Opinión
Carlos Navarro Antolín
El Rey brilla al defender lo obvio
Brahim Díaz pasa unos días en su Málaga natal aprovechando sus vacaciones antes de dar comienzo a la temporada más importante de su vida. Regresa al Real Madrid para intentar quedarse y ser importante tras una etapa de crecimiento en el AC Milan. Antes de intentar asaltar los cielos, bajó a sus orígenes y se acercó al lugar donde empezó todo. Porque a La Academia blanquiazul llegó después de mostrar su talento y desparpajo en el CD Tiro Pichón cuando apenas levantaba dos palmos del suelo. Siempre fue especial con el balón y mucho mejor sin él. Otra vez se dejó ver en su campo.
No es la primera vez ni será la última que Brahim hace algo así. Lógicamente, se convierte en un acontecimiento que agita a todo el club y el entorno, atraídos por la figura de este caso único de campeón liguero en las tres ligas más importantes. Fotos, risas, recuerdos, infinitas muestras de cariño... Y un encuentro que podría ser una premonición con Izan Merino, internacional con las categorías inferiores de España y una de las grandes esperanzas de la cantera blanquiazul a sus 17 años. Pellicer le vigila de cerca.
El club malagueño, como siempre, mostró su cariño al mayor talento que seguramente ha vestido alguna vez los colores del Tiro Pichón, una institución en el fútbol base provincial. Se llevó una camiseta del equipo con su nombre y el dorsal 21 a la espalda.
No faltó el mensaje en redes acompañado de varias fotografías del paso de Brahim por el campo vía Instagram: "Un año más tenemos la visita de uno de los nuestros, la visita de Brahim al que es su campo, al templo pichonero, ya es una tradición de cada verano. Que mejor puesta a punto de pre-pretemporada que hacerla en su casa. Gracias crack y te deseamos toda la suerte del mundo en esta temporada que se avecina. El 21 del Real Madrid lleva sangre roja y verde".
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