto pudo por evitar por dos veces el tanto de Rodri, y en el tiro ajustado de Borja Domínguez hasta llegó a tocar la bola, pese a que su visibilidad estaba limitada.

Poquito más positivo se puede escribir. Roberto Rosales, poco habitual en él, hizo pleno de centros buenos: puso un par de ellos peligrosísimos, ante los cuales no llegó Michael Santos. Desde el huy se explica la noche del charrúa, al que casi siempre le fue mal en el control y ello limitó las dos buenas acciones de gol de que dispuso. Juanpi, Jony y Diego Llorente tuvieron una noche horrenda, sin duda, mientras que el ímpetu de En-Nesyri fue lo único que aportó el banquillo.