Una Copa con lazos malagueños y malaguistas
Juanmi, Pellegrini, Joaquín y Fernando levantan el título en Sevilla con el Betis
Hay pocos espectáculos futbolísticos más vibrantes que una final de Copa. Más aún sin los grandes de por medio. El duelo en La Cartuja entre Betis y Valencia reconcilia algo con el balompié después de una semana tormentosa en la que se ha visto el lado feo de este deporte. El que se imagina que hay, pero es crudo constatarlo. No obstante, fue un partidazo, culminado en la tanda de penaltis. Siempre se piensa en cuándo el malaguismo podrá vivir una noche así, gane o pierda. El sueño más cercano ahora es acometer algún día el ascenso.
Malagueños y miembros del mejor Málaga de la historia eran protagonistas en la final sevillana. Juanmi Jiménez se convertía en el último malagueño en ganar este título. El anterior había sido Isco Alarcón (2013/14), que venció 2-1 al Barcelona en la final de esta temporada. El coíno está haciendo un temporadón, llamando incluso a las puertas de Luis Enrique, con 16 goles. Estuvo muy cerca de marcar y decidir la final en el tiempo reglamentario. Pegó un balón al poste y el meta rival le sacó in extremis otro balón en el tramo final. A punto de cumplir 29 años, aquel chaval al que Muñiz hizo debutar con 16 años, aún como juvenil de primer año, conquistó el primer título de su carrera. Había ganado dos Europeos sub 19 con España, pero en el profesionalismo es el primer metal que toca.
A Juanmi le relevó en el partido el eterno Joaquín. Cuando el Málaga le fichó en 2011, con 30 años, se discutía si aún estaba competitivo o si vendría a la Costa del Sol a 'engañar'. Más de una década después, con 40 años, alzó como capitán bético el título al cielo sevillano, confirmándose como la mayor leyenda del club sevillano. En sus dos temporadas en Málaga, el gaditano dejó grandes tardes de fútbol y fue una de las imágenes de aquella cicatriz de Dortmund. Se fue de Málaga a Florencia, dos años previos a su regreso al Villamarín. Más allá de que puede estar sobreexpuesto por su faceta cómica o youtuber, un pedazo de futbolista, pocos mejores han vestido la blanquiazul que él.
El arquitecto bético es el ingeniero Pellegrini. El técnico que llevó al Málaga durante dos años y medio a sus cotas más altas, el que cogió al equipo colista y lo salvó con una idea que sublimó metiendo al equipo en la Champions después y llevándolo a los cuartos de final de la Champions, unas semifinales morales. Había ganado una Intertoto en Villarreal. En Málaga estuvo muy cerca de tumbar al mejor Barça en unos cuartos de final, la eliminatoria iba a la prórroga a 15 minutos del final en La Rosaleda en una Copa del Rey. Pero el primer título español le llegó en Sevilla. Recientemente recordaba una vez más su cariño por Málaga. "Siempre lo he calificado como la mejor etapa de mi vida personal. Se juntó lo futbolístico con una calidad de vida, el cariño de la gente… me permitió hasta tener una rotonda con mi nombre (risas). Siento mucho orgullo cuando paso por ahí. Tengo un recuerdo de tres años inolvidables. He transformado Marbella en mi segundo hogar. Para cerrar está el Betis, llevamos dos años muy parecidos a lo que viví en Málaga. Tanto por resultados como por el cariño", rememoraba.
Además de su mano derecha que también estuvo en Málaga, Cousillas, Pellegrini reclutó para su proyecto bético a un malagueño que también había ganado la Copa bética de 2005 sobre el césped y al que el chileno conoció en su primera temporada en la Costa del Sol. Eran los últimos compases de la carrera de Fernando Fernández Escribano, al que se podía ver antes de la tanda de penaltis decidiendo con Pellegrini quiénes eran los hombres para lanzar. El de Martiricos empezó su carrera como entrenador en El Palo y en Hungría, donde había acabado como jugador, y en Sevilla está viviendo un master acelerado de la profesión.
Son los lazos y ribetes malagueños y ex malaguistas con los campeones de Copa del Betis. Una noche que el fútbol le debe aún al Málaga.
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