"Entrenaba con Joaquín, Villa o Mata y no le daba importancia; ahora voy a entrenar y soy un niño feliz"
Entrevista a Aarón Ñíguez, jugador del Málaga CF
Extensa entrevista con Aarón Ñíguez, un hombre de mundo y diferente con historias para escribir varios libros
"Para mí un ascenso es más grande que jugar la Champions League", afirma
"Ojalá lleguen más 'Antoñines', los canteranos se tienen que comer el mundo", desea
Aarón Ñíguez Esclápez (1989) pasa la cuarentena por el coronavirus lo mejor que puede junto a los suyos. Pocos días antes, pudo compartir una hora de charla con Málaga Hoy y descubrió a un viejo lobo de 30 años que nació con un balón bajo el brazo. Su estética, sus gestos, sus pasos, son algo distintos a los que acostumbran a dar otros. Hijo (de Boria) y hermano de futbolistas (de Jonathan y Saúl), ha trotado por el mundo y se ha convertido en alguien más sereno que disfruta el ahora y saca el máximo partido a las pequeñas cosas.
–¿Es difícil ser natural siendo futbolista?
–Yo soy uno mismo. A veces tienes que decirlo porque solemos hablar de lo mismo, pero hay que intentar salirse de estos tópicos.
–Una vez dijo que la felicidad está en un rondo.
–Y tanto. Como ahora mismo. Para mí ahora mismo entrenar es la Champions League. Es como cuando debuté con el Valencia. Vengo de una situación complicada, de estar apartado de los terrenos de juego a nivel de competición. Eso es duro para un futbolista. Después de tantos años vividos y llegas a cierta edad y ves que se te puede acabar… Ahora tengo la oportunidad, aunque ya me la dio el Lugo de estar en dinámica de equipo. Para mí, entrenar... soy el niño más feliz.
–¿Firmaría volver atrás con lo que sabe ahora?
–Sí, eso lo he escuchado muchas veces y siempre pensaba ‘otra vez lo mismo’, pero ahora sé cuánta razón tienen. Hay cosas que ahora le das un valor que no le daba antes.
–¿A qué le está dando más valor?
–A los entrenamientos, desde que me lesioné en 2009. Antes era un chaval que, bueno, tenía talento, despuntaba, iba a la selección. Me divertía pero no le daba importancia o veía lo bonito que era ir a la selección, estar donde estaba, entrenando con el primer equipo, con gente como Joaquín, Villa, Silva, Mata, Baraja, Albelda… Me sentía uno más, pero no le daba importancia tampoco. Desde la lesión, cualquier rondo o estar con el grupo es algo espectacular.
–¿Y eso que viene de cuna futbolera?
–Sí, he tenido un padre futbolista, un hermano mayor [también uno pequeño, Saúl], pero como decía mi padre, hasta que no te pasa no te das cuentas de las cosas. Te pueden estar diciendo ‘por ahí no’ o ‘esto no es así’, pero hasta que tú mismo no las pasas…
–No se aprende de oído.
–No, tienes que vivirlo.
–¿Cómo era esa infancia en un ambiente tan futbolero?
–Mucho fútbol. Mi padre ha gastado muchísimo tiempo en nosotros, en ser disciplinado. Hacíamos siesta siempre, nos íbamos a la cama a las 22:00. Para él el descanso era obligatorio. Veías a tu panda de amigos por ahí y tú, a dormir. Con el tiempo le das valor. Comer bien, descansar bien, es una rutina diaria y fuera de eso me siento extraño.
–¿Desde qué edad?
–Desde que tengo uso de razón. Mi padre ha gastado muchísimo tiempo, kilómetros, sacrificios. Hay veces que muchos padres lo hacen y no tienen la fortuna de que llegue el éxito, pero yo creo que cualquier padre lo haría.
–Tener esos hábitos ya es un éxito.
–Por supuesto, más allá de llegar a profesional o no, de poder vivir de esto o no, es un avance. Hoy en día es fundamental. Hay jugadores muy buenos, pero creo que el futbolista que lleva esto a la perfección es el que da un salto de calidad más y marca la diferencia. Creo que el mejor ejemplo lo tenemos en futbolistas como Messi o Cristiano, que llevan 15 años siendo los mejores en esto. Años atrás no se veía y creo que es porque son muy profesionales y muy disciplinados en ese sentido.
–Se valora poco esa cara B.
–Eso no se ve. Eres futbolista las 24 horas del día, no sólo las dos de entrenamiento. Es el entrenamiento invisible, comer, llegar a casa, descansar. Si tienes nenes, hasta cierto punto puedes estar con los niños, porque desgasta. Tienes que tener también la mente tranquila, no sólo es lo físico. Sólo la familia y los cercanos lo sufren. El fútbol es un estilo de vida y si quieres vivir de esto tienes que sacrificar cosas que la gente no ve. Yo soy padre y lo sufro. Me encantaría a lo mejor estar tirándome en el suelo o irme con él a la playa, y no puedo. Tengo que ceñirme a lo que puedo porque sé que después tengo que rendir.
–¿Su padre lo hacía pensando ya en que llegaran a profesionales?
–Puede parecer un método antiguo, pero tengo claro que él quería que viviésemos del fútbol porque sabía lo bonito que era esto. Él no tuvo la suerte de tener un padre, era obrero hasta los 17, compartió la obra con el fútbol profesional. Tuvo que hacer grandes sacrificios, pero vio que el fútbol le dio tanto que quiso trasladárselo a sus hijos. Crecí con muchas herramientas para darnos el camino más llano posible para llegar a donde hemos llegado.
–¿Era obrero de la construcción?
–Sí, hasta los 17 años que le hicieron contrato profesional. Iba por las mañanas, entrenaba y luego volvía a la obra.
–¿A usted le habría gustado ser otra cosa?
–No. Comparto aficiones y demás pero no conozco otra vida que no sea ligado al fútbol. Igual que mis hermanos. Un círculo muy futbolero y salirnos de ahí nos trastoca.
–Su hermano mayor sigue en activo.
–Sí, está cedido por el Elche en el Alcoyano, en Tercera. Un equipo mítico de Segunda B, ahora le lleva 11 puntos al segundo y ojalá pueda subir.
–Se suele escuchar eso de tal jugador era bueno, pero el hermano era mejor, ¿es su caso?
–Bueno, no me gusta la falsa modestia, me gusta ser muy natural. Es verdad que en categorías inferiores hasta la sub 21, yo despuntaba mucho. En esas edades el que mejor ha rendido he sido yo. Me costó mucho el cambio a profesional. Luego Saúl no estaba a mi nivel en categorías inferiores, pero en el mundo profesional, me impactó lo bien que rindió ya en su primer año en el Rayo Vallecano.
–¿En qué le ha mejorado ser un trotamundos, como futbolista y como persona?
–En muchos aspectos porque conoces a muchísima gente, muchísimos jugadores, culturas, religiones. Te hace abrir la mente. Vengo de Malasia, que es totalmente diferente en estilo de vida. Siempre intento sacar las cosas positivas. Es verdad que he dado muchas vueltas por distintas circunstancias. Muchas eran cesiones del Valencia y luego no me he asentado en ningún sitio, pero siempre saco las cosas positivas. En cada club y sitio que he estado, he sido feliz, he disfrutado muchísimo y he tenido el cariño de la gente. He tenido mucha suerte en ese sentido.
–¿Ha aprendido a convivir con la derrota?
–Al principio le daba muchísima importancia. Cuando perdía, empataba o tenía un mal partido, tenía el cable cruzado dos o tres días. Después he aprendido que lo que pasa en el terreno de juego ya no se puede hacer nada, te queda la gestión mental de ver en qué se puede mejorar, pero no llevarlo a casa. Cuando toque entrenar, a trabajar más.
–¿Cómo fue lo de Malasia?
Salgo de Oviedo porque la oferta económica era muy importante. Cuando te vas al mundo asiático es por eso, una oportunidad muy buena para la familia además. También era el club más importante de Asia, jugaba la Champions asiática, otros alicientes, otra cultura. Agradezco también que el Oviedo puso de su parte. Yo estaba feliz y contento allí. En Malasia, bueno, la vivencia muy bien porque vives experiencias espectaculares. En lo deportivo es habitual que los extranjeros entren y salgan rápido. Me tocó quedarme sin ficha. Allí la liga es de enero a diciembre. Tenía firmado otro más, pero no iba a esperar, quería sentirme otra vez futbolista.
–¿Y el contraste cultural?
–Choca. En igualdad van muy retrasados, el hombre está por encima de la mujer y es triste verlo. Pero también están en plena evolución. Cuando los extranjeros van allí, en el sentido del fútbol, te toman como un aprendizaje. Nos toman como de ejemplo para todo. El fútbol está ayudando allí a la igualdad del hombre y la mujer. En cuestión de alimentación, ellos tienen sus hábitos, comen muchos con las manos, no usan los cubiertos. Cultura y religión diferente que al principio te impacta, pero cuando estás allí lo ves hasta natural. Se vive muy bien. El contraste de Singapur a Johor era bastante alto. Singapur es lo tecnológico, lo último. Malasia era un poco más, en cierto modo, aldea pero bonita y preciosa, aunque también tenía nuestra ciudad que era un poco más como Singapur.
–¿Qué se hace allí con el tiempo libre?
–Allí ves monos y serpientes como aquí ves perritos. Me gustaba mucho hacer trabajo físico, conocer sitios, mejoraba el inglés, trabajaba en un proyecto que tengo con mis hermanos. No me gusta estar quieto, me gusta conocer mundo e intento adaptarme a todo.
–¿Se puede saber algo más de ese proyecto?
–Todavía no, pero lo vamos a lanzar en breve. Siempre saco lo positivo y esto me ha dado el poder avanzar en el proyecto. Intenté aprovechar ese tiempo.
–¿Qué club le ha marcado más de todos?
–Por supuesto, mi casa, Elche. Lógico y normal. Mi casa, mi ciudad, mi pueblo, mi tierra, un ascenso a Primera División, fue todo redondo. Pero como dije antes, he sido muy afortunado en cada club que he estado. No puedo hablar mal de ninguno para nada. También el Valencia, donde estuve toda mi infancia, me ha curtido como futbolista y como persona.
–De las mejores cosas que se han vivido en Málaga está escuchar el sonido de la Champions y, por supuesto, los ascensos. ¿Usted que sabe qué son ambas cosas, es capaz de elegir?
–Yo diría que un ascenso, porque creo que la diferencia es mucho más grande. Sea la categoría que sea. El salto que hay es abismal. Y el impacto que tiene para el club y la ciudad lo que le rodea es brutal.
–Hay gente al que ese tipo de logros les parece poca cosa. Pero los que lo viven lo guardan como tesoros.
–La Champions League para algunos clubes es un play off. Cada uno tiene que saber en el sitio que está. No se puede equiparar uno con el Madrid. Cuando el Málaga estuvo, pues sí que podía soñar y por eso llegó donde llegó. Aquel Málaga era brutal, todo el mundo se reconoce un poco ahí y se hizo un poco malaguista.
–Además de ese ascenso, con el Elche también vivió un descenso administrativo. Pocas cosas debe haber más frustrantes para un profesional. ¿Qué puede contar de aquello?
–Fue jodido. Recuerdo que estaba en casa cuando me llegó la noticia. Yo soy de Elche y, lógicamente, ese verano estuve en el estadio casi todos los días para ver si podía ayudar. Cuando deportivamente consigues el objetivo y ves que por una mala gestión se pierde todo… Ya no sólo para los jugadores, sino para una afición que había conseguido un ascenso después de 25 años y nos lo quitan como nos lo quitaron… fue duro. Ojalá que eso no pase más, es doloroso.
–Tras lo vivido en el Elche y dadas las circunstancias, ¿no dudó en firmar por el Málaga?
–No, porque lo mío es el presente inmediato y para mí era una oportunidad única. Para mí ya fue un logro firmar con un club y tener ficha, estar apto. Mi siguiente luchar será estar en una convocatoria.
–¿Qué le decía Pellicer?
–Me transmite tranquilidad, confianza y cuando toque, a ponérselo difícil. Llegué a un gran club, con grandísimos jugadores.
–¿Ha imaginado su debut en La Rosaleda?
–Sí. El último partido fue espectacular. Me recordó cuando estaba en el Oviedo, Tenerife y competía.
–También dijo una vez que admira a los que juegan hasta los 36, ¿se ve con esa edad y compitiendo?
–Eso quiero. Vivo por y para el fútbol. Voy a poner todo de mi parte para tratar de alargar mi carrera y disfrutar de este deporte lo máximo posible. Antes el futbolista no tenía los profesionales que tenemos ahora, los fisios, la preparación, la alimentación… Por eso antes se retiraban a los 30 o estaban muy cascados. Hoy en día ves a uno de 30 ó 35 rindiendo como cualquier chaval. Dice mucho del jugador pero también de la evolución del fútbol. Ahora los 30 son casi la mejor edad para el futbolista.
–Se habla mucho de los veganos, como es su caso y el de otros deportistas de élite, pero también hay cierto desconocimiento.
–Es un tema complejo porque mucha gente desconoce lo que es ser vegano y lo que te puede aportar tener una dieta vegana. Hay que tener respeto por todas las personas. Yo lo soy como quien no lo es, pero no me gusta el sufrimiento animal, creo que una alimentación vegana es mucho más productiva y positiva para un alto rendimiento y además cuidas el medio ambiente. Falta información. En estos últimos años se ha puesto un poco de moda, pero sea por una cosa o por otra, la gente va siendo un poco más consciente de cuidar su alimentación. Hemos vivido en un mundo de mucho ultraprocesado, de mucha comida basura. Como estamos ahora mismo, la salud es lo primero y creo que hay muchos motivos de por qué soy vegano.
–¿Cómo descubre ese camino?
–Es un proceso. Desde hace tres años me voy tomando la alimentación mucho más en serio. Empiezo a informarme, veo documentales, me reúno con profesionales y demás. Desde entonces tengo un nutricionista a mi lado, trabajando conmigo. Empiezo a gustarme, a moverme, a coger conocimientos de lo que es, de lo que hay y al final empiezo a entender que no me hace falta hacer daño a ningún animal, que la aportación nutricional fuera del mundo animal es mucho mejor y mucho más sana, a nivel de salud me mejora y ayudo al planeta. Por eso tomo esa vía. Yo no quiero empujar a nadie, que cada uno coja sus conocimientos. Yo lo respeto. Yo voy a comer y hay gente comiendo carne y no pasa nada. Me tienen que respetar a mí también. Sí es cierto que a mis padres se lo intento inculcar porque es lo mejor para la salud. Es un proceso largo, venimos de muchos años en los que la industria lo ha creado de esta manera. Pero lo importante es la salud y creo que una de las vías es ser vegano.
–Siempre que alguien se sale del carril, parece que lo tiene todo en contra.
–Es la industria, la sociedad que te hace ver eso, que los niños pequeños coman galletas, phoskitos, bollicaos… todo ultraprocesados y azúcares como si fuera lo normal cuando no lo es. Lo mejor es comer fruta, legumbres y cosas guays. Mucha gente piensa que lo vegano es bueno por sí mismo y no siempre lo es. El azúcar y los fritos entrarían dentro. Está más cerca de ser saludable pero también puedes comer fatal.
–Pasamos a algún nombre propio. ¿Aquí lo tiene más fácil con David Lombán?
–Sí. David, Adrián… Con Lombán he estado muchos años, desde la cantera del Valencia, también tuvimos la suerte de jugar en el Elche y ahora aquí. Al final nos hicimos amigos íntimos, hemos mantenido el contacto siempre.
–Un profesional ejemplar.
–Me junto con buena gente [risas].
–En esa hornada del Valencia había buenos futbolistas…
–Y eso que descendimos de Segunda B a Tercera. Todos estábamos entrenando con el primer equipo, sólo íbamos a jugar. Pallardó, Pablo Hernández, Javi Guerra, Lombán, Jaume, Montoro, Guaita, yo… En la primera vuelta estábamos entre los primeros y al final descendimos. Pero los filiales están para curtir futbolistas para el primer equipo.
–Aquí pasa un poco lo mismo ahora y el primer equipo necesita suministrarse de chicos de la cantera.
–Yo cuando estaba en el filial tenía por delante a Joaquín, Mata, Villa, Vicente… Si en vez de esa época me pilla quizás la de Koeman igual hubiese tenido más oportunidades. El joven tiene que apretar y trabajar porque nunca sabes cuándo te va a llegar la ocasión. Ahora mismo los que están con nosotros tienen que comerse el mundo. Un partido bueno en La Rosaleda te da… Si fuésemos 25 profesionales habría más competencia y sería más complicado. Aprovéchalo.
–Ahí está Antoñín, ya en Primera.
–Es el mejor ejemplo para todos. El fútbol da muchas vueltas. Ojalá lleguen más Antoñines, que eso es lo más bonito del fútbol.
–Usted siempre admiró a Ronaldinho.
–Un futbolista que me ha inspirado y que para mí ha sido el mejor que he visto o a quien más he querido parecerme. Tuve la suerte de conocerlo y de hacer un anuncio del Joga Bonito porque nos patrocinaba la misma marca a Giovani dos Santos, Bojan y a mí. Un tío espectacular. Luego coincidimos en un amistoso Glasgow Rangers-Milan, me lo cruzo y me dice: ‘¿Pero tú qué haces aquí?’. Me reconoció, imagine lo que supuso para mí eso. Tuve la fortuna de conocer a mi ídolo.
–No le ha terminado yendo muy bien la cabeza.
–La vida personal de cada uno, si no la conoces, no voy a dar opinión. Es una lástima porque me habría gustado disfrutar mucho más de él. Cada persona es un mundo.
–Pero es difícil ver caer a alguien que has admirado tanto.
–Mucho. Y siempre quieres que se levante y siga, siga, siga. Pero nunca sabes. Nunca sabes lo que ocurre detrás de una gran estrella. La persona que parece que lo tiene todo, a lo mejor no es tan feliz.
–Más allá de su padre y Ronaldinho, ¿qué otros referentes tiene o ha tenido?
–En las categorías inferiores iba mirando al de arriba. Hay gente que no ha llegado y en esos momentos me encantaba por cómo jugaba o su forma de ser. También los entrenadores que he tenido. Cojo conceptos que me gustan de todas las personas en cada momento.
–¿Cuál es el mejor futbolista que ha visto pero no ha llegado a estrella?
–Uno de mi infancia, Guillermo Pérez, que llegó a jugar en Segunda División. Pero en las categorías inferiores del Valencia era una cosa espectacular. Pero así tengo muchos, desde alevines, pero si tengo que destacar a uno, él.
–¿Ha regañado alguna vez a un compañero joven por no pararse a firmar un autógrafo o hacerse una foto?
–A compañeros, no, pero a mi hermano Saúl, sí. Cuando empezaba y no jugó un buen partido y podía estar cabreado le dije que tenía que firmar a la gente. Porque hemos sido niños. Cuando era niño Rubén Baraja me ayudaba en todo y una vez me trajo las botas de Aimar. Un simple gesto era algo espectacular. Gente que se ha desplazado, gente que te admira o que quiere algo tuyo, no te cuesta nada firmar. Un referente, cuando yo iba con la selección, es Zidane, que jugaba en el Real Madrid. Algunas veces entrenaba en Las Rozas y después se pasaba una hora y media firmando. Esto ha sido una cadena primero de mi hermano a mí y ahora ambos a Saúl. Queremos que se recuerde por buen futbolista pero también por ser gente cercana y humilde, con los pies en el suelo.
–Dos de los mejores tipos y más humildes que han pasado por Málaga han sido Van Nistelrooy y Santa Cruz, por poner ejemplos.
–Al final somos futbolistas, nos admira mucha gente, movemos mucho, pero también somos personas y hemos tenidos nuestros ídolos. A mí que Nino, cuando era un enano, sólo cruzármelo era… imagine si viene y me da la mano.
–Y a la persona que hay detrás de este futbolista, ¿qué le gusta hacer?
–Compartir tiempo con los míos, ser feliz, disfrutar. La vida es muy corta y muy dura. He sido niño, he sido tonto, he crecido, he gastado dinero en cosas materiales que ahora no y lo más importante para mí es estar tiempo con los míos, eso es a lo que más valor le doy.
–¿Y alguna afición más?
–Me gusta ver surfear. Yo surfeo cuando puedo. En Malasia tenía Bali cerca y no estaba compitiendo, por lo que podía hacerlo mucho. Me gusta todo lo que tenga que ver con el mar, me distrae, me da paz, calma. Me gusta aprender cosas, sobre todo relacionadas con el fútbol, no olvidar el inglés, ver cosas que me llamen la atención. Pero ante todo, disfrutar el momento. Hoy estoy en Málaga, pues a disfrutar de todo lo que tenga a mano.
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