Cristian Gutiérrez, jugador del Málaga CF: “Nunca se me olvidará mi primer gol, correr y ver a mis padres llorar”
El joven marbellí atendió a Málaga Hoy en su primera entrevista para un medio escrito
El zurdo que trajo una luz inesperada, novato pero con sustancia
Las fotos de la entrevista
En el campo pisa como si llevara toda la vida entre profesionales. Cristian Gutiérrez (Marbella, 2000) ha dedicado casi 22 años, los que tiene, a prepararse para subir en marcha al tren del fútbol profesional. Desde la ética del trabajo que le inculcaron sus padres y con la humildad por bandera, a este zurdo el carril se le queda pequeño y el guante que tiene en el pie asombra dentro y fuera de Martiricos. Curtirse en Granada tan joven le ayudó a madurar, pero conserva su afición por el cine, las películas de Harry Potter y el sofá. Quién lo diría viéndole en el césped.
–¿Nervioso?
–Un poquillo...
–De momento le ponen más nervioso las entrevistas que el fútbol.
–Sí, sí, prefiero hablar en el campo.
–En el campo está hablando.
–Sí, eso creo.
–La gente le ha visto llegar prácticamente de la nada, abrirse paso en el primer equipo, pero todavía no se sabe tanto de Cristian. ¿Cómo se presentaría ante el público?
–Pues como un futbolista que lleva soñando y deseando esto desde que era chico, que no todo ha sido fácil, que no es lo que se ve ahora, que hay mucho trabajo detrás que ahora se está reflejando un poco. Muchos años en los que a lo mejor no juegas y encima estás lejos de casa, pero bueno, lo bonito es que ahora estoy aquí, viviendo un sueño en el equipo de mi ciudad. Contento.
–¿Recuerda cuál fue su primer contacto con un balón?
–Desde muy chico, siempre me ha gustado mucho el fútbol. Me acuerdo que me quería apuntar desde los tres años pero era muy pequeño y no podía, hasta que me consiguieron meter en el equipo de mi hermano, un año mayor que yo. Con cinco o seis, en prebenjamín, empecé jugando y ya no paré.
–¿Dónde empezó?
–Empecé en la Peña Los Compadres, un clásico de allí de Marbella. Era el que me gustaba y mis hermanos también estuvieron allí, con Manolo, que nos entrenaba. Así comencé.
–¿Manolo?
–Sánchez, el segundo de Pellicer. Entrenaba a mi hermano, al guna vez les faltaba gente y me metía con ellos en algún partido que otro.
–¿Cómo fue el reencuentro?
–Fue muy bonito. Nos conocemos, aparte de eso, de Marbella, que tampoco es que sea muy grande, desde chicos. Entonces nos tenemos un cariño mutuo. Me da buenos consejos.
–¿El más importante o el que más le haya calado?
–Que siga trabajando y que nunca pierda la humildad.
–¿Hasta cuándo va a durar eso?
–Espero que hasta el final de mi carrera.
–¿Cómo fue el recorrido después de Los Compadres?
–Yo fui al Marbella en juvenil, jugué sólo un año y fue en el que me hizo debutar Fernando Estévez. En Navidad más o menos empecé a entrenar diariamente con el primer equipo y poco después, no recuerdo bien la fecha, debuté en Segunda B.
–Tenían un gran equipo.
–La verdad es que había un equipazo. Futbolistas que hoy en día están en Primera y Segunda.
–¿Cómo se buscaba los minutos con Rioja y Corpas?
–Ahí, uf [ríe], como podía, como podía. La verdad es que Luis Rioja venía de una lesión larga, pero aprendí mucho de ellos, seguí muchos sus consejos. También estaban por allí Añón, Catena...
–Y le recluta el Granada.
–Sí. Conmigo no se pusieron en contacto. Me enteré a través de mis padres y del Marbella, yo entonces no tenía ni representante. Siempre ha sido mi sueño, pero yo también quería disfrutar, no tenía esa visión profesional en ese momento. Sabiendo que el Granada me quería firmar, ya sí busqué un representante para que me aconsejara, alguien que conocíamos de la familia. Me hizo mucha ilusión ir.
–¿Y esa experiencia en una cantera cómo fue?
–Muy bonita, la verdad. Porque yo venía de años enfrentándome desde pequeño contra canteras como la del Málaga, Granada, Almería... Llegar fue un poco chocante porque me dije: ‘Eh, estoy aquí ya, ahora tienes que demostrarlo’.
–¿Qué se llevó de allí?
–Pues aprender a convivir porque me fui solo para Granada y estuve cuatro años fuera de mi casa. A convivir con los compañeros, a buscarte la vida por ti mismo, mucha experiencia. Estuve el primer año en la residencia, pero luego pasamos del juvenil y cada uno se buscaba lo suyo.
–¿En qué le ayudó la experiencia de vivir solo?
–En todo. Tienes que cocinar, lavar la ropa, limpiar la casa, tienes que hacerlo todo. Ya no están tus padres y te encuentras la comida después de entrenar. Encima allí no teníamos ni bufet, como sí tenemos aquí. Tienes que aprender a ser independiente.
–¿Le sirvió más el tener que hacerse adulto de golpe que lo propiamente futbolístico?
–No, yo creo que va de la mano. Aprendí mucho en lo futbolístico porque aunque era juvenil me pegué prácticamente todo el año entrenando con el filial. Me sirvió mucho y encima con el juvenil nos metimos en Copa del Rey. Una experiencia muy positiva tanto en lo privado como en lo deportivo.
–¿Quién le marcó allí?
–Con un entrenador que apostó por mí como fue Rubén Torrecilla. Me llevo muchos compañeros y entrenadores. Me trataron muy bien y estoy agradecido.
–Lo que vemos que hace en el campo, ¿lo traía de serie o alguien le ha perfeccionado?
–Siempre intento mejorar, pero la mayoría de las cosas que yo hago en el campo, juego al fútbol por espontaneidad, es porque me sale.
–¿También es natural esa manera de armar los centros?
–Se trabaja pero es algo que a lo mejor tienes que tener. Yo sí que lo trabajo pero al final tienes que hacerlo con todas las facetas y buscar mejorarlo. Además es que siempre ha sido mi fútbol, de sacar centros, correr por la banda.
–Para rematar el capítulo de Granada, ¿cómo acabó?
–Creo que fue algo mutuo. Por parte del Granada hubo un pequeño acercamiento pero no fue con mucho interés. Y yo aun así tampoco... Tenía la idea clara desde Navidad. Sabía que podía tener la opción de venir a mi casa.
–¿Quién le llama?
–Se pusieron en contacto con mi representante y yo hablé al final con Funes, el entrenador, que fue el que me hizo venir aquí. Su hermano era mi fisio en Granada y me tenía controlado. De vez en cuando hacíamos alguna bromilla y yo le decía que iba a acabar con su hermano el año siguiente. Y al final cuando se fue acercando el final de temporada, me puse en contacto con él y salieron las cosas.
–¿Cómo fue el verano?
–Muy bien, una pretemporada muy bonita. Fue un verano largo porque hasta conseguir firmar fue difícil.
–¿Por qué?
–Porque había un pequeño problema de representantes que no se conseguían poner de accuerdo. Pero se consiguió y llegué con muchas ganas.
–En el filial no era indiscutible y apenas se le vio entrenando con el primer equipo, cuando le cita Pepe Mel, ¿cómo se quedó?
–Sí, es verdad que yo vine aquí con la idea de llegar al primer equipo. Pero una cosa es venir con la idea y otra ser realista y saber que es muy difícil. Ves el equipo nombre por nombre y son futbolistas que tú llevas viendo desde chico. Era el deseo pero siendo realista. Hay que ir poco a poco y cuando me llamó para entrenar me dije: ‘Es mi momento, tengo que aprovecharlo, demostrarle que tengo nivel para estar ahí y así fue.
–Tuvo un debut soñado. ¿Visita mucho ese recuerdo?
–Sí, porque son momentos bonitos. Tienes que aprender de lo malo pero quedarte con lo bonito también. Encima yo, que recuerdo que metí el gol, me fui como para el banquillo y mis padres estaban justo detrás y los vi llorando... Claro, ese recuerdo no lo voy a olvidar en la vida.
–¿Qué le dijeron sus compañeros?
–Me felicitaron todos. Me dijeron que eso estaba muy bien pero que tenía que seguir trabajando, que era sólo el principio.
–Después tuvo una fase con problemas físicos en los que dejó de contar, ¿cómo lo llevó?
–Bien, bien, pensaba que lo iba a llevar peor. Tuve una pequeña lesión, una rotura, y tuve que estar apartado del campo algo así como un mes. Al final fue más de lo previsto. Luego mientras te pones al nivel de los compañeros, coges ritmo y vuelves a estar a tono, esperando mi momento y ya está.
–Entra Pellicer en escena y a Cristian se lo cambia todo.
–Sí, una posición nueva, me tenía que adaptar. Pero nada, ya está, a trabajar. ¿De lateral? Pues de lateral. Se aprende, se queda uno con los conceptos defensivos. Los ofensivos ya los tiene uno de jugar de extremo y a pelear un puesto. Ahora en vez de extremo, pues de lateral.
–¿Había jugado mucho de lateral o carrilero?
–No, la verdad es que no. Había ya gente que me lo decía. En Marbella había alguno que me decía: ‘Vas a acabar de lateral’. Y al final he acabado de lateral.
–Bueno, no está nada mal, los laterales izquierdos son codiciados en el mercado.
–No, no está nada mal.
–¿Qué es lo que más le cuesta del oficio de lateral?
–El tema de los perfiles. Porque es lo más complicado. Porque defender es difícil también, no todo el mundo lo hace y más si tienes un rival delante que hace las cosas bien. Además el atacante siempre suele salir ganando porque con hacerte una ya te ha ganado. Es complicado, pero el cambio de los perfiles, el cambio de orientación es lo que más puede llegar a costarte, pero una vez que lo coges, te sale solo.
–¿Qué le recomiendan en el vestuario, afianzarse como lateral?
–Extremo es lo que llevo siendo desde chico, pero también me gusta de lateral, más aún jugando de carrilero, porque tenemos mucha aportación ofensiva. Tienes un central más que te cubre las espaldas y la libertad para poder ir al ataque. En el vestuario todos me han acogido muy bien. Me acogieron muy bien Villalba, Manolo Reina, todos me recibieron bien.
–¿Qué le dice Pellicer?
–Que siga trabajando, que siga con la humildad, que tengo que seguir así. Que el fútbol cada día es una historia nueva y lo que has hecho ayer no vale para hoy.
–¿Se sigue sintiendo un canterano rodeado de Rubén Castro y gente con carreras tan contrastadas?
–Sí, claro, yo soy futbolista del filial y eso no lo puedo olvidar. Es verdad que estoy aquí, en dinámica del primer equipo.
–¿En casa qué le dicen?
–Que haga lo que me hace feliz y siga así, trabajando. Mis padres son muy trabajadores y lo único que quieren es que me esfuerce, me salga mejor o peor. Que pueda dormir con la conciencia tranquila.
–También tiene relación personal con Dani Lorenzo a través de su hermano.
–Sí, somos vecinos de edificio. Nos hemos criado desde chicos. No hemos tenido una amistad muy fuerte porque él se fue muy joven a Madrid y ha estado mucho tiempo fuera, pero nos conocemos y nos llevamos muy bien. Cuando estaba aquí veníamos juntos en el coche.
–¿Qué más le gusta al margen del fútbol?
–Me gusta ver pelis. Yo soy una persona muy tranquila, me gustar estar echado en el sofá. Es más, me compré una tele grande solamente para ver películas. También las series. Ahora me está dando por jugar al billar, en invierno, cuando no está el tiempo bueno. Abrieron un salón con billar, bolos... y me gusta.
–¿Se le da bien?
–Regular, para qué le voy a engañar. Pero bueno, mis amigos son más malos todavía, así que, estamos equilibrados.
–¿Qué tipo de cine ve?
–Comedias sobre todo, pelis graciosas, de risa. También cualquiera de Harry Potter, me encanta, lo puedo ver 30 veces al mes. Animales Fantástiscos estuvo entretenida pero no es lo mismo. Mi hermano y mis primos, que lo han visto todo, me está introduciendo ahora en Marvel.
–¿Y series?
–Los 100, Vikingos, Juego de Tronos, que es la mejor que hay. Me gusta esperar a que estén las temporadas enteras y verlas del tirón.
–¿Algún deporte que no sea fútbol?
–Fútbol, fútbol. Alguna que otra vez baloncesto, porque tengo unas canastas justo debajo de casas. Pero a mí no me gusta el pádel y esas cosas. Deportes de manos no, yo las manos las tengo muy bien.
–¿Se ha imaginado alguna vez haciendo otra cosa?
–No. La verdad es que no. Empecé desde muy chico y lo tuve como trabajo desde joven, así que no me he imaginado en otra cosa. Mis padres claro que me decían que estudiara. Creo que un año de cadete me dejaron sin fútbol por no estudiar. No se me daba bien, yo nada más que quería pelota.
–¿Le gusta verlo?
–Cada vez menos, la verdad. Necesito desconectar. Desde niño he sido más de jugarlo que de verlo. Partidos puntuales, pero para ponerme la tele prefiero ponerme otro tipo de cosas. Y más ahora que te dedicas a esto, prefieres desconectar. A veces veo algunos para fijarme en jugadores que juegan en mi posición.
–¿Qué extremos le gustan?
–Me gustan muchos. Muchos, muchos. Luis Rioja por ejemplo. Me fijaba mucho en Joaquín cuando jugaba por fuera. Cuando jugó en el Málaga lo vi en algún partido en directo. Me gustaba mucho Vicente el del Valencia. Me veía muchos vídeos de él. Luego, los que a todo el mundo le gusta ver, aunque sean algo diferentes: Ronaldinho, Neymar, Messi... Los que dan espectáculo.
–¿Y su equipo?
–El Málaga.
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