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El Málaga tuvo conocimiento recientemente de que un niño de cinco años de la ciudad viajaba una vez por semana con sus padres a Sevilla para entrenar con un equipo de la capital andaluza. Es un ejemplo del grado de locura al que llega la detección de talento, hasta qué edad se pone la lupa en los jóvenes que destacan, aunque parezca un despropósito. El pasado verano fue especialmente duro. La marcha de jugadores de la capital y provincia a otras canteras fue abundante. El fichaje de Loren Juarros como director deportivo iba encaminado a implementar un modelo con la cantera como seña de identidad. Pero no es sencillo retener el abundante talento natural que brota en la provincia. Desde los dos millones de euros que la pasada campaña se destinaban a cantera (todos los conceptos incluidos) se ha pasada a 1.7 esta temporada. Una reducción bastante menor porcentualmente que en otros segmentos del club, pero menos dinero.
El Málaga CF ha encontrado un mecenas para ayudar a retener el talento malagueño. Jesús Gutiérrez es director general de Sanamar, empresa malagueña especializada en la elaboración y distribución de pescado y marisco congelado, con varias décadas de antigüedad. En junio, tras el descenso, dialogó con el Málaga para ver fórmulas con las que poder colaborar con el club. Malaguista de cuna, le sedujo la contratación de Loren y ese proyecto focalizado en gente de la casa, reforzado con hechos con la confección actual de la plantilla, con la mitad prácticamente de jugadores habituales formados en la casa.
Pues bien, el acuerdo al que se llegó es al de un préstamo participativo. Jesús Gutiérrez, al que el Málaga ofreció entrar como consejero consultivo pero prefirió quedarse en un segundo plano, a título personal pone a disposición del club 1.5 millones de euros para que el club lo use si lo considera necesario para retener a algún jugador en riesgo de fuga y que la dirección deportiva encabezada por el directivo burgalés considere oportuno invertir. También para material con el que trabajar. El crédito tiene unos intereses bajos, casi simbólicos, que ya están estipulados en el contrato, que se rubricó este miércoles. El acuerdo no contempla a jugadores en órbita del primer equipos (por ejemplo, no para renovar a Larrubia o Murillo), sino en edades más tempranas.
Es la edad cadete (15-16 años) la crítica en la que se está produciendo una mayor salida de jugadores, cuando ya se pueden firmar contratos (máximo de tres años a los 16) y las cantidades empiezan a subir y cuando ya hay también una proyección más fiable de lo que puede se un jugador. El Málaga llegó a invertir en cantera en su época de mayor potencia económica en torno a seis millones de euros. Con este colchón, si el club no llega con sus recursos propios, puede tener más cintura para aquellos jugadores que se consideran estratégicos. Será un gasto si se emplea (no hay obligación), pero se considera que se aumentará el patrimonio y los activos.
Como contrapartida del préstamo participativo, Gutiérrez tendrá el control del destino del dinero, aunque la potestad para invertir es del club. Tiene una cláusula de salida el empresario en una relación que se basa en la confianza. La idea con esta préstamos es que la turbulencias del primer equipo no repercutan en la Academia, que puede existir una autosuficiencia, aunque haya una inevitable dependencia del primer equipo, pero que las crisis deportivas sean menos. Tampoco es la idea del club entrar en guerra de cifras con entidades de mayor potencial, pero tener un plus para que proyectos que merezcan la pena puedan quedarse en Málaga.
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