Dortmund: un silencio distinto siete años después
La Bundesliga regresó y dejó la impactante imagen de un casi vacío Westfalenstadion
Hay silencios que ensordecen. Levantó el telón la Bundesliga en plena pandemia del coronavirus COVID-19. Fútbol de competición pero a puerta cerrada, con los testigos justos para que el show pueda continuar a pesar de todo. Impacta el Westfalenstadion -bautizado publicitariamente Signal Iduna Park- regado por los sonidos puros del balompié cuando no está presente el aficionado. Uno de los feudos más ruidosos y espectaculares del mundo, prácticamente mudo. Pocas veces ocurrió. En otras circunstancias, en otra vida se podría llegar a decir, el Málaga también logró callarlo, aunque los aficionados (alemanes y españoles) sentían la piel del vecino.
Aquella aciaga noche de Dortmund -siete años hizo en abril- dejó imágenes icónicas. La afición de la incontenible Muro Amarillo regaló un tifo para la historia. Hervía la casa amarilla y negra. Llegó el partido, vibrante (más allá de todo lo que sucedió), y el Málaga consiguió silenciar a los alemanes y lograr que sólo las voces malaguistas rompieran la quietud. Gargantas y almas. Habrá que acostumbrarse a su ausencia.
El Signal Iduna Park es una obra de ingeniería majestuosa que un día antes de la cita enseñaba una acústica que erizaba la piel. Retumbaba cualquier voz en esa previa de Champions, mientras fotógrafos, cámaras y redactores giraban sus cuellos hasta completar 360 grados de admiración ante un templo del fútbol (fobias posteriores aparte) y su eco cómplice. Impresionaba más vacío que lleno, que ya es decir.
Imágenes como las que deja la Bundesliga en este inédito regreso parecen aquellos entrenamientos con público. Quien dice Dortmund, dice Liverpool. Quien dice De Kuip, dice San Mamés. O La Rosaleda, faltaría más. Duele, de cualquier forma, que el You'll Never Walk Alone ahora más que un cántico sea una promesa rota. El fútbol vive, la lucha sigue.
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