La vida adulterada (0-0)

Crónica del Málaga CF - Las Palmas

Polémica en La Rosaleda en un partido en el que anularon dos goles al Málaga y expulsaron a Keidi Bare

Las Palmas también terminó con diez futbolistas

Adrián, después del gol que le anularon en el Málaga-Las Palmas.
Adrián, después del gol que le anularon en el Málaga-Las Palmas. / Marilú Báez

Málaga/La vida no es siempre lo que uno quiere. De hecho, casi siempre es lo que le dejan a uno que sea. Pones todo de tu parte para conseguir tus objetivos, logras que los méritos se abran paso a codazos en campos minados. Pero de pronto aparece algún elemento externo y te arrebata la sonrisa. Eso primero. Luego te roba las ganas. Y finalmente acabas en un rincón preguntándote por qué. Pues en el fútbol igual. Y eso es lo que se vivió en La Rosaleda, una dosis de pura vida, pero de esa adulterada, condicionada. La que te dejan.

Acabaron contrariados los jugadores de ambos equipos con el desenlace del encuentro. Tienen más motivos de peso para el lamento los blanquiazules en honor a la verdad. La primera parte fue desquiciante. En el césped había elementos futbolísticos de alto nivel, pero no sucedió lo mismo con el colegiado, que desentonó en casi todas las acciones importantes. Dos goles anulados que parecieron legales y una amarilla ahorrable a Keidi Bare que a la postre fue determinante.

Es difícil realizar un análisis acertado del encuentro con tantas anomalías durante la primera mitad. El fuera de juego de Iván Alejo fue bastante riguroso en la acción en la que marcó Keidi Bare. El albanés fue el asistente para Adrián en el segundo tanto blanquiazul tras un córner. Que salió por la línea de fondo, indicó el asistente.

A pesar de todo, el Málaga no perdió la cara al partido. Casi todo lo relevante tuvo como actor principal o de reparto al debutante Iván Alejo, que se marchó por la zona mixta pidiendo respeto pero escapando del charco de señalar al colegiado directamente. Lo cierto es que el extremo fue un espectáculo y no se echó en falta a Ontiveros. Acabó rendido el recién llegado, que entró por una banda, por la otra, disparó, sacó faltas, córners... Invita a soñar.

Muñiz en rueda de prensa intentó no escudarse en la actuación del árbitro y habló de fútbol. Mientras Málaga ardía, el asturiano huyó del drama. Pero sabe que el punto es un botín menor, sobre todo porque se escapan cuatro en dos citas consecutivas en casa. Volvió a verse un equipo blanquiazul, conviene resaltar, con ganas de mandar y de resolver lo antes posible.

Las Palmas tuvo su momento, pero no supo traducirlo en grandes ocasiones. Tras la expulsión de Deivid todo terminó de enrarecerse. Quemó naves el asturiano tirando de Harper y Seleznov. Poco o nada aportaron los delanteros de refresco. Especialmente sangrante es la baja forma que muestra el ucraniano. Muñiz también normaliza su situación y su rendimiento. Lo que pasa es que la competición no da descanso a nadie y el que pierde el compás pierde uno, dos, tres puestos.

Porque así es el fútbol, que acentúa en esta Segunda caníbal algunas de sus múltiples caras. Para lo bueno y para lo malo. No es tan distinto a la vida.

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