Entrevista a David Dóniga: "No creo que el Málaga vuelva a pinchar en La Rosaleda"

Repaso a su etapa en Panamá, su relación con Dely Valdés y su fe en Sergio Pellicer

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David Dóniga, en un partido de la Copa Centroamericana. / Efe

David Dóniga (Torrejón de Ardoz, 1981) fue ayudante de Víctor Sánchez del Amo en el Málaga. Desde entonces sintió un flechazo que convirtió la Costa del Sol en su casa. Se siente un hijo adoptivo, también del malaguismo, que lleva por bandera. Sueña algún día con sentarse en el banquillo de La Rosaleda, pero eso será cuando termine de formarse como entrenador. Aventurero, regresa de hacer una gran labor en el Atlético San Miguelito de Panamá. Ahora se le abren puertas en América y Europa. Un interesante repaso de un amante del fútbol que habla en plural porque sabe que solo no se consigue nada.

-Ya de vuelta en España, ¿cómo ha sido esta nueva experiencia en Panamá?

-Ya estuve con la selección. La idea era dar un pasito más en la carrera. Ya había pasado también por Ecuador, un equipo que luchaba por el descenso y lo metí en la final de Copa contra el todopoderoso Independiente del Valle, ahora Panamá me ofrecía la posibilidad de jugar la Copa Centroamericana, que es como la Europa League de aquí y me daba la opción de pelear por un título. Ese salto de calidad es complicado, lo sabemos por el Málaga, tienes la obligación de ganar todos los partidos para estar arriba. Esa complicación te da un nivel superior como entrenador.

-¿Qué es lo mejor que extrae de su paso por el Atlético San Miguelito?

-La necesidad de ganar siempre, es un escalón más. La exigencia de tener que ganar todos los días porque cuando empatas, te caes, es potente y saca lo mejor de ti. También te hace encarar de otra forma los partidos, de plantearlos. Y la Copa Centroamericana, por supuesto, son cuatro partidos contra equipos de mucho nivel. Nos tocó en el grupo jugar contra el Liga Deportiva Alajuelense, con Borges, Campbell, que es un viejo conocido de aquí (jugo en el Betis y el Villarreal)… Al final fue el campeón del torneo. Ganamos dos partidos de cuatro y al Alajuelense estuvimos a puntito. Nos ganó en el descuento y antes tuvimos una para ganar nosotros. Da también una referencia de a qué nivel estoy como entrenador.

-Debe ser un contraste chocante en cuanto a instalaciones y profesionalidad.

-Lo que saco de esa complejidad es que ganar en cualquier liga de primera división es muy complicado. Aunque pienses que hay ligas de mayor y menor nivel, te tienes que adaptar en muy poco tiempo a un país en muy poco tiempo, a un contexto desconocido. Aunque yo conociera algo Panamá, no es lo mismo que trabajar en la selección. La igualdad entre jugadores es muy grande. Son futbolistas de máximo nivel de su país que están locos por salir o llegar a la selección, quieren romper esa barrera. La igualdad es exagerada, es una liga corta con dos grupos de seis que se enfrentan entre ellos y luego con el grupo, como en la MLS. Una derrota te descuelga, no puedes dejar de ganar. Ha sido complicado, no lo voy a negar. Con más tiempo las cosas no habrían sido tan precipitadas, pero firmé seis meses con el objetivo de luchar por el título, sabía a lo que iba. En cuatro semanas estábamos jugando liga y en dos la Copa Sudamericana. Todo rápido, como es Sudamérica, todo express.

-¿Ahora dónde le va a llevar el fútbol?

-Tenemos toda la maquinaria trabajando. El fútbol es volátil para los técnicos y tenemos que tener esa capacidad para volver a retomar un proyecto tras salir de otro. Sudamérica se ha abierto otra vez. Ecuador puede volver a ser un país donde recalar, Colombia, Perú, también la opción de Brasil a medio plazo es una opción que me gusta. Centroamérica, por supuesto, que es el último destino en el que he estado. En Europa tengo algunos destinos que ya sonaron el año pasado: Chipre, Portugal, países del Este. Y luego abierto a cualquier sitio en el que ya haya estado como Kuwait, Emiratos Árabes o España.

-¿Cómo lleva la evolución de ser ayudante a primer entrenador?

-La organización de mi trabajo está muy sistematizada porque desde mis inicios he ido absorbiendo de técnicos de muchos perfiles y marcando una pauta muy clara de cuál es mi sistema, mi metodología. Tanto a la hora de organizar la información como a la hora de trabajar. Las experiencias me están dando un feedback positivo de que lo que yo planteo funciona. Las cosas que no salen también te dan información para que el sistema se retroalimente. A nivel organizativo estoy muy contento. A la hora de llevar un grupo de trabajo todavía no he podido llevar un grupo fuerte, pero sí que nos adaptamos bien a los cuerpos técnicos que nos dan los clubes. A nivel de metodología estoy siendo capaz de transmitir lo que quiero a jugadores de toda índole, con diferencias educativas y de formación. No es lo mismo en Europa, la fortuna que tenemos de tener una educación de máximo nivel desde los tres años. Fuera no toda la gente estudia ni estudia tantas horas. Eso influye mucho en la asimilación de conceptos a nivel táctico. Luego te das cuenta de que los que son profesionales en todo el mundo, lo son por algo. Este año aprendí mucho en Panamá de cómo tener el control del juego protegiéndome tras pérdida, que es un aspecto táctico que me parece fundamental, sobre todo en ligas en las que se abren más los partidos.

-No deja nunca de seguir al Málaga, ¿cómo lo está viendo este curso?

-Hablaba con unos amigos de la importancia de tener fe en el trabajo. Fe me lleva a cosas incontrolables, pero hay que tener confianza en lo que se hace. El trabajo está, los resultados no le están dando para ser primeros pese a ser buenos, pero hay que estar tranquilos porque la liga es muy larga. La información que te dan los partidos que no ganas en casa servirán para reforzar medio plazo. Estoy convencido de que esos partidos no se van a volver a dar, va a ser complicado que el Málaga vuelva a pinchar en casa y sumará todo lo que saque fuera. Los rivales de arriba pincharán, en una categoría tan complicada no es fácil mantener tanta regularidad, ahí es donde se va jugar el liderato junto con los duelos directos.

-Estará viendo el espectáculo que está siendo la afición en La Rosaleda…

-Si me tengo que quedar con algo de Málaga, es con esa imagen del Frente despidiéndonos después del play off… Eso es una imagen que marca lo que es esta ciudad. Llenar La Rosaleda en Primera Federación es para estar orgullosos. Se me ponen los vellos de punta de pensarlo. La ciudad está volcada con el equipo, que tiene una historia detrás, y se merece volver a donde tiene que estar.

-¿Se habla del Málaga en Panamá? El nexo de Dely Valdés es potente.

-El referente del fútbol panameño junto a Rommel Fernández. También los jugadores que llevaron a la selección al Mundial de 2018. Pero Dely es Dely. He tenido la fortuna de jugar contra él, hablamos. Ser colega de profesión de un mito de la infancia al que has visto marcar goles de todos los colores: de chilena, de cabeza, con ese salto y ese remate de primeras… es una maravilla. Va transmitiendo malaguismo por todas partes, todo el mundo sabe que tiene una casa en Málaga, que se va de vacaciones…

-A ver si algún día en Panamá y España también se habla de David Dóniga.

-A ver, estamos convencidos del trabajo que estamos haciendo. Hablo en plural porque tengo gente detrás conmigo, que está cada día aguantándome y soportándome, ayuda diaria, porque estamos 24 horas vinculados a esto. Luchando por dar esos saltitos que nos acerquen a retos superiores. España es mi sitio, mi casa, Málaga también lo es de adopción. Ahora el equipo tiene muy buen entrenador y muy buen cuerpo técnico, que están donde tienen que estar. Nosotros, estoy convencido, en el futuro, vamos a tener la oportunidad.

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